A veces solo hay que cambiar el enfoque,
para que lo de siempre, se vea diferente.
El sol se elevaba sobre la bahía,
iluminando un mundo que parecía contener la respiración,
pues la tormenta aún descargaba cerca y el aire era eléctrico.
Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos
y el horizonte se corre diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine,
nunca, nuca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve, para caminar.
Ventana sobre la utopía
Eduardo Galeano
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