21 noviembre 2024

Niajo y Pozalón por la Guariza

Llevábamos mucho tiempo con la idea de ascender al Niajo y Pozalón por la ladera que se alza sobre los pastizales de la Guariza, encima de Ribota. Había que escoger la época propicia, ya que sabíamos que la maleza era abundante tanto en el camino de la Guariza, como en ésta misma. Por fin nos decidimos y pese a estar ya en otoño, aún nos encontramos muy tomada la senda de la Guariza, la propia Guariza y gran parte de la ladera hacia el Niajo. Como contraprestación, pudimos disfrutar de un recorrido en la parte alta de ensueño, por Llaete, Juspabierna y Valdemagán, con los hayedos vistiendo ya sus mejores galas otoñales. El regreso por el camino viejo de Pio a Las Vierdes y Ribota, no le iría a la zaga.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 23/10/2024
  • Zona: Valle de Sajambre. Parque Nacional de Picos de Europa
  • Concejo: Oseja de Sajambre (León)
  • Inicio/Fin: Ribota
  • Distancia: 18,5 Km
  • Desnivel máximo: 1.225 m
  • Desnivel acumulado positivo: 1.505 m
  • Tiempos: 9 horas
  • Dificultad: Difícil. La maleza va apropiándose de la senda a La Guariza y de la propia Guariza, por lo que habría que escoger precisamente las épocas de menor vegetación para repetir la ruta. El ascenso desde la Guariza se hace por una ladera de pendiente que catalogaría como extrema, y que desaconsejo en caso de estar mojada. Por último, la cresta Niajo-Pozalón, sin ser complicada, no es recomendable recorrerla en días de viento, al ser estrecha y en un par de puntos un tanto aérea.
  • Nota: Hoy las fotos del móvil, que no pude llevar la cámara de fotos.
  • Track: niajo-y-pozalon-por-la-guariza-desde-ribota


Aparcábamos en la parte baja de Ribota, cerca de la central hidroeléctrica y ya en la margen izquierda del Sella. De allí arranca la senda que asciende a La Guariza, indicada con un cartel junto a las últimas casas del pueblo. 


Senda ancha y muy evidente en esta primera parte, subiendo por medio de un castañar con impresionantes ejemplares.


El sol empezaba a colorear Peña Beza y los Picos de Europa, con Ribota aún en sombras.


El ancho camino muere en un cruce de donde sale una estrecha pero marcada senda a la derecha. El hayedo toma el relevo del castañar. 


Por desgracia la senda se está perdiendo a marchas forzadas. Parecía que hiciera meses que no pasaba nadie por allí y pese a las fechas, con los helechos ya tumbados, los últimos metros antes de ganar la Guariza se hicieron duros y tocó pegarse con la maleza. 


A la entrada de La Guariza paramos a echar un trago en la fuente. Con todo, las vistas desde la Guariza bien merecen el esfuerzo de subir hasta aquí. Oseja de Sajambre al otro lado del valle, bajo la mole del Jario y la Pica Ten asomando a la derecha.


Cruzamos la Guariza de parte a parte, buscando el extremo que se asoma al Desfiladero de los Beyos y viendo sobre nosotros la ladera por la que íbamos a ascender a continuación. La verdad que en otros tiempos esto debieron ser unas pastizales extraordinarios, grandes y en una terraza sensiblemente llana, al estilo del Derrabáu, pero hoy en día ya es un inmenso "felechal".


La Pica Loto a la izquierda y Peña Beza a la derecha con el Cantu Cabroneru asomando.


Nos acercamos al borde de La Guariza sobre los Beyos. En el fondo del angosto valle del Sella aguantaban las sombras. 


Vemos precisamente el Derrabáu (círculo), bajo la cumbre del Jucantu (flecha), con la lisa y caliza mole de La Plana por delante, y la Pica Loto a la derecha del todo. El ascenso a todas ellas lo tenéis en el blog.


Pues nada. A lio. Desde la Guariza restan unos 600m de desnivel hasta la cumbre del Niajo por una ladera que, por momentos, presenta una pendiente extrema y que además se muestra casi en su totalidad cubierta de matas de inabios, que incomodan mucho en el ascenso.



