07 octubre 2024

Travesía de Cinco Lagunas

Tercera jornada de nuestra estancia por Gredos. Conocer el valle de Cinco Lagunas era uno de los básicos que traíamos en la carpeta y para ello optamos por preparar una travesía entre la Plataforma y Navalperal de Tormes, para lo que dejamos nuestro coche en el aparcamiento de acceso a Cinco Lagunas y quedamos allí con un taxi que nos llevara a la Plataforma. Eso nos permitiría recorrer nuevamente el camino hasta Laguna Grande de Gredos y tomar allí la senda que asciende a la Portilla del Rey para descender posteriormente a la Laguna Cimera, desde la que recorreríamos íntegramente el largo valle hasta Navalperal de Tormes.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 24/07/2024
  • Zona: Sierra de Gredos. Sector Central
  • Municipios: Hoyos del Espino, Navalperal de Tormes y Zapardiel de la Ribera (Ávila)
  • Inicio: Aparcamiento de la Plataforma de Gredos
  • Fin: Aparcamiento de Cinco Lagunas en Navalperal de Tormes
  • Distancia: 24 Km
  • Desnivel máximo: 1.140 m
  • Desnivel acumulado positivo: 990 m
  • Desnivel acumulado negativo: 1.520 m
  • Tiempos: 9 y 3/4 horas
  • Dificultad: Moderada. No resulta una ruta compleja en modo alguno, mas allá de la distancia o desnivel a superar. Si acaso hay que poner algo de cuidado en el descenso desde la Portilla del Rey a Laguna Cimera, ya que se baja sobre un caos de grandes bloques sin senda alguna.
  • Track: travesia-plataforma-cinco-lagunas-navalperal-de-tormes


Solo un día después de haber ascendido el Almanzor, volvíamos a tomar por la senda que nos había de llevar a la Laguna Grande de Gredos. En esta ocasión salíamos un poco más tarde que el día antes, por cuenta del viaje en coche y taxi para preparar la travesía. 


No me extiendo en esta primera parte, que ya tenéis más documentada en la entrada sobre el Almazor. Subimos a buen ritmo y sin pararnos hasta los Barrerones, donde por fin damos vista a las altas cumbres de Gredos, con la Galana al frente y el Almanzor a la izquierda.


La luna aún levantaba sobre la Galana.


Y el Almanzor que tanto nos había gustado - y costado por el calor - el día antes.


Sin embargo los ojos se nos iban más bien al lado contrario del valle, hacia el entorno de la Galana, intentando descifrar el itinerario que tendríamos que seguir en nuestra aproximación hasta la Portilla del Rey.


Iniciamos el descenso hacia la Laguna Grande, parando en la Fuente de los Barrerones a cargar toda el agua que podíamos, ya que no sabíamos si íbamos a encontrar más fuente en todo el recorrido y el día se preveía nuevamente muy caluroso.


Antes de llegar a la altura de la Laguna Grande alcanzamos un cruce de sendas bien balizado. Ya lo habíamos visto el día anterior. En él abandonamos la senda que se dirige al refugio Eola para tomar a la derecha otra que desciende al fondo del valle, cruzando allí el arroyo que se forma con las aguas que descarga la Laguna Grande.


Un tramo precioso este, en el que se pasan por entre varias lagunas menores.


Una vista atrás, al circo de Gredos, con los Tres Hermanitos en el centro.


El valle lo forman aquí amplias placas de granito pulido, que dejan bien a las claras el pasado glaciar del entorno.


Ya en la margen izquierda seguimos una línea de hitos que nos llevan valle abajo. Luego nos daríamos cuenta que seguramente no fuera la mejor senda, que parece ir más alta, pero acabaríamos enlazando con ella igualmente. Una vez salimos a ésta se muestra clara, muy marcada y ascendiendo tras unas revueltas hacia una horcada. 


Trasponemos la horcada y damos vista al valle del Gargantón hacia cuyo fondo deberemos descender.


Bajando al valle ya vemos el siguiente tramo. Toca remontar las Praderas del Gargantón para salirse luego de este valle hacia la izquierda. 



La senda asciende con sucesivas revueltas que hacen el ascenso bastante cómodo. Camino ancho y muy evidente en todo momento. Justo aquí alcanzamos a un grupo grande, el único que veríamos en todo el día. Parecían haber dormido en el refugio y se quedaron en la Portilla del Rey.


Vamos ascendiendo con tendencia a la izquierda, mientras vemos la senda por la que bajamos hacia el Gargantón, con la aguja del Risco Negro, haciendo honor a su nombre, a la derecha. 


Vamos ganando metros poco a poco, aproximándonos a la base de la Galana, aunque no llegaremos hasta ella.  


Superada una especie de collado, donde hacemos una parada para comer algo, la senda pierde inclinación, haciendo el último tramo mucho más llevadero.


Una vista al otro lado del valle nos muestra el descenso desde los Barrerones de la senda que lleva a la Laguna Grande de Gredos. 


Lo que no se pierde es la espectacularidad de la senda. 


Por fin, tras una última curva, damos vista a la Portilla del Rey, una amplia horcada a la que ya había llegado parte del grupo que iba por delante nuestro.


