16 abril 2016

Cascadas de Rioforno y Sierra de Pineda

Principios de primavera suele ser buena época para visitar alguna cascada, así que aprovechamos la oportunidad para acercarnos a conocer las cascadas de Rioforno, sobre el cauce del arroyo de Pineda, un río de escasa cuenca que el resto del año lleva poco caudal. Para ello diseñamos un circuito, hasta cierto punto complejo y no apto para todos los públicos por la ausencia de sendas, que nos permitiría visitar alguna antigua braña y alguna zona más del entono de Pineda y su sierra.


DATOS DE LA RUTA
  • Zona:  Sierra de Pineda. Parque Natural de Somiedo
  • Concejo: Somiedo (Asturias)
  • Inicio/Fin: Cruce de la carretera de Pineda con la AS-227
  • Distancia: 10 Km
  • Desnivel máximo: 600 m
  • Desnivel acumulado positivo: 800 m
  • Tiempos: 5 y 1/2 horas 
  • Dificultad: Alta. El acceso a las cabeceras de las cascadas se hace por laderas de fuerte pendiente y algo de exposición. En gran parte de la ruta se carece de sendas claras.


Dejamos el coche en la carretera general de Somiedo, justo a la altura del cruce con la carretera de Pineda, por la que empezams a subir pasando junto a un pequeño molino y la casa donde se localizaba la antigua Venta Roblana.


Poco después de un punto donde la carretera atraviesa una pequeña foz, abandonamos la carretera, tomando a la izquierda el viejo camino de Pineda, el Camín de la Introuzida, que sube acompañando al arroyo de Pineda.



El viejo camino, pese a su evidente abandono se conserva en bastante buen estado, aunque dado lo crecido que viene el pequeño arroyo, por momentos río y camino parecen ser todo uno.


Subimos con pendiente mantenida, dejando a nuestra izquierda el ancho camino que llega desde Castro para poco después, y ya en la margen derecha, alcanzar el Molín de Abajo.


Poco después vemos el Molín de Arriba, justo en el punto donde confluyen el pequeño arroyo que baja de Pineda y el que viene de Rioforno, que pasa bajo el "cubo" o cámara de carga del molino.


Aquí abandonamos el camino que sigue subiendo hacia Pineda. Nosotros subimos por medio de los Prados del Condado por los que vamos a ir entrando poco a poco en el valle de Rioforno, dejando el pueblo a nuestra espalda.


El día plomizo y amenazando algo de lluvia no ayudaría para las fotos.


Alcanzamos la braña Sabugal, donde quedan restos de varios corros, cuatro si no me equivoco, que visitamos.



En la cabecera de los últimos prados el valle se divide en dos. Subiremos por la Vaḷḷina de Rioforno, a la derecha (sentido de la marcha) y bajaremos por el Vaḷḷinón de Argumosa, a la izquierda.



El valle se estrangula en la zona del Pozo Fondao, un sitio guapo a rabiar y eso que seguramente principios de primavera, casi invierno aún, no sea la mejor época para visitarlo.


Por fin nos acercamos a la primera de las cascadas que ya vemos al fondo. El ruido del agua nos la anticipa.



Se trata de una doble cascada con otra más pequeña por debajo. El agua se descuelga unos 20 m en total en un punto donde las paredes comprimen el valle.



Como puedo me acerco a la base de la cascada superior. La ladera es sumamente pendiente e inestable y no me resulta sencillo pasar hasta allí.



Seguimos ruta. Para alcanzar la cascada superior, debemos remontar la ladera de la margen izquierda.


Toca hacer una travesía para cruzar sobre la cascada y continuar a media ladera ganando algo de altura hasta sobrepasar la siguiente.


En este tramo hay que extremar las precauciones. La altura sobre el río ya es considerable y la pendiente de la ladera es mucha, tapizada de hierba argana que no ayuda a asegurar el paso.Mal sitio para resbalar. Evidentemente no recomiendo el paso por aquí a todo el mundo.


Al otro lado del arroyo, en primer plano, vemos el pequeño cordal que nos separa dle valle paralelo, el de la Vaḷḷina la Argumosa, por el que bajaremos. Al fondo la cumbre de la Mochada.


