Quien nos iba a decir que a un horribilis annus le iba a seguir un cacas annus.
Un año de mierda.
Y sin embargo así fue.
Malo el 2020 y peor el 2021. Así lo siento.
Jodido lo va a tener el 2022 para empeorarlo.
Pero tranquilos, que la vida es experta en darnos bofetadas.
Esperemos que no.
¡¡Haxa salú!!
Ahora que llega el frío,
y las nieves tiñen de blanco las montañas,
reviso las fotos del verano.
De días eternos, tardes doradas, noches cálidas, aguas serenas, viajes relajados ...
y tiempos sin preocupaciones.
Al preocuparme el futuro, desprecio el presente y, en mi huida, dejo atrás la verdadera libertad.
Peter Matteiessen. El leopardo de las nieves
Llafranc. Costa Brava. Cataluña.
Había ganas de volver a sentir el Mediterráneo.
Unas vacaciones diferentes.
En el fondo y en la forma.
Dicen que tiene por nombre Laguna Negra.
Y en los días de invierno seguramente lo sea.
Pero a nosotros nos recibió engalanada de verde.
Verde de los inmensos pinares en ella reflejados.
Espectáculo puro. Hipnótica atracción.
Los Picos de Urbión al lado mismo, que casi los podía tocar con los dedos.
Pero hoy no. Tocará volver. No importa.
Soria bien merece un viaje. O dos.
Cambiamos los horizontes montañosos, por planicies interminables.
Los cielos grises, por azules monocordes.
Las norteñas humedades, por estepeñas sequedades.
Todo, por disfrutar de los campos de lavanda que llegaban hasta el infinito,
y cuyo aroma nos acompañó durante nuestro periplo.
Existía un bosque, allá en la Europa vikinga, al que acudían los ancianos que habían dejado de ser útiles para la comunidad. Sabían aquellos viejos que Odín, también llamado Dios de los Ahorcados, sólo les admitiría en el Gran Banquete si morían en combate o si, habiendo alcanzado la edad crítica, se apartaban voluntariamente del camino. Así que se adentraban esos hombres en la espesura, anudaban las sogas a las ramas y se dejaban caer con el orgullo de quien no titubea siquiera ante la Muerte.
Los bosques de Upsala. Álvaro Colomer
El bramido del agua embravecida que se precipita valle abajo.
El mecer de las ramas empujadas por el viento sobre sus incipientes hojas.
El canto de los pájaros en alocada búsqueda de pareja.
El crujir de la hojarasca y los guijarros levemente movidos por lagartijas.
El crujir de la hojarasca y los guijarros levemente movidos por lagartijas.
El batir de alas de una legión de insectos de todo tipo, tamaño, forma y color.
El ensordecedor y mágico despertar de la primavera.
Basta. Me iré al extanjero.
¿Es que siempre voy a suspirar y languidecer?
Libres son mi vida y mis versos,
Libres como el camino,
desatados como el viento.
George Herbert
Cuatro son las virtudes cardinales enunciadas por Platón.
Templaza, para afrontar los malos momentos.
Prudencia, a la hora de asumir determinados retos.
Fortaleza, para superar los esfuerzos.
Justicia, para ser merecedor de la recompensa.
Prudencia, a la hora de asumir determinados retos.
Fortaleza, para superar los esfuerzos.
Justicia, para ser merecedor de la recompensa.
Me gusta creer que la montaña da la justa medida en cada una de ellas.
Hoy me levanté nostálgico. Nostalgia de viajar. De salir. De visitar.
Nostalgia de disfrutar otros amaneceres y otros atardeceres.
De oír otras lenguas. De sentir otros olores.
De huir de lo cotidiano. De este día de la marmota que nos ahoga.
Fuga mundi.
Reflexiones para un día de frío insoportable en el que creí perder los dedos de una mano:
"Un hombre que ha pasado por experiencias amargas y ha viajado lejos,
disfruta incluso de sus sufrimientos después de un tiempo".
Homero. La Odisea
Por pedir podría pedir muchas cosas. Como otros años.
Pediría salud, trabajo, algo de dinero, lo justo ya que no soy de gustos caros.
Y montaña, claro. Pediría montaña, también.
Pero viendo como nos salió 2020, me conformaré con un año normal.
Normal para abrazar a la familia.
Normal para tomar unas cervezas con los amigos.
Normal para viajar a donde me plazca y hacer montaña cuando me apetezca.
Normal... para vivir.
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