02 julio 2015

Rodeando Ten, Pileñes y Peña Mora

Viaño y Cazoli. Seguramente las dos vegas más alejadas, aisladas y menos visitadas de Ponga. Ya hacía tiempo que tenía en mente recorrerlas, aunque siempre me lo había planteado subiendo desde la vertiente asturiana. Pero cuando Pancho nos propuso hacer de guía, en una maratoniana jornada rodeando las cumbres de Ten, Pileñes y Peña Mora, para visitar no pocos rincones perdidos de las cabeceras del Esla, Ponga y Sella, no hubo mucho que pensar, la verdad.



DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 26/05/2015
  • Zona: Alto Esla
  • Concejos: Acebedo, Burón y Oseja de Sajambre (León) y Ponga (Asturias)
  • Inicio/Fin: La Uña
  • Distancia: 27 Km
  • Desnivel máximo: 700 m
  • Desnivel positivo acumulado: 1.700 m
  • Tiempos:  10 y 1/2 horas
  • Dificultad: Moderada. Si bien toda la ruta discurre por sendas más o menos claras, hay que tener en cuenta la cantidad de collados a atravesar que hace de la ruta un verddero rompepiernas.
  • Track: rodeando-pena-ten-pelenes-y-pena-mora


La ruta se planteaba larga, mucho, seguramente la calcetinada del año, y aunque no íbamos a hacer grandes cumbres - tan solo una - cruzaríamos un sinfín de colladas, para ir saltando de un valle al siguiente, descubriendo en cada una de ellas nuevos horizontes que no darían tregua a las cámaras de fotos. Total, que se imponía salir pronto de Oviedo y a eso de las 9 ya arrancábamos desde el pueblo de La Uña (1.200 m), hacia el Aguzabrero, donde nos esperaba Pancho, que se había ido a dormir allí la noche anterior.


Así que dejamos atrás La Uña, cruzamos un incipiente río Esla y subimos por la pista que se dirige al puerto de La Fonfría y Arcenorio, remontando el valle del río Valagar. A la izquierda nos queda la pista que sube al Puerto de la Horcada, a la que tendremos que pasar más tarde.


Llegamos al Aguzabrero, bajo el Monte Melendrín, donde nos reunimos con Pancho y en donde enlazamos con la pista que a través del puerto de La Fonfría, baja desde Arcenorio hacia Polvoredo.


Tomamos por ella unos metros, aunque la dejamos pronto. En esta primera parte, nuestro camino nos lleva en dirección al puerto de Ventaniella, por lo que enseguida bajamos a la izquierda, para cortar por medio de las fincas y por donde mejor nos parece, a salir a la pista que se ve a esa mano y que sube desde La Uña al puerto de La Horcada, cuando ya vemos al fondo Peña Ten, con su cumbre envuelta en nieblas.


Enlazamos con la pista a la altura de la fuente de La Espina, donde cargamos agua. Después, la pista que se dirige al puerto de La Horcada, atraviesa una zona de turberas y sigue subiendo, internándose en un pequeño hayedo, sobre el que sobresale la caliza peña de Sierra Cuende.


En El Collado (1.458 m) abandonamos el valle de la Horcada y damos vista al del río Esla. Justo en la collada nosotros dejamos la pista para tomar por una tenue senda que se interna en el hayedo, hacia la derecha.


La senda cruza el bosque en llano, bajo la Peña de Sierra Cuende, para luego empezar a ganar metros hacia la derecha, pasando junto a algunos ejemplares de roble, realmente admirables.


Salimos del bosque solo unos metros por encima de la cabaña de El Baquerín (1.468 m), a la que nos acercamos, un solitario refugio abierto y bien cuidado que puede servir para hacer noche en alguna visita a la zona.


Desde El Baquerín nos dejamos caer a la derecha, al fondo de la vaguada por donde discurre el arroyo de Las Corvas, que cruzamos, dejando abajo el valle de Valdosín por donde circula el río Esla. Al fondo vemos la Sierra de Los Llobiles, que delimitan por el sur el hayedo de la Salguerosa, ya en Asturias.