Toca ahora perder unos metros ladera abajo hasta situarnos justo en la cabecera de la siguiente cascada, la de mayor altura y que se sitúa en la zona de El Carrizo. A la izquierda, la ladera que acabamos de cruzar.


Esta cascada es más guapa áun que las inferiores. Forma una preciosa cola de caballo de unos 15 o 20 m. Para bajar hasta su base hay que cruzar la base de un crestón rocoso en un punto donde no hay agarres para manos y toca asegurar mucho los pies en la piedra húmeda. En caso de duda, mejor no bajar.


Aunque si lo hacemos, podremos obtener otra visión de la cascada.



Y si bajamos río abajo llegaremos a la cabecera de las cascadas inferiores, que acabamos de visitar.


No se puede negar que el sitio resulta espectacular.



Tras la visita a las cascadas, remontamos unos metros por encima de la última y cruzamos el río a la margen derecha, para tomar por una trocha que se dirige a un collado, al pie de un paredón en cuya base se localiza alguna pequeña covacha.


Alcanzamos el collado, al pie de una llamativa torre rocosa y que nos saca al Vaḷḷinón de Argumosa.



Bajamos al Vaḷḷinón de Argumosa.


Otra vaḷḷina espectacular, completamente alfombrada y que en otoño tiene que ser una maravilla.




Por el Vaḷḷinón de Argumosa regresamos a la braña de Sabugal con sus corros. Allí mismo cruzamos de nuevo el arroyo de Rioforno a la margen izquierda pasando al prado de La Rebeḷḷada, para acometer el ascenso por la Vaḷḷina de Cubieḷḷa.


Alcanzamos así la braña Cubieḷḷa, con una solitaria cabaña en la cabecera de una finca cerrada por una muria.


Aunque viendo el tamaño de la edificación, igual no deberiamos referirnos a ella como "cabaña".


Por encima de la cabaña de Cubieḷḷa sale, hacia la derecha y en llano, un marcado y llamativo camino que por momentos parece tallado en la roca y que va a ir cortando en horizontal la ladera.


Al fondo queda la Mochada y bajo ella las dos vaḷḷinas que acabamos de recorrer, la de Argumosa a la izquierda y la de Rioforno a la derecha. A la derecha del todo, asoman las fincas de la Cubieḷḷa.


La senda cruza una zona de espectaculares agujas, antes de emepzar a perder altura, con un par de zetas.


La cabecera de Rioforno, con las dos vaḷḷinas que hemos visitado.


Pineda ya a la vista y hacia donde nos dirigimos. Al fondo del todo, la zona del Monegro.


La senda va a ir perdiendo altura hacia Pineda poco a poco, con el cordal de Villáux, en las estribaciones del Michu, a nuestra derecha y al otro lado ya dell valle del río Somiedo.


Entramos en Pineda por el barrio del Saleiru. La idea ahora es salir del pueblo por la zona alta del mismo, cruzando con tendencia a la derecha los prados del fondo.


El valle de Rioforno y al fondo la Mochada.


Subimos por los prados, ganando altura por la ladera y dejando a nuestra izquierda la Cuḷḷada de Pineda.


En el centro de la foto, el Michu.


Subimos por las fincas de La Brañueta, donde aún se conserva en buen estado alguna que otra cabaña.


Y por fin, alcanzamos la zona alta de La Brañueta, donde visitamos el teito del Cuḷḷao, único teito de la braña al que mucho me temo que no le queden más de un par de inviernos a menos que se repare su techumbre y que goza de una privilegiada vista sobre la Mochada.


Desde el teito se hace complicado detallar el itinerario de descenso, ya que la primera parte carece por completo de senderos. Diré que se han de ganar unos metros en la vertical del teito, antes de entrar en el bosque. Seguiremos entonces con tendencia a la derecha, en llano, cortando la ladera por el Monte Cuḷḷancios, hasta dar con una amplia vega en mitad de él, señal inequívoca de la antigua explotación ganadera del mismo.


El monte Cuḷḷancios es un hayedo mixto, con gran presencia de otras especies. La zona alta la forma una especie de plataforma, sensiblemente llana, colgada sobre el valle que cae hacia el río Somiedo.


