Ruta de los Molinos de Morcín

Hacia una temporada que no hacía ninguna ruta con la cria, así que el otro día después de comer salimos a dar una vuelta y, como no, volvimos a hacer una ruta de molinos. ¡¡Será por molinos!!Y es que otra cosa en Asturias no habrá, pero rutas de molinos, las que quieras y más. Ya conocíamos los del río Profundu en Villaviciosa, los de Prá en Nava y los de Bimenes. Probaríamos con los de Morcín, al lado de Oviedo y que no parecía ser una ruta muy conocida.

DATOS DE LA RUTA

• Fecha: 10/08/2010
• Concejo: Morcín (Asturias)
  
• Inicio/Fin: Molín de la Ponte
• Distancia: 4,5 Km
• Desnivel máximo: 170 m
• Desnivel acumulado: 205 m
• Tiempos:  2 horas (a ritmo muy tranquilo)
• Dificultad: Fácil. Resulta perfecta para hacer con niños.
• Nota: Yo realicé esta ruta en 2010. De aquella no contaba con paneles explicativos y apenas estaba balizada. La repetí en 2022 y aunque cuenta con algún panel al inicio, adolece de una clara falta de señalización y mantenimiento. El track que os facilito se corresponde con esta segunda visita.
  
• Track: molinos-de-morcin

La ruta, tal y como se publicita, permitiría la visita a 10 molinos, pero eso no es del todo cierto, ya que el primer molino estaría en Santolaya, mientas que la ruta como tal empieza en el núcleo del Molín de la Ponte, a más de 5 km por carretera, por lo que en realidad podrían visitarse 9 molinos, de los cuales , los dos últimos, no son molinos de agua, sino molinos "de sangre", llamados así porque su accionamiento era manual. Vamos, que la ruta se queda en un máximo de 7 molinos, que tampoco es que esté mal.

La ruta puede plantearse lineal, subiendo hasta Busloñe y volviendo por el mismo itinerario, o circular regresando por la carretera.

Dejamos el coche a la entrada del Molín de la Ponte, donde hay una pequeña área recreativa, fuente y donde podemos ver el único panel explicativos de la ruta. Allí mismo observamos el que parece ser el primer molino, en una finca a la que no se tiene acceso. Tiene pinta de que todavía se utiliza.



Tomamos por la estrecha carretera que lleva hasta el barrio de Solescuestes, para seguir de frente, por la pista de grava que asciende valle arriba. Una lástima el día, con mucha bruma, ya que las vistas sobre el Aramo son bien guapas.


A los pocos metros alcanzamos el segundo molino, del que ha desaparecido parte de su estructura, aunque aún se observa perfectamente el canal.


Siguiendo por la pista poco más arriba dejamos a la derecha el ramal principal que asciende a El Pumar y siguiendo por la izquierda, se alcanza el tercer molino, el mejor conservado y al que se accede a través de un estrecho puente. El canal aún conduce agua, que forma una pequeña cascada por encima del molino.




La caleya cambia a la margen derecha del río por medio de un puente y empieza a ganar altura por medio de una zona boscosa, dejando una serie de prados a la derecha.




Se cruza un arroyo y se continúa de frente. Pasamos junto a los restos del cuarto molino, del que apenas quedan en pie sus paredes.



A partir de aquí el río va desgajándose en una serie de afluentes, con varias caleyas saliendo a ambos lados. La ruta está balizada con algunas marcas blancas y amarillas, aunque más bien pocas la verdad. De todas formas, con un poco de sentido común, no tiene mucha pérdida seguir el buen camino.



Por fin se alcanza el quinto molino, junto al puente que devuelve la caleya a la margen izquierda del río. El molino está en ruinas y la maleza lo ha invadido.


Nosotros nos dimos la vuelta en este punto. Desde aquí la caleya comenzaría a ganar altura rápidamente hacia Busloñe. Nos quedarían por ver otros dos molinos antes de llegar a Busloñe y faltarían por último los dos molinos de sangre, uno en Busloñe y otro en La Carbayosa. Lo dejamos para otra ocasión.


Cuando repetí la ruta en 2022 en esta última parte el camino estaba en bastante peor estado y no llegamos más arriba de los prados que comentaba. Así que en esta ocasión (2022), desandamos el camino tranquilamente hasta llegar al cruce con el ramal de El Pumar y empezamos a ganar metros por él. La pista, por la que baja el saneamiento, sube con una pendiente muy fuerte y alcanza las casas del Pumar, donde visitamos la iglesia de San Sebastián con un precioso tejo a su vera y la espectacular casona de La Rectoral de 1796 según reza en su fachada. Una pena que perdiera las fotos sacadas este día.

Desde El Pumar descendemos ya por la carretera durante un kilómetro largo para antes de llegar al núcleo de Cardeo, tomar una senda que baja a la derecha y que nos deposita en la carretera de acceso al Molín de la Ponte, donde teníamos el coche. 

Desde allí aún arrimamos hasta el embalse de Los Alfilorios a disfrutar de las vistas sobre el Aramo y el Monsacro y tomar algo por la zona, que aunque la ruta hubiera sido corta, nos lo habíamos merecido.

Un saludo
Cienfuegos