Desde el arroyo continuamos en llano, cortando la cara suroeste de Peña Ten y buscando la entrada al valle de la Castellana.


Mientras recorremos la ladera, a nuestra izquierda se destaca ya completamente el macizo de Los Mampodres, impresionantes vistos desde aquí. Abajo iremos dejando las cabañas de las majadas de Polvoredo y Valdosín.


Subimos a ganar un colladín en El Cantíl (1.425 m), que nos dará vista al valle de La Castellana.


El valle de la Castellana discurre entre las imponentes moles de Pileñes a la izquierda y Ten a la derecha y culmina en la collada de Las Arriondas, límite entre León y Asturias y puerta de entrada desde este lado, a los Puertos de Arcenorio, que recorreremos más tarde.


De momento toca remontar un trecho el largo valle de La Castellana, ....


... hasta que vemos una marcada canal que le llega por la margen derecha y por la que subimos. La canal se corta en un punto a partir del cual no es posible seguir remontándola. Es el momento de dejarla y seguir subiendo por la ladera de su margen izquierda, con fuerte pendiente.


La corta ascensión nos deposita en una colgada explanada con una pequeña charca (1.570 m), desde la que tenemos una buena vista de la inmensidad de Peña Ten, con Pileñes asomando ya a la izquierda y la collada de Las Arriondas en medio.


Desde aquí seguimos subiendo, pero ahora lo hacemos con tendencia a la izquierda, cortando la base de Les Pandes de Pileñes, con algo de escoba que no molesta en exceso, y pasando sobre los restos de una antigua majada, buscando el filo del cordal que desde la cumbre de Les Pandes, cae hacia el Puerto de Ventaniella. Al fondo, como siempre en este tramo, Los Mampodres.


Alcanzamos el filo de la cuerda de Les Pandes de Pileñes. Pancho nos guía a los restos de una serie de trincheras y fortificaciones de la Guerra Civil (1.705 m), que defendían el acceso al Puerto de Ventaniella. Una vez más nuestras montañas nos muestran el lado más inhumano de una especie, de la que siempre digo, que tiene mal futuro.


Allí, parapetados - nunca mejor dicho - del fuerte viento en una de las viejas trincheras, paramos un rato a picar algo. La verdad es que, si por un momento logramos olvidar lo que aquí aconteció, el lugar es hasta bucólico. Ya habremos dado vista a Asturias y las vistas se nos abren hacia esa mano, con el Maciédome sobresaliendo sobre el cordal de La Bolera que recorrimos hace unos años, como os conté AQUI, y la vega de Ventaniella justo bajo nosotros.


También aparece el Cantu´l Osu y las cumbres de San Isidro.


Al rato seguimos ruta. Desde aquí podríamos rodear Les Pandes por la izquierda, alcanzando la collada de Miédome y entrando por ella en Viaño, pero nuestra ruta nos conduce a la cumbre de Les Pandes de Pileñes, así que remontamos el cordal a caballo entre León y Asturias.


A medida que subimos cruzamos nuevas líneas defensivas de la Guerra Civil. Más trincheras, más casamatas y abrigos. Poco después vemos ya la cresta que nos conducirá a Les Pandes.


Al otro lado del valle de La Castellana iremos dejando en todo momento Peña Ten, que no acababa de quitarse la niebla.


Alcanzamos la arista cimera (1.847 m). Toca recorrerla, perdiendo altura hasta una collada intermedia, justo cuando nos envuelve la niebla.


Y es que en esto del monte, siempre interviene la Ley de Murphy, que dicta que llegarás a cumbre en el mismo instante que la niebla. Y eso nos ocurre a nosotros. Las nubes van a robarnos la recompensa de las vistas que ofrece Les Pandes de Pileñes (1.884 m). Solo retales de ellas nos muestran el valle de Valdosín, sobre el que hemos pasado.


O los Foyos del Agua, sobre la vega de Viaño, por donde bajaremos a continuación.


El valle del Ponga se abre al norte, con el Maciédome intuyéndose, más que viéndose a la izquierda. Más allá deberíamos poder ver el Tiatordos, pero hoy no va a ser.


