
Era el Gilbo otro incunable de la montaña leonesa pendiente desde hacía mucho. Demasiado. Y la disculpa siempre era la misma. Mucho viaje para tan poca ruta. Gran error. No deberíamos valorar una ruta por su distancia, desnivel o dificultad, sino simple y llanamente, por su belleza y de eso al Gilbo le sobra. La ascensión resulta tan entretenida como preciosa y el entorno es indudablemente de lo más guapo que podemos encontrar en León. Por ponerle un pero diré que parece haberse puesto de moda. La ruta está muy publicitada, es muy accesible y sin duda resulta atractiva, lo que hace que tanto el recorrido, como la cumbre, puedan verse muy concurridos.