07 mayo 2020

Pasarelas del río Vero en Alquezar

Allá por el mes de junio pasé unos días por Huesca en los que dió para hacer un poco de todo. Así, para la última jornada habíamos preparado un día de lo más completo. Visita al Castillo de Monzón, cata de vinos de la D.O. Somontano en Barbastro y visita al precioso pueblo de Alquezar, donde no me resistí a recorrer la ruta habilitada por la Garganta del río Vero, las llamadas Pasarelas de Alquezar. Un itinerario quizás en exceso preparado y de cara más al turista que al senderista, pero que no hay duda que recorre unos lugares increibles y que merecen la pena conocerse y disfrutarse, aunque hacerlo una tarde de verano con más de 30º, igual no fue la mejor idea.
 
DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 23/06/2019
  • Zona: Sierra de Guara. Prepirineo Oscense
  • Municipio: Alquezar (Huesca)
  • Inicio/Fin: Alquezar
  • Distancia:  5 Km
  • Desnivel máximo: 195 m
  • Desnivel positivo acumulado: 450 m
  • Tiempos: 2 horas
  • Dificultad: Fácil, aunque pese a ser casi más una atracción turística que una ruta como tal, las pasarelas podrían llegar a dar sensación de vértigo en algún tramo.
  • Observaciones: El acceso a las pasarelas del río Vero requiere de una entrada con un coste de 4€ (3€ si se saca vía web y gratis para federados). Por poder, se puede acceder sin pagar, pero entiendo que el precio cubre no solo el necesario mantenimiento, sino también un seguro en caso de accidentes. Por el precio, merece la pena pagarlo.
  • Track: pasarelas-de-alquezar


Ni que decir tiene que ya solo la visita a Alquezar, aún sin recorrer su ruta por el río Vero, merece la pena. Alquezar es un pueblo precioso, colgado sobre el barranco del rio Vero y mimetizado con el paisaje, donde ni una sola casa desentona por color o estilo sobre el resto. Un pueblo, obviamente orientado al turismo, pero muy cuidado. Personalmente, me encantó.


Las casas están abigarradas en muy poco espacio, pegándose a la peña y asomándose al barranco. Todo ello hace que sean numerosos los pasadizos y/o túneles bajo los edificios.




Las escasas plazas son pequeñas y en ellas se agradece la sombra y la corriente de aire, en una zona a la que el verano suele castigar con un exceso de calor.



El mirador de Alquezar se asoma al Barranco de la Fuente, precisamente por el que se hace el descenso hacia las pasarelas.


El incio de la ruta debemos hacerlo en las cercanías del Ayuntamiento. Allí está la taquilla para pagar la entrada y allí nos facilitarán un casco (de uso obligatorio). También allí nos darán la recomendacion de llevar agua. La necesidad de ésta suele hacerse patente al final de la ruta.


La senda, perfectamente señalizada y habilitada, desciende por el barranco de la Fuente con inusitada pendiente.


Largos tramos de escaleras y alguna que otra pasarela nos conducen al fondo del barranco que se comprime en su cercanía al valle principal, el del río Vero.



Por fin alcanzaremos el nivel del río Vero. Allí un cruce nos indica la posibilidad de acercarnos a la izquierda hasta la cueva de Picamartillo. Sin duda merece la pena. Esta se abre al pie de una imponente pared.



Un sitio curioso. Había gente bañándose. La verdad es que con unos 30º de temperatura, era lo que más apetecía.


Me despido de Picamartillo y tras vadear el río - que venía con poca agua - retomé la senda hacia las primeras pasarelas.


Primer tramo de las pasarelas, a unos 10 m de altura sobre el cauce y literalmente colgadas en una vertical pared.



Como comentaba al comenzar la entrada, se trata de una ruta muy orientada al turismo, pero tengo que reconocer que el entorno es una preciosidad, muy singular y llamativo.




Finalizado el primer tramo continúa una marcada senda, siempre por la margen derecha del río Vero.


Viene después un segundo tramo de pasarelas que ha de llevarnos a la presa de la antigua central hidroeléctrica.


Fue el único punto donde había bastante gente. La verdad es que tuve la enorme suerte de poder hacer el recorrido casi en completa soledad.


Estaba claro que era el mejor punto para darse un chapuzón.


La poza bajo el azud de la central hidroeléctrica parecía llamarme, pero por desgracia me había dejado el bañador en casa.


Continúa un nuevo tramo de senda que inluso obliga a pasar bajo unos grandes bloques encajados. Lo dicho, la zona es una preciosidad.


Tercer tramo de pasarelas, en el punto más angosto del barranco y para mi el más guapo del recorrido. La actuales pasarelas parecen tener su origen en las que se utilizaban para el mantenimiento de la antigua central hidroeléctrica.



Una vista atrás.


Dejando atrás la parte más estrecha, el barraco se abre ligeramente. Viene un nuevo tramo de senda a través de una zona arbolada, donde podemos disfrutar de las vistas sobre el desfiladero.



Cuatro y último tramo de pasarelas. Es el más largo y donde éstas van a mayor altura sobre el río.



Muy guapa también esta parte donde la anchura permite un mínimo bosque de ribera junto al río.



Una nueva vista atrás.



La salida de las pasarelas se hace sobre una especie de puente colgante. Arriba del todo empezaba a asomar Alquezar.


La senda gana metros ahora hacia un mirador colgado literalmente sobre el valle, que se aprecia a la derecha de la foto.


Y las vistas sobre el mirador. Aguas abajo,...


...y aguas arriba, con Alquezar alzándose sobre el barranco del río Vero. En él se observan parte de las pasarelas que acababa de atravesar.


Por detrás del mirador la senda asciende ya hacia Alquezar, pero otra desciende a la izquierda. Era pronto y yo quería aprovechar la visita, así que tomé por ella. La senda acaba por llevarme al puente de Fuendebaños.


Las averdosadas aguas del río Vero siguen su curso.


Río arriba continúa una senda por la margen derecha. Tomé por ella. Allí algún artista local parece haberse entretenido colocando algunas tallas.



La senda acabará por llevarme a un viejo molino del que se conserva su presa y poco más. Otro sitio estupendo para bañarse de haberlo previsto.



Desde el propio molino ascendí de forma directa hasta alcanzar nuevamente el mirador.


Tirando de zoom, Alquezar. A partir de aquí viene la explicación de la insistencia por parte del personal del Ayuntamiento en llevar agua al realizar la ruta. El desnivel a salvar es de unos 200 m y con 30º se hacen duros. Muy duros.


De poco sirve la sombra que en algún tramo ofrecen almendros u olivos, mientras se pasa junto a viejas fincas. La pendiente es fuerte y el calor abrumador.


Por fin alcanzaremos la iglesia de San Miguel Arcangel, en el barrio de Arrabal, y justo al lado una de las mejores terrazas de Alquezar donde ahogar nuestra sed en una jarra de cerveza. O en dos.


La tarde caía y aunque barajamos quedarnos a cenar en Alquezar, al final decidimos ir acercándonos a Huesca.


Nos despedíamos así de un pueblo al que me gustaría volver. Quizas cuanto todo esto - el puñetero Covid 19 - pase. De momento, os dejo el track, aunque tampoco es que haga mucha falta.


Un saludo
Cienfuegos

2 comentarios:

  1. Que maravilla de ruta, apetece recorrerla...estupendo post

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    1. Gracias. Si que es guapa. Muy recomendable si se esá por la zona.
      Un saludo

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