En vista de las escasas vistas, valga la redundancia, no paramos mucho en cumbre. Además, tampoco nos sobra el tiempo. La ruta es larga. Así que dejamos la cima de Les Pandes de Pileñes, marcada por un simple jito y desandamos un tramo de la cresta hasta un punto donde vemos que podemos bajar por su cara sur, por una zona en la que tan solo debe ponerse algo de atención con la piedra suelta, hasta alcanzar el pedrero.


Cortamos la base de Les Pandes, pasando bajo su cumbre y nos acercamos a la primera collada que vemos (1.800 m).


En la collada abandonaremos momentáneamente León para internarnos en Asturias.


Iniciamos un fuerte descenso que nos conduce a los Foyos del Agua (1.635 m), una serie de pequeños jous en los que suelen formarse charcas durante el deshielo. Bajo ellos se abre la vega de Viaño de la que, en nuestro caso, saldremos remontando el valle hasta alcanzar la collada de Braña la Llera.


Una vista atrás desde los Foyos del Agua, a la collada desde la que acabamos de descender.


Sin llegar a bajar al fondo de Viaño, donde se asienta su la majada, vamos a ir cortando en llano hacia la derecha. Viaño es un pequeño valle que desagua por el arroyo del Cabañón y que cerca de Cotiones, ya en la pista que desde Sobrefoz sube a Ventaniella, forma el llamativo Salto del Ladrón. Sin embargo no es posible el descenso por el valle, debiendo llegar a la vega, bien a través de la collada Míédome desde Ventaniella (izquierda), o por los Collaos de Obrango desde la vertiente de Peloño (derecha).


Y como decía antes, la segunda Ley de Murphy dicta que la cumbre visitada despejara, en cuanto estés a una distancia prudencial de la misma. Y así nos sucede igualmente a nosotros. La verdad es que la estampa de Les Pandes de Pileñes desde la vertiente de Viaño, es la de un pico precioso, una pirámide perfecta, con un nombre de subordinado que no le hace justicia. A su izquierda la collada y vaguada por las que hemos bajado a los Foyos del Agua.


El valle de del río Cañanón que desde Viaño baja hacia Cotines, en la pista de Ventaniella, con el Maciedome a la izquierda. El Tiatordos, no se dignó a dejarse ver.


La senda gira a la derecha, pasando sobre otra pequeña vega (1.617 m), aún dentro de la vertiente de Viaño, y desde la que toca remontar unos metros hasta la collada de Braña la Llera, con la Pandona, la ladera norte del Pileñes, a su derecha.


Ganamos la collada (1.711 m). Una última vista atrás a Viaño, con Les Pandes a la izquierda y el Maciédome a la derecha.


Desde ella damos vista a la vertiente contraria, a la enorme vega de Cazoli, ubicada sobre el hayedo de Peloño, que desagua a través del río Canalita hacia el Sella. Y desde la collada observamos cumbres que conocemos bien, como el Sen de los Mulos, el Niajo y al fondo, entre nubes, el Macizo del Cornión en los Picos de Europa.


Cazoli es una buena vega. Buena y enorme. Escondida sobre el inmenso hayedo de Peloño, llama la atención que esté tan cerca y a la vez tan lejos, de un sitio tan visitado como Peloño. En la zona alta de ella paramos a comer. Ya va siendo hora. Y lo hacemos con una vista inmejorable, la de los Picos desembarazándose poco a poco de las nieblas que aún los cubrían.



Después de recargar pilas, seguimos ruta. Atrás queda la collada de Braña la Llera por al que hemos accedido a Cazoli.


Toca perder una buena pila de metros, cortando la base de la cara norte del Pileñes para luego ir girando a la derecha a buscar el collado Balberán, que nos sacará de la hoya de Cazoli.


A medida que giramos se abren las vistas al norte, hacia la amplia collada Granceno, acceso a Peloño desde Les Bedules, escoltada a la derecha por el Sen de los Mulos y a la izquierda por el Colláu Zorru. En medio destacan la meseta de Peña Salón y a su izquierda el Carriá.