Cuando aflora la caliza supone un alivio, ya que subimos algo más cómodos.


Ya en la parte alta aparece una tira de avellanos. Pancho los bordearía por la izquierda, mientras que Jose y yo subimos justo por el centro de una canal que casi los divide, permitiendo un cruce bastante sencillo.


Superados los avellanos la cresta ya está realmente cerca y hacia ella vamos, cuando el día parecía que se torcía.


Ganamos la cresta muy cerca de cumbre, en un punto que muestra incluso mejores vistas que la propia cima. Los Picos se mantenían un tanto cubiertos por las nubes.


Peña Subes justo enfrente, al otro lado del valle del Mojizo.


Una panorámica del cordal de Ponga, con Peña Ten, Pileñes, Colláu Zorru o La Rasa, y el Maciédome y Tiatordos asomando por detrás.


Soto de Sajambre, con los Picos de Europa al fondo.


Y el Desfiladero de los Beyos.


La cumbre del Niajo estaba al lado. No pararíamos mucho, ya que el disfrute de las vistas ya lo habíamos tenido en la propia cresta unos metros por debajo.


Lo que si vemos es la primera parte de la larga cresta que vamos a recorrer y que une las cumbres del Niajo y Pozalón. Cresta sencilla, que se anda bien y con tan solo un par de puntos donde poner cuidado, pero que resulta estrecha y no es recomendable en días de viento fuerte.


La ladera que cae hacia la Guariza y por la que hemos subido.


A por la cresta. El Pozalón es visible desde el inicio, aunque son unos 800m de cresta que lleva un buen rato recorrerse porque tampoco es sitio para ir corriendo.


Mientras la recorremos podemos ir disfrutando de unas vistas de escándalo. A la derecha el alto Ponga. Ten, Pileñes, Colláu Zorru y los hayedos de Peloño. Por cierto que ya tenían color. Íbamos a tener suerte con el circuito que habíamos planteado para después.


Toca ascender una cota intermedia en la cresta.


A la izquierda, el valle del Sella, con muy mala luz porque además se había quedado un día feo de narices. De hecho, el Pozúa no se quitaría la boina en toda la jornada.


El punto más estrecho de toda la cresta. Hay que poner cuidado al bajar hacia una estrecha repisa que da paso a una nueva cota. En caso de viento, sería el peor tramo sin duda.


Yo espero a que crucen mis compañeros para tirar unas fotos.


Una vista atrás. Es un tramo en el que hay que poner cuidado al bajar, ya que un resbalón nos lanzaría a la Guariza.


Seguimos avanzando y el Niajo ya queda muy atrás.


El otro punto en el que poner cuidado es una corta y sencilla trepada, que en nuestro caso nos encontramos mojada. No se aprecia, pero a la derecha hay una caída directa hasta el fondo del valle Ruaguín.


La cumbre del Pozalón está justo después. Cumbre fea por la caseta y los postes que hay justo en su cima, aunque las vistas siguen siendo de escándalo.


El Niajo al fondo a la izquierda. Ribota en el fondo del valle, una buena pila de metros por debajo nuestro.


Oseja de Sajambre y el Pico Jario.


Las cumbres estaban hechas. Comenzaba la segunda parte del recorrido. De momento tocaba bajar hasta Llaete para luego remontar las verdes praderías de Mesegueros, como si fuéramos hacia el collado Camba y los Puertos de Arcenorio.


Bajando hacia la pequeña vega que se asienta en la collada de Porru Llagu.



Seguimos hacia la collada Llaete, disfrutando ya de los colores otoñales de las hayas.


Alcanzaremos Llaete. Allí dejaremos a la izquierda la pista por la que podríamos bajar directos a Pío. Más directo y corto. Sin embargo, no es ese nuestro itinerario. Nosotros vamos a remontar Mesegueros.


Colláu Zorru


Peña Farres se eleva sobre los hayedos del Monte la Polvorosa.


