Hacía diez años de mi última, y única, visita al valle de Piriañes. Lo recordaba yo como un valle escondido y poco transitado, pero precioso. Atravesado por un buen camino que aún conservaba parte de sus armaduras y empedrado. Tocaba volver a ascender por él con idea de acercarnos a la Porra Valdepino. Sin embargo, diez años parecen ser muchos cuando un valle pasa al lado oscuro del olvido y el abandono. Tantos que aquel viejo camino es hoy un mero recuerdo y el ascenso por Piriañes se ha convertido ya en una lucha constante contra la maleza y el barro. Tras la cima, descenderíamos por La Jastia al Toneyu para regresar por la mucha más amigable, Senda del Arcediano.
DATOS DE LA RUTA
- Fecha: 29/10/2020
- Zona: Precornión. Sierra de Beza
- Concejo: Amieva (Asturias)
- Inicio/Fin: Collado de Angón
- Distancia: 17,5 Km
- Desnivel máximo: 940 m
- Desnivel acumulado positivo: 1.150 m
- Tiempos: 8 horas
- Dificultad: Dificil. El abandono del valle de Piriañes hace que su recorrido resulte penoso en extremo, aún en una época ya de poca maleza como es octubre. No quiero ni imaginármelo en mayo o junio.
- Track: porra-valdepino-por-pirianes
Aparcamos en el collado de Angón con una mañana espléndida. La idea era ascender por el camino que entra a la derecha de la Senda del Arcediano, regresando por ésta por la tarde.
Vemos la Sierra de Amieva, con el Primiellu.
El camino, ancho pero con muchísimo barro, pasa por encima de varias fincas y cabañas hasta alcanzar una portilla de acceso a un prado. Un poco antes, una senda asciende ganando altura sobre las fincas.
El pueblo de Amieva, con la cumbre de La Coroña tras él. Al fondo la Mota Cetín.
La senda va a ir bordeando la cara norte de la sierra que separa el valle de Angón de las caídas sobre el valle de Amieva, que desagua en el Sella por Ceneya. Abajo a la izquierda vemos las cabañas de Llerimundi.
La senda está bastante abandonada y en nuestro caso nos la encontramos con ingentes cantidades de barro que ralentizaban mucho el avance. Hay que ir atentos ya que en un momento dado la senda parece perder altura hacia un prado. Un poco antes continúa para seguir ascendiendo por encima de él, pero ya mucho menos evidente.
Entramos así en una especie de canal por la que ganamos altura rápidamente, dirigiéndonos ya hacia la Jorcada de Arriba.
Cruzando la Jorcada accederemos al valle de Piriañes. Aquí el abandono de la senda ya es tal que la perdemos en los primeros metros y nos cuesta volver a dar con ella.
El otoño todavía aguantaba en este escondido valle, con el hayedo del Monte Tornos mostrando aún buen colorido.
Mis compañeros tomaron una trocha más alta. Yo en cambio seguí otra que me conduce al río por el que subo mientras disfruto de los guapos contrastes de la luz, que se filtraba por entre las hojas.
La idea que traíamos era cruzar el río y seguir por medio del bosque del Monte Tornos, ya en la ladera contraria, pero lo vimos tan cerrado que optamos por seguir subiendo hacia la ubicación de la antigua majada de Piriañes.
Llegamos a Piriañes donde solo quedan restos de viejas murias. El entorno está total y absolutamente abandonado y comido por la maleza. Me sorprendo de lo mucho que ha cambiado desde que pasé por aquí hace diez años. De hecho la senda estaba tan tomada de maleza que optamos por dejar el fondo del valle y ascender por la ladera izquierda, hacia la majada de La Texa, esperando que después fuera más sencillo avanzar por la zona alta. El ascenso hacia La Texa lo hicimos "a pelo", por donde mejor lo vimos y en ausencia total de sendas. Con todo, mejor o peor, conseguimos llegar a las praderías de La Texa, donde se conserva una cabaña en buen estado.
Salimos de La Texa por un claro sendero. Pero nos iba a durar poco la alegría. La senda, o mejor dicho sendas, se multiplican convertidas en simples trochas de ganado que no parecen conducir a ninguna parte, o en todo caso al fondo del valle, a donde no queremos volver.
Así que seguimos tirando un poco de intuición y buscando los pasos que nos mantienen a nivel o mejor ganando algo de altura, aproximándonos a la cresta de la sierra, cuando ya vemos al fondo la mole de la Porra Valdepino.