Dejamos a nuestra izquierda, y a un nivel inferior, la majada de Cazoli con aparentemente tan solo una cabaña en pie, para seguir cortando a media ladera y ganando metros hacia la collada Balberán.


La senda se difumina mucho en la ladera previa a la collada, debiendo subir por donde mejor nos parezca, con fuerte pendiente en cualquier caso.


Llegando a la collada Balberán tiro a una foto hacia atrás, a la ladera que hemos venido cruzando, y al Cordal de Ponga que arranca en el Pileñes, en el extremo izquierdo y continúa por el Colláu Zorru, en el centro de la foto, hacia El Rasu en el extremo derecho.


En la collada Balberán (1.674 m)damos vista al valle por el que podríamos bajar si nos dirigiéramos a la collada Guaranga y Peloño. Al fondo ya se divisa la vega de Arcenorio.


Sin embargo nosotros vamos a Arcenorio, así que lo mejor es que nada más llegar a la collada Balberán, giremos a la derecha, para remontar unos metros más y subiendo junto a una alambrada que impide que el ganado se despeñe, alcanzar la collada Bocoba (1.733 m), más alta y por la que cruzamos la Sierra del Abedul, sacándonos directos a la vertiente de Arcenorio, con Peña Ten de nuevo al frente.


Iniciamos el largo descenso hacia los Puertos de Arcenorio, con tendencia a la izquierda, cuando ya tenemos al fondo la vista de Peña Mora, la tercera gran montaña a la que hoy le daremos la vuelta.


Guapa la senda en este tramo, cortando la Sierra del Abedul, desde la que tenemos una vista aérea de los Puertos de Arcenorio.


A nuestras espaldas va quedando la collada de Las Arriondas, que por la mañana habíamos visto desde la vertiente contraria, la de León.


Atravesamos un tramo un tanto tomado por escobero. A la salida de este, en una ladera de brezo, localizamos una marcada senda que gira a la derecha e inicia el descenso valle arriba por medio de la ladera del Escobalón, que deja bien claro a qué debe el nombre.


La senda acaba por depositarnos en el fondo del valle (1.440 m). Toca ahora recorrer los inmensos Puertos de Arcenorio, con unos 4 Km de longitud desde la collada de Las Arriondas a la collada Campa.


Dejaremos a nuestra derecha la vaguada por la que sale el arroyo Ruaguín que baja hacia Llué, así como la senda que, a través de la collada Guaranga, comunica Arcenorio con Peloño y Les Bedules.


Atravesamos los diferentes grupos de cabañas que conforman la majada de Arcenorio, la mayor parte de ellas arregladas.


Y nos acercamos hasta la majada de la Vega la Casa (1.440 m), donde se localiza una buena fuente y la ermita de Nuestra Señora de Arcenorio, cuya festividad se celebra el 8 de septiembre. Allí paramos a decidir que hacer. Tres eran las opciones de ruta que barajábamos. La más corta sería retornar desde aquí a través del Puerto de la Fonfría. Las otras dos requerían salir de Arcenorio por la collada Campa. Optamos por la intermedia, de manera que seguimos ruta.


Así que seguimos recorriendo los Puertos de Arcenorio hacia el este, buscando su salida por la collada Campa, al fondo en la foto.



Atrás van quedando la Vega la Casa, Ten y Pileñes.


En nuestro camino al collado Campa, dejaremos a nuestra derecha una recogida vega, protegida bajo las escarpaduras de Las Canales de la Mora, donde se asienta la majada Roguero.


Y poco más arriba la majada Tabanera, que aún conserva alguna cabaña con su techumbre de llávana.


Por fin alcanzamos la collada Campa (1.534 m), cuando yo ya había perdido la cuenta de las colladas que habíamos cruzado. Aquí la cámara dijo basta. Se había agotado su batería, de manera que desde este momento tocó tirar de móvil, con la correspondiente pérdida de calidad de las fotos. Una lástima, ya que Campa, al igual que todas las colladas cruzadas anteriormente, nos ofrecía un nuevo espectáculo de cumbres y panorámicas. En la collada abandonamos Asturias y entramos de nuevo en León, pasando a la vertiente de Sajambre por donde discurre el río Sella. Ya nos habíamos paseado por la cuenca alta del Esla, la del Ponga y ahora tocaba la del Sella. El Cornión se mostraba majestuoso al fondo, miestras que a la izquierda descataba el Niajo, sobre la collada Llaete.