Un poco por debajo de las cabañas de Mesegueros nace la fuente Mesegueros, un impresionante manantial, junto al que por fin vamos a parar a comer. Al sol, que a la sombra se estaba fresco y húmedo.


Buen comedor, con una preciosa vista sobre el Pico Pozalón de donde acabábamos de bajar.


Tras comer tocaba remontar todo el valle de Mesegueros hacia el collado Camba, pasando por entre las ruinas de las cabañas de la majada.


No subiremos por el fondo del valle, sino un poco a la izquierda de este, internándonos en el hayedo, que estaba espectacular. Y es que en realidad no queríamos ganar el collado Camba, sino el de Juspabierna, que nos daría paso al valle de Valdemagán.




Alcanzamos el collado de Juspabierna. Allí nos despedimos de la vista sobre el Pozalón.


Y nos asomamos al valle de Valdemagán que acaba uniéndose al de Zalambral y por el que bajaremos hacia Pío. Los Picos de Europa no acababan de despejar del todo.


Este valle aparecía mucho más otoñado.


Desde Juspabierna seguimos una senda, ya un tanto tomada de monte bajo, que nos lleva hacia la cabecera de Valdemagán. Hay varias sendas. En una anterior visita hacia la collada de Valdemagán seguimos la senda alta. Hoy nuestro destino es la vega de Tronceda de Arriba, por lo que tomamos otra más baja. Al fondo vemos Peña Prieta (dcha) y Peña Negra (izda). Tenéis su ascenso documentado en el blog.


El valle de Valdemagán por el que vamos a bajar.


Muy guapa la parte baja de la senda, que discurre al pie de unas paredes calizas.


Por fin alcanzamos el fondo del valle de Valdemagán justo a la altura de las vegas de Tronceda de Arriba. Aquí entroncamos con la senda que recorre todo el valle hasta su confluencia con el del Zalambral.


La senda por la que hemos bajado desde Juspabierna cruza la parte inferior de Peña Mora, un montañón visto desde aquí. Su ascenso también lo tenéis en el blog.



Vamos a ir cruzando el hayedo, que de verdad que estaba precioso.



Alcanzamos Tronceda de Abajo, donde se han rehabilitado, con más bien poco acierto, algunos de sus corros. Ganas de tirar el dinero de los contribuyentes, la verdad. Al fondo, el macizo de los Urrieles ya aparecía despejado.



Seguimos bajando y ya aparecían las torres del tendido eléctrico de la central de Zalambral, anticipándonos su cercanía. El Jario en el centro de la foto.


Por fin saldríamos del valle de Valdemagán para entrar en el de Zalambral, con su central hidroeléctrica.


Desde aquí ya es todo pista hasta Pío. Planteamos bajar a la izquierda y tomar el viejo sendero que lo comunicaba con Llaete, pero entretenidos en animada charla, nos saltamos el cruce.


Por fin el Cornión iba destapándose y ya se veía bien Peña Santa, a la izquierda del Jario.



Alcanzábamos Pío. Casi ni entraremos en el pueblo, ya que bajamos a la izquierda entre las primeras casas para tomar el viejo camino de Pio a Las Vierdes.


Ninguno de los tres conocíamos aún esta comunicación y nos sorprende un buen camino carretero perfectamente desbrozado, señalizado y mantenido. Una gozada.



Alcanzamos el pequeño núcleo de Las Vierdes. El camino continúa bajando desde el pueblo hacia el Sella.


Un buen puente nos permite cruzar el Sella a la margen derecha.


Poco después, un cruce nos indica el ramal de ascenso a Oseja de Sajambre a la derecha, aunque nosotros tomaríamos el que a la izquierda continúa hacia Ribota.


Alcanzábamos así el pueblo de Ribota. El tramo final del camino forma parte ya del PR.PNPE-10 Ruta de los pueblos de Sajambre, una corta circular de unos 10 km. 


Junto al coche cerrábamos la circular. Una más por Sajambre, una zona que personalmente me encanta y a la que si no vengo más a menudo, es por el viaje. Cambio de ropa y a tomarse la cerveza de camino hacia Cangas de Onís. Os dejo el track. 


Un saludo
Cienfuegos

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