Cruzamos la Portilla para dar vista al valle de Cinco Lagunas y allí, ya nos recibe la primera vista sobre la primera de ellas, la Laguna Cimera, bajo el Picurucho.


Por debajo asoma la siguiente, la Laguna Galana y la parte alta del valle que habremos de recorrer.


La buena senda se acaba en la Portilla del Rey. Desde allí queda un largo descenso hasta la Laguna Cimera sin senda alguna, superando grandes bloques de granito por donde mejor lo veamos, aunque si nos fijamos, el mejor itinerario está bien hitado con montones de piedras.


Hay que perder algo más de 250 m, así que mejor tomárselo con calma y disfrutar del paisaje y de los habitantes del lugar.


Poco a poco la Laguna Cimera se va a ir acercando, mostrándonos su verdadero tamaño. Es con diferencia la mayor del valle. El Picurucho a la derecha de la Portilla de Cinco Laguans.


Por debajo empezaban a aparecer las siguientes, Laguna Galana, Laguna Mediana y al fondo Laguna Brincalobitos.


Al pie de la espectacular cara norte de la Galana, se conservaba algún nevero. 


Poco a poco vamos bajando.



Llegando a la laguna nos vamos hacia la derecha para alcanzar su orilla, casi en la desembocadura de la misma.


A orillas de Laguna Cimera y con vista a la Galana, haríamos una larga parada para descansar, aprovechando para refrescarnos un poco, que el calor ya empezaba a apretar.


Después seguiríamos ruta. La senda está en todo momento bien balizada con hitos de piedras.


Bordearemos la Laguna la Galana por su derecha.


Una vista atrás.


Y casi inmediatamente alcanzamos la Laguna Mediana.


Nueva vista atrás


Por debajo se sitúan casi unidas la pequeña Laguna de Brincalobitos y la Laguna Bajera. 


En la Laguna Bajera encontramos una minúscula sombra en la que aprovecharíamos para parar a comer. Habíamos recorrido ya las cinco lagunas, aunque aún nos faltaba una sexta, la de Majalaescoba.


Tras la comida seguiríamos ruta. El valle pierde aquí altura con fuerza hasta alcanzar una plataforma inferior. 


Una vista atrás de la zona por donde se baja, sobre grandes bloques. Se aprecia a mis compañeros en el círculo.


Nueva vista atrás


Una nueva serie de enormes placas lisas de granito, con su característico tono verdoso. Al fondo aparecía ya la Laguna de Majalaescoba.


El arroyo que va a ir formándose se descuelga aquí en varias cascadas que caen en el fondo de profundas grietas. Más que verlo, lo oyes.


Alcanzamos la Laguna de Majalaescoba o Majada la Escoba. No nos resistimos a parar otro poco y volver a refrescarnos un tanto con sus aguas. Sabíamos que desde aquí nos quedaba un largo recorrido por el valle donde el calor iba a apretar fuerte y tendríamos poca sombra y probablemente nada de agua.


Parecía un safari, allí tumbados en la hierba, casi sesteando, mientras las cabras hispánicas se paseaban a nuestro alrededor o venían a pacer a escasos metros de nosotros.


Por fin nos íbamos a por la última parte de la ruta, la que sabíamos que iba a ser la peor y, por qué no decirlo, la más fea. Por debajo de abre un rectilíneo y monótono valle castigado por el sol. Pues nada, a por él.


Un nuevo corte en el valle nos lleva a bajar a un nuevo plano inferior, donde se localiza un refugio, el Chozo de la Barranca. No me resisto a poner a parir aquí a quienes se consideran montañeros, seguramente incluso amantes de la naturaleza, y luego no se cortan en dejar un refugio lleno de basura y de mierda, así, literal, hasta el punto de volver del todo inservible un refugio que podría suponer el evitarte pasar un mal trago en caso de necesidad.


Desde el Chozo la Barranca el valle se vuelve muy plano. El arroyo se sume y la sensación de "secarral" hacía que el calor se acentuara, debido también a la hora en que atravesamos aquella parte, con el sol pegando de plano. Ni una sombra en un buen tramo que acabaría por hacerle largo y pesado. Con diferencia, lo peor de la jornada. 


Solo en la zona baja el valle vuelve a ganar pendiente. Es allí donde por fin conseguimos atravesar algún pequeño bosquete que nos ofrece una mínima sombra. Tal y como nos temíamos, ni una fuente con agua en todo el valle. También ni una sola alma desde que dejamos la Portilla del Rey. Y eso que era julio. Para que luego digan que la montaña está masificada.


Por fin alcanzaríamos el cruce con la senda que desciende por la Garganta de Gredos. Desde ella seguiríamos valle abajo por un camino mucho más ancho, cuando ya íbamos deseando llegar al coche.


Un primer puente nos lleva a la margen derecha del río Gredos y tras un corto tramo, un segundo puente sobre el río Tormes nos devuelve al aparcamiento donde habíamos dejado el coche por la mañana. Solo unos metros antes del puente daríamos con una fuente, la primera desde la de los Barrerones donde habíamos cargado agua por la mañana. Más que beber, abrevamos. No exagero si digo que allí cayó un litro de agua, que se uniría al litro de Aquarius que tomaría poco después y a no menos de otro litro de cerveza durante la cena. El calor había sido sencillamente inclemente. Os dejo el track.


Un saludo
Cienfuegos

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