Deesde Campa remontamos unos metros con tendencia a la derecha, a través de un bosquete de árboles para salir a una pequeña vega, los Llanos de Juspabierna (1.542 m), bajo la collada de Juspabierna, a donde tocaba subir a continuación, cuando ya las fuerzas empezaban a ir justas.


En Juspabierna (1.583 m) damos vista al valle del río Zalambral, que baja hacia el pueblo de Pio, con la cumbre del Pozúa, ya sobre el alto del Puerto del Pontón, destacando en el centro de la foto y Peña Prieta en el extremo derecho. Al fondo, entre el Pozúa y Picos de Europa, la zona del Gildar.


En Juspabierna giramos a la derecha, recorriendo a media ladera la cabecera del valle de Tronceda, afluente del Zalambral, con Peña Prieta y Peña Negra al fondo.


Por debajo nuestro observamos la majada Tronceda, un oasis en medio del bosque y aguas abajo el punto donde confluyen los ríos Tronceda y Zalambral. Sobre el valle la cumbre del Pozúa.


La senda se nos muestra muy marcada en este tramo. Poco a poco vamos aproximándonos a la cabecera del valle de Tronceda. Aquí teníamos las siguientes opciones de retorno. A la izquierda, entre las cumbres de Peña Prieta y Peña Negra, se ve el collado Bujarredo, que nos permitiría el acceso al valle de Muñenes y que constituía la ruta más larga. Pero ya hace rato que tenemos claro que volveremos por la intermedia. Ascenderemos todo el valle de Tronceda, hacia la derecha, hasta ganar la collada de Valdemagán.


En este punto podemos optar por tres itinerarios para ganar la collada de Valdemagán. Una senda baja a las vegas que se ven abajo a la izquierda y remonta todo el valle. Un sedo discurre a mayor altura y cruza los roquedos de Peña Mora, mientras  que otra senda, intermedia, sube a ganar un colladín para luego bajar al valle de Tronceda. Esta última será la nuestra.


Una vista atrás, hacia Picos de Europa, cuando ya se ven los pueblos de Pío y Oseja de Sajambre, con la cumbre del Jario sobre este último.


La senda alcanza un colladín (1.570 m) e inicia un descenso hacia el fondo del valle, donde se localizaba la antigua majada de Tronceda Cimera. A la izquierda dejaremos el collado Bujarredo, que nos daría paso al valle de Muñenes y que finalmente no vamos a cruzar.


En su lugar remontaremos el valle de Tronceda entero, hasta ganar la collada de Valdemagán, la última del día. En Tronceda Cimera (1.540 m) haremos un alto que aprovechamos para picar algo. Restan 200 m hasta la collada, pero será la puntilla en una jornada en la que el desnivel positivo acumulado pasará de los 1.700 m.


Después seguimos subiendo. Poco a poco y cada uno a su ritmo. Las fuerzas ya van justas.


Justo en la collada de Valdemagán (1.737 m) nos encontramos un gran nevero. Lo soslayamos por la derecha e iniciamos un largo descenso por el valle de Carcedo, siempre próximos al arroyo y de nuevo en la vertiente del río Esla y de nuevo también con Los Mampodres al fondo.


Evitamos la pista que llega desde el Puerto de La Fonfría y seguimos bajando por las inmensas praderías de Carcedo y Campos de María para salir finalmente a dicha pista ya cerca del Aguzabrero.


Y tras despedirnos de Pancho, a quién dejamos de nuevo en el Aguzabrero, retornamos por la misma pista de la mañana, de nuevo a La Uña.