Tras visitar las pequeñas vegas que se abren en medio del monte, giramos 180º, volviendo sobre nuestros pasos a medida que perdemos altura. Vamos paralelos al cortado que separa la plataforma superior de la vertical ladera que desciende vertiginosa hacia el fondo del valle. Debemos dar con el paso que nos permite descender hacia el Cuḷḷao Munieḷḷo, en el extremo este del monte.


Desde el cuḷḷao seguimos bajando unos metros con tendencia a la izquierda, por un poco evidente sendero, antes de girar a nuestra derecha, para ir buscando a continuación el centro de la amplia vaḷḷina que se va a ir formando.


Damos así con lo que queda de la braña de Las Chanas. El nombre le viene de las aterrazadas fincas que la conformaban. Hoy apenas si queda rastro de ellas, salvo unas pequeñas vegas muy tomadas de matorral en mitad del bosque.


Desde la cabaña seguimos bajando con ligera tendencia a la derecha, buscando el centro de la vaḷḷina. Allí se han acumulado grandes bloques calizos que han ido cayendo desde el crestón que vamos a ir dejando en todo momento a nuestra derecha.


Seguimos bajando con ausencia de senderos, pasando por restos de viejas fincas....


... hasta llegar a lo que queda de la braña La Xuncal, una solitaria cabaña levantada sobre una amplia y llamativa terraza muriada, que quizás en otros tiempos sostuvo una pequeña huerta.


Justo debajo de la cabaña arranca hacia la derecha un perdido sendero. El primero que vemos en todo el descenso.


La senda, a pesar de su manifiesto abandono, se muestra evidente y va a ir perdiendo altura con tendencia al a derecha, pegándose al crestón calizo, en cuya base se amontonan más y más bloques recubiertos de musgo.


Ya próxima a la carretera, la senda da paso a una pequeña pista que da servicio a varias fincas. La carretera de Pineda está la lado.


Salimos así a la carretera por la que habíamos subido unas horas antes, justo antes de la pequeña foz. Ya solo restaba bajar por ella hasta el punto donde habíamos dejado el coche. Os dejo un pequeño video de las cascadas. Hoy no hay track. El itinerario es complejo. El que lo quiera, que lo pida.



Un saludo
Cienfuegos

14 comentarios:

  1. Bufff!!! Impresionadita estoy viendo esa maravilla de cascadas...otro increíble rincón para los enamorados de esa hermosura que es Somiedo. Las fotografías son todo un escándalo Javier. Muchas gracias por ofrecernos tus reportajes. Un abrazo

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    1. Si, este igual es de los sitios imprescindibles del Somiedo profundo. Una pasada las cascadas.
      Un abrazo

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  2. Wow. Una pasada. Me parecen rincones especiales. Buena crónica y fotos. Algunas impresionantes.

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    1. Gracias Dani. La verdad es que las cascadas siempre son lugares que me gusta visitar y en cuanto supe de estas, era cuestión de tiempo el acercarme hasta allí. No defraudaron.
      Saludos

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  3. Preciosa ruta y no menos el reportaje. ..un saludo Javier.

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  4. Clásica somedana de vatchinas, cascadas, brañucas y falleus, etc. Observo que fuiste muy atento a las explicaciones del Dottore. je je je. Saludos.

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    1. Hombre, ya que nos lleva lo menos que podemos hacer es ponerle atención, ¿no?, je, je.
      Saludos

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  5. PFFFFFFFF!!! vaya pasada. Tenéis que llevame!!

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    1. Pues no lo dejes para el verano, que no van a tener agua.
      Saludos

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  6. Hola Javier,
    La verdad es que disfrutamos mucho siempre con tus estupendos reportajes, nuevos recorridos y lugares mágicos como este.
    Fantástica fotografía!!

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    1. Si. A mi es el tipo de monte que más me gusta. Lugares como este, perdidos en mitad de un hayedo y poco visitados, un poco jabalineros para llegar a ellos, pero el lugar merece el esfuerzo.
      Saludos

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  7. Uauuuu Javier, qué ganas me has metido de volver a Somiedo, qué ganas, yo entre tanta cascada y tanto bosque sería feliz, no se si sabría salir de allí.
    Te felicito por otra de tus mágicas rutas. Mi abrazotedecisivo

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    1. Somiedo da mucho juego. Yo era de los que pensaba que lo conocía y me estoy dando cuenta de que es ahora cuando empiezo a conocerlo.
      Un abrazo, Sara

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