DATOS DE LA RUTA
- Fecha: 30/12/2024
- Zona: Cordal de Trapa
- Concejos: Sobrescobio y Caso (Asturias)
- Inicio: Rioseco
- Fin: Gobezanes
- Distancia: 19 Km
- Desnivel máximo: 750 m
- Desnivel acumulado positivo: 1.025 m
- Desnivel acumulado negativo: 900 m
- Tiempos: 6 horas
- Dificultad: Moderada. Ruta en general muy sencilla y cómoda, por buenas sendas, con tan solo un corto tramo un tanto tomado de monte bajo para coronar La Carba y empezar a bajar hacia Pumarín.
- Track: cordal-de-trapa-entre-rioseco-y-gobezanes
Aparcábamos una fría mañana a la salida de Rioseco, junto a la pista polideportiva. Allí mismo, cruzando la carretera, tomamos por un camino que nos va a izar a la collada de Acéu.
En Acéu damos vista a la Sierra del Crespón, en la que empezaban a dar los primeros rayos de sol. A la sombra el día era frío y las heladas de las buenas.
Salimos de Acéu por el Camín de la Peña, a veces también llamada la Calzada Romana, aunque lo más probable es que de romana no tenga nada. Precioso camino empedrado que va a ir ascendiendo poco a poco, en un tramo muy cómodo.
La carretera de Tarna y el río Nalón por debajo nuestro.
Al fondo a la izquierda empieza a emerger el Retriñón.
A la espalda vamos dejando las vistas sobre la Sierra del Crespón.
El camino cruza una pequeña horcada junto al Peñón del Caspiu, donde se conserva una placa que recuerda a los represaliados en la Fosa del Caspiu y otra a un vecino de la zona.
Más adelante pasamos junto a las cabañas de los Cazaplinos. Al otro lado del valle lo que ya se empieza a ver al fondo es el Collargayos.
A la altura de Anzó, el camino dobla en un crestón, un paso precioso por cierto, y pasa junto a la fuente la Llera.
Poco después dejamos a la derecha el ramal que sigue a El Caneyu, para tomar otro que, de frente, se dirige a Gamonal.
Toca un repecho duro pero que a cambio nos eleva para regalarnos ya las primeras vistas sobre las heladas praderías de Pumarín, por donde cruzaríamos más tarde.
Salimos del fondo de la vaguada y cruzamos una primera collada, la de Gamonalín, para seguir después a las cabañas de Gamonal.
En Gamonal haremos una breve parada para disfrutar de las vistas.
Y es que merece la pena subir un poco por encima de la cabaña y asomarse al valle del Nalón, con Rioseco bajo nosotros y el valle de Soto al fondo, bajo la Sierra del Crespón.
Rioseco, donde ya daba el sol.
A lo lejos, el Macizo de Peña Ubiña en toda su extensión.
Y la Xamoca a la izquierda, con la Carba a la derecha.
Desde Gamonal podríamos continuar por la senda que corta a media ladera para ir directos a Pumarín, pero nosotros optamos por seguir la senda que gana altura hacia el colláu la Faya.
La senda recorre el cordal por arriba con un tramo muy guapo al cruce de un crestón. Allí la senda pasa sobre una estrecha plataforma.
Buenas vistas sobre Pumarín, a donde iremos después.
Y un pequeño grupo de venadas que espantamos de camino.
La senda alcanza una pequeña collada, la Collaina, al pie de la cumbre de La Carba (no confundir con la otra Carba, situada al otro lado del collado Unqueru) aunque también parece conocerse como el Picu la Collaina. El desnivel desde la collada es poco y la ganamos para dar vista al norte, a los valles que caen hacia el valle de La Marea, ya en la vertiente de Piloña.
Pumarín a vista de pájaro, con los Picos de Europa al fondo.
Picos de Europa y la Llambria.
El Estorbín de Valverde.
Y una más al macizo de las Ubiñas.
Bajamos de cumbre y retomamos la senda que va a ir bajando hacia los extensos, extensísimos pastizales de Pumarín.