Buscamos las zonas de bosque, donde se camina mejor al haber menos maleza.
En un momento dado ganamos la cresta, entre el Cuetu Quemao y el Porru los Tazos. Desde ella disfrutamos de las primeras vistas sobre el Cornión.
Muy guapa esta zona con numerosos tejos alternando entre las hayas.
Sin embargo el terreno es un karst calizo de muy mal andar y aunque intentamos seguir a la cumbre del Porru los Tazos, acabamos por abandonar la idea y bajar nuevamente hacia el bosque, saliendo a una vega en medio de él, que parece ser la Vega la Llanal.
Pasamos bajo la cumbre del Porru los Tazos donde, por fin, damos con una senda en un tramo de hayedo puro que se deja caminar bien.
La senda va a bordear por el norte el Cuetu Parriellu, aproximándonos al collado Parriellu, donde culmina el valle de Piriañes.
La Porra Valdepino se alza sobre la zona alta del valle de Piriañes. En mi anterior visita habíamos ascendido por el fondo del valle, pero de aquella nos lo habíamos encontrado mucho más transitable.
Poco a poco vamos cruzando el hayedo, en un tramo precioso, buscando la salida en el collado Parriellu.
Y ya en el collado nos recibe una de las mejores vistas que se puedan tener del macizo del Cornión, en los Picos de Europa.
Y a la derecha de éstos, el Cantu Cabroneru que se alza sobre las praderías de Sabugu, por las que pasaríamos más tarde.
Desde Parriellu seguimos por la zona alta, ya de forma mucho más cómoda y bordeando la cota de El Raxu, hasta la fuente de la majada de Gustalcuendi, para mi la fuente con mejores vistas que conozco. En ella haríamos una parada para comer y beber, tirar alguna foto y decidir que hacer.
Y es que la idea original era haber bordeado la Porra Valdepino por el oeste para dirigirnos directamente a La Conia. La Porra la haríamos ya de vuelta, pero el ascenso por Piriañes ha sido un infierno. Un auténtico rompepiernas en el que hemos perdido mucho tiempo, tanto que ya no tenemos horas de luz suficientes para ir hasta La Conia. Así que decidimos ir directamente a la Porra Valdepino, por lo que pasaremos junto a las ruinas de la majada Gustalcuendi para buscar la entrada a la canal que nos ha de llevar a cumbre.
Espectacular ubicación la de Gultalcuendi, con las vistas hacia Picos a un lado,...
...y hacia el Carria y la Mota Cetín al otro.
Nos despedimos de Gustalcuendi.
Entramos en una especie de canal. Una larga lengua de hierba por la que asciende una marcada senda. Al fondo la alargada Sierra de Amieva.
Poco a poco vamos ganando altura y vemos en primer término a la izquierda la cumbre del Canellín, sobre las praderías de Baenu, cuya ascensión os conté AQUÍ. También vemos ya en toda su extensión la Sierra de Amieva, con el Primiellu sobre las casas de Amieva.
Alcanzamos una amplia collada. Se trata del Colláu la Jastia. Por aquí bajaremos después. De momento toca seguir hacia la Porra que ya vemos al frente.
Toca cruzar un tramo un tanto quebrado antes de alcanzar la última ladera herbosa que nos conduce ya a cumbre. Una vista atrás con el Colláu la Jastia a la izquierda.
Y cumbre de la Porra Valdepino. Foto del movil ya que con la cámara ni me acordé de tirarle al vértice geodésico.
El núcleo "duro" del Cornión, con la Peña Santa a la derecha.
Cantu Cabroneru y Peña Beza. A la derecha de esta se ve el Jario.
Justo bajo cumbre, la vega de Toneyu y sobre ella y a la derecha, la cumbre de La Conia, que definitivamente se quedará para otro día.
Más allá de La Conia de alza la cumbre del Pozúa (izda) y el Pármede (dcha).
Girando al oeste, abajo en primer término la cumbre del Jucantu sobre los pastizales de Giobes y al fondo el Tiatordos, con el Pierzu por detrás del Carria, ya a la derecha del todo.
Pierzu y Carria casi empastados, con la Mota Cetín al fondo a la derecha.
Y una más a la Sierra de Amieva.
