La mejor presentación del libro la hace el propio autor cuando escribe “Viajé al sur de Arabia justo a tiempo. Otros irán allí a estudiar geología y arqueología, los pájaros, plantas y animales. Volverán con resultados más interesantes que los míos, pero nunca llegarán a conocer el espíritu de la tierra ni la grandeza de los árabes”. Y es que Wilfred Thesiger recorrió el “Territorio Vacio” la zona desértica de Arabia entre 1945 y 1950, justo cuando los primeros descubrimientos de petroleo ya amenzaban con cambiar para siempre Arabia y a los arabes bajo el peso de los petrodolares. Los viajes los realizaba unas veces bajo la disculpa de realizar investigaciones sobre las plagas de langostas y otras pagados directamente de su bolsillo, pero siempre por puro placer, deseoso de conocer aquellos vastos espacios y compartir viaje, alegrias y sobre todo penalidades con sus compañeros de viaje, los bedu, y entre ellos, principalmente los rashid. Dos se convertirían en sus principales compañeros Bin Kabina y Bin Ghabaisha.
El propio Thesiger era consciente de que, muy a su pesar, sus propios descubrimientos sobre el desierto servirian después para que otros occidentales llegaran alli con fines menos inocentes que los suyos.
Durante sus viajes, sufrió sed, hambre, el calor y el frío extremo del desierto y sobre todo el rechazo de muchos bedu por su condición de infiel, por ser un cristiano, un impuro en tierras de musulmanes.
Os pongo dos párrafos que creo que ilustran bien lo que es el libro:
“Varias personas dormían con las caras tapadas por los turbantes. Subí una pendiente que había sobre nuestro campamento y bin Kabina se reunió conmigo. Yo tenía hambre: había tomado solo la mitad de mi ración de pan incrustado de ceniza la noche antes. El agua salobre que había bebido al atardecer no me había ayudado mucho a saciar la persistente sed. Con todo, el cielo parecía más azul de lo que había estado durante días. La arena era una resplandeciente alfombra colocada a mis pies”
El Territorio Vacio
El Territorio Vacio
“Una noche hubo una tremenda tormenta que comenzó poco después de oscurecer y dio vueltas a nuestro alrededor hasta el alba. En aquella planicie desnuda no había refugio de ninguna clase. Lo único que podíamos hacer era acurrucarnos en el suelo mientras los rayos hendían la oscuridad de las nubes amontonadas y los truenos estallaban en nuestros oídos. Había colocado mi alfombra y mi pellejo sobre el saco de dormir. En otras ocasiones me había mantenido bastante seco pero esa noche el agua caía con violencia intolerable. Me inundaba como un helado torrente. A veces paraba la lluvia y yo me asomaba y veía, recortadas contra la noche, al casi continuo resplandor de los rayos, las oscuras formas donde los otros yacían bajo sus cobertores, como túmulos sepulcrales en una húmeda orilla; y el grupo de empapados animales, agachados con la cola hacia la tormenta. Luego oía el amortiguado martilleo de la lluvia cuando empezaba a caer de nuevo. Tuve la certeza de que alguno de nuestros camellos moriría esa noche pero por la mañana todavía estaban vivos”.
Pues habrá que adentrarse en estos mundo a través de sus lecturas....porque yo creo que d eotra forma ....aún no me atrevo...me parece tierra hostil...pero es un parecer...no lo he experimentado....de todas formas es una cultura apasionante.
ResponderEliminarMe lo leeré, cualquier día por esas montañas.
Abrazote inmenso ya casi de vacaciones, pero aún noooooooooooo, cuanto dura este curso jejejeje
Lo leí hace tiempo y me gustó mucho. Consigue transmitir sus sensaciones y vivencias sin ninguna artificiosidad. Buena recomendación.
ResponderEliminarViendo las fotos y la descripción dan ganas de tenerlo en la biblioteca, muy buena recomendación compañero...esos pioneros...que grandes.
ResponderEliminarSaludos.
Nunca sabremos agradecer a estos pioneros que nos descubrieron otras partes del mundo y que sin ellos no sabríamos las maravillosas culturas que nos rodean. Gracias por la recomendación y me la apunto para mi próxima adquisición en la librería. Un saludo...
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