Atrás queda la Xamoca, elevándose sobre Unqueru.
Entrando en Pumarín que íbamos a recorrer de parte a parte, siempre hacia el este.
A la derecha dejamos el valle de la riega Anzó, con las cabañas de la mayá El Caneyu a la derecha de la foto.
Bajando hacia la collada de La Sace, otro punto de paso entre tierras coyanas y piloñesas, aunque debería decir entre coyanas y casinas, pues la cabecera del valle de La Marea pertenece a Caso.
En esta zona íbamos a levantar un buen grupo de buitres, unos 20 más o menos y lo haríamos hasta en cuatro ocasiones, pues parecían ir a posarse justo por donde pasaríamos solo unos minutos más tarde.
Pasamos junto a la estupenda cabaña de Achanes, situada en un lugar privilegiado.
El Caneyu tirando de zoom...
... y La Mata.
Una vista atrás hacia Pumarín, con la Xamoca en el centro. A su izquierda La Carba o La Collaina, de donde venimos.
La Sierra del Sellón al otro lado del valle de La Marea.
Pasamos junto a las cabañas de Torienes y seguimos subiendo hasta alcanzar la cumbre de La Muezca o La Trapa, marcada con un buen vértice geodésico.
El primer término el Busllar, con el Campigüeños y la Carasca al fondo. Entre medias asoma el Tiatordos.
La Xamoca con la Sierra de Peña Mayor por detrás.
Al fondo, la Sierra del Aramo.
El Retriñón
Apenas si paramos en cumbre. Por delante tenemos el largo, pero cómodo cordal de la Trapa que vamos a recorrer en dirección a la Peña el Busllar, aunque no llegaríamos a ella.
El embalse de Tanes por debajo nuestro, con las altas cumbres que limitan con San Isidro, al fondo.
Vamos a seguir hasta el colláu la Trapa, por donde pasa la pista que, a la derecha, baja hacia Prieres. Justo allí, en el collado, pararíamos a comer al sol y con muy buena temperatura para la época del año.
Tras la comida tomábamos por la pista, por la que empezamos a bajar hacia Prieres. La sorpresa del día vendría poco después al dar con una pequeña área recreativa en un lugar tan poco habitual. De haberlo sabido habríamos comido en ella, mucho más cómodos. Poco uso y menos futuro les auguro a esas mesas.
Después seguimos perdiendo metros.
Enseguida se ven ya las casas de Prieres.
Por fin, entramos en el núcleo. Pueblo guapo, con muchas edificaciones arregladas y otras manteniendo llamativos y bien conservados cierres de "cebatu", que cada vez se ven menos.
Cruzamos el pueblo. Apenas tomamos por la carretera la dejamos para seguir por la vieja caleya que desciende a la derecha de la misma y que nos ahorra unos centenares de metros de asfalto.
Tras continuar después un corto tramo por asfalto, tomamos el ramal que a la izquierda nos lleva a las casas de Los Eros.
Salimos del pequeño núcleo de Los Eros por un ancho camino que desciende entre avellanos.
Con un par de revueltas, bien indicadas con postes, el camino se eleva y accede a la foz de Gobezanes. Aquí el trazado va soportado sobre impresionantes armaduras. Un trabajo sencillamente colosal que merece la pena conocer y recorrer.
La traza asciende a cruzar un crestón tras el que inicia un prolongado descenso hacia el fondo del valle.
Conserva su buena hechura en todo momento. Por debajo nuestro vemos pasar la carretera actual, a la que deberemos bajar.
El camino acaba por salir a la carretera, sin llegar a entrar en Gobezanes. En nuestro caso, tomábamos aquí por la carretera en dirección al valle del Nalón, pues la idea era acabar la ruta en el bar de Abantru, donde habíamos quedado para que fueran a recogernos. Allí, mientras esperábamos por el coche, nos tomaríamos la merecida cerveza y después de vuelta para Rioseco y para casa. Os dejo el track.
Un saludo
Cienfuegos
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