Tras un buen rato en cumbre iniciamos el regreso. Muy cerca de cumbre se abre una estrecha y pendiente canal que sabemos permite un descenso rápido, pero la vimos muy sombría y húmeda y es tal su inclinación que parece mejor subirla que bajarla, así que regresamos al Colláu la Jastia. Desde él vemos el amplio travesedo que corta la cara oeste de la Porra Valdepino, los Traviesos de la Pasá, y que vamos a recorrer a continuación.
Descendemos del collado, dejando a la derecha las caídas que se abren sobre el bosque del Monte la Casera. Más allá destacan las praderías de Agüergu.
Vamos recorriendo los Traviesos de la Pasá. Muy ancho y sin dificultad alguna.
En cambio hay que buscarle la bajada ya que presenta fuertes caídas. Nosotros damos con una pendiente canal que se deja bajar bien.
Nos dejamos caer a la amplia collada La Pasá.
Desde aquí una buen sendero desciende hacia la vega del Toneyu por donde cruza la Senda del Arcediano, con una magnífica vista del Cantu Cabroneru y Peña Beza.
Nuevas vistas sobre las Peñas Santas.
Ya hacía rato que veníamos hablando de acercarnos hasta el Cuvellón, la entrada a la Red de Toneyu, la mayor cavidad asturiana, con más de 19 Km de longitud de galerías y 600 m de profundidad y declarada Monumento Natural. Las aguas drenadas por esta red resurgen en el manantial de Fuente Redonda, junto al que se pasa cuando se asciende a Baenu por el Sedu de la Cruz. No sabíamos donde estaba exactamente, pero desde arriba habíamos visto lo que parecía una gran boca y nos acercamos.
Efectivamente era la entrada, o una de ellas, a la Red de Toneyu. El Cuvellón. Bajamos internándonos unos metros en aquella inmensa boca, pero no había tiempo para explorar mucho más. Será cuestión de acercarse otro día que más tiempo.
Paramos a comer un poco más allá, al sol, que ya empezaba a refrescar, y con la vista puesta en el Cabroneru y en la "eterna" ladera por la que lo ascendí la última vez y que os conté AQUÍ.
Y tras la comida ya "solo" quedaba regresar por la Senda del Arcediano. Nos lo tomamos con calma, aunque apenas si hicimos alguna que otra parada para alguna foto. La senda es espectacular, pero a la vuelta de ruta, siempre se hace larga.
La Jaeda, el hayedo que recubre la ladera del Cabroneru ya estaba muy pasado, pero aún ponía la nota de color al paisaje.
Llegamos a Sabugu, donde echamos un trago en la fuente. Allí ya daba la sombra y apenas volveríamos a ver el sol. Los días ya eran cortos y se notaba.
Seguimos por la senda que conserva largos tramos empedrados y soportados por buenas armaduras.
Y a punto de dejar atrás la zona más alta del valle y sumergirnos en el bosque, nos detenemos a contemplar el espectáculo de las vistas sobre el Cotalba y el mirador de Ordiales,...
...a despedirnos del Cantu Cabroneru....
...y a volver los ojos hacia el Valle de Ozania y la ubicación de los Sedos de Ozania por los que subimos en su día al Camperón.
Luego ya seguimos bajando por medio del hayedo del Monte los Socuestos, que aún mostraba bastante colorido. Una pena lo tardío de la hora que le restaba espectacularidad.
Allí sigue la faya que se asoma al camino y que parece que vaya a caerse en cualquier momento.
Junto al coche cerrábamos la circular en una jornada en la que no llegamos a ver absolutamente a nadie por el monte. De camino pararíamos a tomar una cerveza. Solo unos días más tarde los bares volverían a cerrar sus puertas por una temporada. Os dejo el track.
Un saludo
Cienfuegos
Parece que las botas se ganaron el sueldo en la primera parte de la ruta, no conozco la Porra de Valdepino , pero por tus descripciones , el día que decida conocerla, la Senda del Arcediano creo que será la mejor opción
ResponderEliminarQue vistas más estupendas sobre el Cornion ...
Un Saludo Javier.
Ya te digo si se lo ganaron. Una pena lo abandonado que está ese valle. Y mira que había subido por el hacía 10 años. Ni sombra de lo que era. Pues la Porra merece mucho la pena. Es un balcón espectacular. Cuando vayais no dejeis de pasar por Gustalcuendi. Para mi es uno sitios más guapos que conozco.
EliminarUn saludo, Luis.