Ya a la entrada de La Uña, algún vecino no se creía que le hubiéramos dado la vuelta a Ten, Pileñes y Peña Mora. Preguntaba si habíamos salido de casa el mes antes. La verdad es que había sido una buena ruta y podíamos estar satisfechos. Yo al menos lo estaba. Os dejo el track.



Un saludo
Cienfuegos

NOTA: Siento que la entrada hay resultado un tanto larga, pero la ruta también lo fue y los puntos de paso fueron muchos.

12 comentarios:

  1. Ya había visto el de David y la enorme pateada que os metísteis...la verdad es que la zona ofrece lugares y rincones de una extremada belleza. Siempre muy cuidado todo en tus reportajes para deleite de quienes te seguimos. Un abrazo

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    1. Gracias Paloma. Yo hacía años que no pasaba por Arcenorio y me prestó por la vida volver por allí,y además conocer Viaño y Cazoli que, de verdad, me parecieorn dos vegas preciosas.
      Un abrazo

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  2. Como dice Paloma, menuda pateada!! Recientemente vimos la entrada de Javier (Montaña Leonesa), en la que también hacían una circular por esa zona y ya nos quedamos con ganas de recorrer los puertos de Arcenorio. Los vimos aparecer por primera vez al abrirse un mar de nubes, desde la cima de Pileñes y desde entonces queremos patearlos....
    Una entrada más para disfrutarla.
    Un abrazo!!

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    1. Como le comento a Paloma, yo hacía años que no iba por Arcenorio. Siempre me parecieron unos puertos preciosos, y más en primavera, como le comentaba a Javier hace poco. Si aún no los conoceis, solo puedo animaros a recorrerlos. Desde cualqueir punto que llegueis merecerá la pena.
      Un saludo

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  3. itinerario completito y belleisimo; alargarlo a peña Mora todo un acierto. Buenos y cercanos recuerdos nos trae. Saludos

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    1. Gracias Javier. Ya te había comentado en tu entrada que hacia poco había estado por allí y como te decía, en primavera se muestran aún más guapos.
      Un saludo

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  4. Lo de la calcetinada, da una expresion justa a este impresionante pateada. precioso Javi cuantas vegas , majadas, y valles a cual mas guapa, Esta es de esas rutas que aunque terminas muerto, estas a gusto, por conocer lo nuevo y recordar lo ya visto.
    Una excelente ruta, tampoco han quedado tan mal las fotos del movil heee.
    Un Saludo.

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    1. La verdad es que es una ruta de enmarcar, pero tan larga y con tantos puntos visitados, que recuerdo que cuando volvíamos en el coche y vas procesando todo lo que acabas de ver, me parecía que los paisajes de primera hora de la mañana, eran de otro día respecto a los de la tarde. Y el movil, pues si, al final ni tan malo. Tuve que deshechar las de la nieve en la última collada y la parte alta del descenso que tenían un contraste fuertísimo y no se veía nada. Pero el resto bastante bien.
      Un saludo

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  5. Vaya pateadísima.... aunque con un paisaje como el que tiene la zona, algo se mitiga, pero como comentaste por atrás, entiendo que llegue un momento que hasta entren dudas si lo que recuerdas fue de esta ruta o de otra..
    Este verano cuento con volver a Ten, pero creo que volveremos por Ventaniella, aunque no descarto la opción de La Uña, no se, a ver.
    Un saludo!

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    1. Yo este verano también tenía intención de arrimar a Ten que hace mucho que no la subo, pero al final igual la dejo. después de haber hecho esta circualr, creo que daré por visitada la zona para una temporada. Hay mucho más terreno para patear, je, je.
      Un saludo

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  6. Fantástica ruta y magníficas fotografías de una zona espectacularmente bella que, tras ver tu reportaje, he de visitar cuanto antes. Hace poco estuve cerca de ahí y ya me llamó la atención estas verdes praderías ponguetas. Una buena calcetinada que os metisteis. Un abrazo

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    1. Gracias Victor. Las vegas de Viaño y Cazoli no son muy visitadas, seguramente porque quedan muy a desamano de todos los itinerarios habiutales, pero merece la pena dejarse caer por allí. Son dos vegas realmente preciosas.
      Un saludo

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