31 marzo 2006

El Canellín por los Cuchillones de Los Cuebros

(Publicado en el grupo de noticias es.rec.deportes.aventura el 31/03/2003)
Concejo de Ponga (Asturias)

En esta ocasión, la idea era ascender al Canellín de 1.108 m, el último pico de la Sierra de Beza, a caballo entre los municipios de Amieva y Ponga y colgado literalmente sobre el Desfiladero de los Beyos (rio Sella). La escasa altura del pico no lo es tanto si tenemos en cuenta que se arranca de tan solo 200 m, en Ceneya, en la carretera del Pontón, junto al cruce con la carretera a Amieva. En cambio, el pico presenta unas vistas esplendidas sobre todo el cordal del Ponga, no en vano aparece en el libro "Las 100 montañas más guapas de Asturias" en el puesto 68.

El caso es que no lo conocía e iba con otros cinco amigos del grupo de montaña Andecha de Oviedo que tampoco lo habían subido, y solo uno tenía idea (por medio de una gente de su grupo de montaña) de que la canal de acceso era sumamente pendiente y algo aérea. La Canal es cuestión es el Sedo de la Cruz del Picu, que yo conocería años después. De hecho este hombre, que hacía solo unos meses se había roto la tibia y el peroné bajando de Peñachana, tenía muy claro que él aquella canal, no la iba a bajar, porque la idea era subir por la pista que desde la carretera de acceso a Amieva sube al collado de Ordes, para hacer cumbre por su cara norte y bajarlo por la susodicha canal por su cara oeste.

Como para el sábado la previsión del tiempo daba tormentas por la tarde, no nos pareció buena idea dejar el descenso por una mala canal en medio de una posible tormenta y cambiamos el recorrido: subiríamos por la canal y bajaríamos por la pista (por si acaso).



Bueno, pues salimos hacia las 10:30 de Ceneya en la carretera de Cangas de Onís al Puerto Pontón hacia arriba recorriendo algo más de 2 Km por ella hasta poco después de Puente Pombayón donde una cascada a la izquierda, nos muestra un poco más allá el inicio de un marcado sendero que en cómodas revueltas sube por encima de ésta. Es el Camín del Llacigón y por medio de una horcadina tallada en la roca da acceso al valle del arroyo Redonda. El camino desciende hasta el arroyo y lo cruza por un puente de hormigón, para continuar hasta la majada Redonda, donde comenzaron los problemas.


Allí el camino parecía continuar por la margen izquierda de la canal, por encima de la majada, pero finalmente (y después de perder una media hora) vimos que cruzaba a la margen derecha y que por medio de varias revueltas se elevaba por encima de ella, alejándose hacia su izquierda, hacia una pedrero llamado La Llera. Desde allí el camino que deberíamos haber seguido tendría que ir hacia la derecha, en dirección al Sedo de la Cruz del Picu y desde él salir ya arriba a las cabañas inferiores de los puertos de Baeno, hasta los que llega la pista por la que tendríamos que descender. Sin embargo perdimos de nuevo el camino y en vez de tirar hacia la derecha, tiramos hacia la izquierda. Si es que somos unos fenómenos.

Por cierto, que toda esta información la he sacado a posteriori del libro "Amieva y Ponga" de Francisco Ballesteros Villar, porque allí y sobre la marcha no teníamos ni idea de a donde íbamos.

Así nosotros nos dirigimos hacia los Cuchillones de Los Cuebros (a que ya solo el nombre acojona, ¿eh?) subiendo hacia la Collada de Los Cuebros, en realidad una planicie más que una collada colgada literalmente sobre los desventíos que caen hacia el desfiladero de los Beyos. La verdad es que la vista era espectacular, con una magnífica vista del Niajo y del Carria. Desde Los Cuebros continuamos subiendo hacia la izquierda cruzando un par de pedreros y dirigiéndonos hacia un grupo de arboles (la parte baja del Montiquín) para superar los resaltes que caen sobre el río Sella.


Desde allí el "camino" empezó a ponerse complicado. No había ningún paso claro y perdimos mucho tiempo en pruebas, para después de un buen rato llegar a un contrafuerte que desde el Canellín baja directo hacia el Sella, cortando toda posibilidad de continuar hacia la izquierda. Desde allí la única posibilidad era continuar subiendo por un terreno tremendamente inclinado, pasando de una terraza herbosa a otra, con mucho cuidado de no tener un resbalón tonto o un tropezón a destiempo porque la caída puede salir cara. Lo que más nos preocupaba entonces era que ya amenazaba tormenta, y la verdad es que lo que menos apetecía era que nos descargara una tormenta en aquella pared y tener que descender por allí, con una roca bastante descompuesta y mucha hierba argana, de esa larga y dura que tanto resbala.

Desde allí se veía un solo paso hacia la derecha por una serie de terrazas cerradas por la pared de Los Cuchillones, que conducirían hacia un grupo de arboles que (no podía ser de otra manera, dada la altura a la que ya estábamos) tenían que dar vista ya a la otra vertiente. Así que hacia allí nos dirigimos con toda la prisa que pudimos para intentar salir de allí antes de que empezara a llover. Por fin llegamos al cresterío, bien cubierto de arboles por la cara norte. El Canellín resultó ser un punto elevado del mismo que cae a plomo sobre el Desfiladero de los Beyos, pero que apenas se eleva sobre el resto del cresterio, pero que da eso sí una visión espectacular de todo el sector de Ponga, desde el Niajo, Peña Salón, Pierzu, con una genial vista del Tiatordos, Carría y demás. Pero lo mejor es que no nos dimos cuenta de que aquel resalte era el Canellín hasta llegar a casa, por que en realidad desde allí lo que vimos fue una elevación mayor a su derecha, entre los arboles y que ya daba vista a los puertos de Baeno y que fue lo que en realidad pensamos que era la cumbre (ninguno de los dos tenía buzón de cumbres) y que finalmente resultó ser La Llampa de 1.152 m. Allí llegaríamos a las 15:00 horas, es decir, cuatro horas y media después de salir de Ceneya, con lo que quitando la media hora de carretera invertimos cuatro horas en superar un desnivel de unos 950 m, lo que da idea de las vueltas y revueltas que dimos y el tiempo que perdimos.


Por cierto que Ballesteros en su libro Amieva y Ponga al hablar de la aproximación por donde nosotros ascendimos, dice textualmente "... no he de acabar el relato sin señalar la extrema inclinación del terreno y la tortuosidad del recorrido...", de la que doy fe.

Nada más llegar a la Llampa se desencadenó una tormenta de las que hacen época, con numerosos truenos que no ayudaron precisamente a calmar los nervios, aunque desde allí el camino era claro, hacia el sureste en dirección a las primeras cabañas de los amplios puertos de Baeno. Llegados a la primera cabaña, un sendero nos conduce entre bosque hacia otras dos, donde un sendero mayor sobre armaduras de piedra conduce bien pegado a la peña hacia los puertos, llegando antes a la pista que desde Amieva sube a ellos. Allí giramos para tomar la pista que sube hacia el collado de Ordés que da vista al otro lado del valle al pueblo de Amieva.

Desde allí la pista se descuelga gracias a ¡¡¡50 revueltas!! hasta la carretera de Amieva, desde donde en otros dos kilómetros llegamos a Ceneya a eso de las 17:30. Bajando por la pista hacia la majada de Llerimundi ya había dejado de llover y el último tramo lo hicimos a paso descansado.


En Ceneya una buena jarra de cerveza con gaseosa y algo de comer nos sirvió de recompensa, pero la verdad es que no quiero pensar en un descenso por las armaduras de los Cuchillones si nos llega a pillar allí arriba la tormenta que descargó nada más hacer cumbre. Espero repetir algún día la ruta por el buen camino, es decir la ruta llamada del Sedo la Cruz y que va desde Redonda directa a Baeno, y con mejor tiempo si puede ser.

NOTA: Precisamente el ascenso por el Sedo la Cruz al Canellín lo completé unos años después como os conté AQUI.

Un saludo
Cienfuegos

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