02 febrero 2017

El Caldoveiro por Veigadonga

Siempre se agradece volver al Caldoveiro, una cumbre modesta en altitud y sencilla de lograr, pero que se convierte en un espléndido mirador de gran parte de la zona central de Asturias, aunque esta vez la cima sería un mero añadido, una disculpa para lo que de verdad se me apetecía que era conocer la vega de Veigadonga, donde se localiza un llamativo complejo hidrogeológico con varias cuevas y sumideros, muy conocido entre los espeleólogos y con alguna triste historia.


DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 17/12/2016
  • Zona: Sierra de Gradura
  • Concejos: Teverga y Yernes y Tameza (Asturias)
  • Inicio/Fin: Casa Don Pablo. Puertos del Maravio
  • Distancia: 9,5 Km
  • Desnivel máximo: 490 m
  • Desnivel acumulado positivo: 535 m
  • Tiempos: 4 h
  • Dificultad: Moderada. La senda que permite el descenso desde el Maravio a la vega de Veigadonda está totalmente perdida y en determinadas épocas sin duda presentará mucha maleza.
  • Track: caldoveiro-por-veigadonga


Quedamos en reunirnos en La Plaza y tras un café subimos hacia los Puertos del Marabio - con cuidado, ya que la carretera estaba helada - cuando las primeras luces del día empezaban a dar en la ladera de Peña Cruzada, incendiándola de rojos, mientras las luna aún se mostraba bien alta.


Aparcamos junto a la  Casa Don Pablo, punto habitual de ascenso al Caldoveiro, y con un frío intenso recorrimos algo menos de un kilómetro por la carretera en dirección a Villabre, hasta tomar una pista que a la derecha sube hacia Braña Fuexu. El sol empezaba a dar en el Caldoveiro, pero la helada a la sombra era de las de recordar.


Allí, a la entrada de la pista nos inmortalizó Santiago.


Vamos subiendo por la pista dejando a la derecha un alargado y profundo jou.


Una vista atrás, con el sol despuntando.


Los acebos estaban cargadísimos. Y la luna que parecía que no quería irse a dormir.


Alcanzamos la Cruz del Fuexu, una amplia collada en la que cambiamos de vertiente. La pista sigue de frente hacia Braña Fuexu. Si no queremos visitar Veigadonda, sería el camino correcto, pero justo en la collada nosotros cruzamos un cercado y empezamos a bajar a la izquierda.


Tenemos que ir bajando por la ladera de la Regueiriecha, buscando el fondo de la vaguada, siempre con tendencia al norte. En otros tiempos hubo senda, pero hoy toda aquella ladera está hecha monte y hay que ir negociándola como mejor podemos. Aviso que esto en primavera avanzada o verano puede ser un infierno y NO RECOMIENDO repetir este tramo en esas épocas.


Cerca del fondo de la vaguada salimos a un perdido camino que nos conduce a unas abandonadas fincas.


No mejora mucho el tránsito en la zona inferior. El barrizal es de los buenos y las sendas están abandonadas, pero poco a poco nos acercamos al cauce del arroyo.


Cruzamos el arroyo a la margen izquierda y poco a poco - por sendas igualmente abandonadas, pero en estas fechas transitables (insisto en la mala idea de repetir este trayecto en épocas de vegetación en pleno esplendor) - vamos aproximándonos a las fincas de Veigadonga.


Por fin alcanzamos las fincas de La Cueva que se abren bajo el Chanu Pequeño, una collada que separa los dos valles que forman Veigadonga, dos pequeños valles ciegos, dos poljés en los que se sumen sus arroyos. Nosotros recorreremos el valle oriental, que es el más extenso.


Junto a la cabaña superior de La Cueva muere una pista que procede de la carretera de Villabre y allí mismo se localiza la Cueva del Inglés, señalada por un cartel, hasta la que nos acercamos.


La cueva se abre en el fondo de un pequeño jou. Es una de las siete entradas con que cuenta el complejo hidrogeológico de Veigadonga y recibe su nombre de un espeleobuceador inglés del Imperial College Cave Club, que desapareció en 1976 mientras exploraba uno de los sifones del complejo. Nunca se localizó su cuerpo.


Con los frontales entramos unos metros en la cueva. Desciende con rapidez por una resbaladiza ladera arcillosa hasta alcanzar una amplia galería. Intenté sacar alguna foto, pero el contraste entre la helada exterior y la, casi diría que, agradable temperatura del interior de la cueva, empañaron por completo la cámara.


De nuevo en el exterior descendemos por las fincas de La Cueva hasta el nivel del arroyo, entrando en el alargado valle de Veigadonga, que si bien en ocasiones aparace como Vegallonga (vega larga) Xulio Concepción Suárez, nos indica que el topónimo proviene de Vega Onga, toponímio que haría referencia a la presencia de agua, algo que en esta vega tiene peculiaridades muy acusadas.


Y es que al entrar en la vega, el arroyo gira a la izquierda y parece perderse al pie de las paredes calizas que cierran la vega a esa mano.


Efectivamente allí damos con el Sumidorio de Veigadonga, otra de las entradas al complejo de cuevas y galerías que alcanzan los cerca de 6.000 metros de longitud. Este arroyo, tras discurrir de forma subterránea, parece resurgir en el manantial de Pena´l Camín, ya cerca de Villabre.


La boca de entrada es corta. Enseguida el río desaparece en las entrañas de la tierra.


Tras la visita de rigor, seguimos ruta ascendiendo por las fincas de Paraxas, valle adelante, buscando el sol que nos calentara un poco.


En un cruce de caminos, tomamos el de la derecha, que sube por encima de esta cabaña.


Una vista atrás a Veigadonga.


El ancho camino muere poco después junto a otra cabaña, pero por encima de ella continúa una marcada senda que va a ir ganando altura poco a poco sobre el fondo del valle.


La senda gana una collada en la que se difumina un tanto. Justo antes habremos confluido con la senda que llega directa hasta aquí desde Braña Fuexos. Desde la collada vemos los dos valles ciegos que conforman Veigadonga con el más extenso, el que acabamos re recorrer, a la izquierda.


Desde la collada la senda va a ir girando poco a poco al este, cortando la cara occidental del Caldoveiro y cogiendo altura sobre el valle de Villabre que queda delimitado al otro lado por el extremo norte de la Sierra de La Granda.


Atrás se ve el collado que acabamos de cruzar. Al fondo Peña Cruzada, techo de Yernes y Tameza, cuya ascensión os conté AQUI.


Poco después alcanzamos uno de los tramos más guapos de la ruta. En él, la senda discurre sobre unas buenas armaduras que nos muestran el ancho que tuvo el camino en sus buenos días.




Al otro lado del valle vemos algunas de las casas de Villabre y al fondo el pueblo de Foxó.



Buena altura ya sobre Villabre. Por detrás destaca la Sierra del Pedrorio.


Continúa la senda bordeando la cara norte del Caldoveiro, buscando la entrada a las vegas que le quedan a esa mano.


De esta forma ganamos la primera de las vegas, El Castichu, con restos de alguna antigua cabaña o corro. En ella una arbolada ladera nos permitiría un ascenso directo al Caldoveiro, pero de momento seguimos hacia la siguiente vega.


Subimos por el Valléu, una marcada vaguada que separa las moles calizas del Caldoveiro y el Cadupo, cuando ya vemos emerger al fondo a la izquierda la Sierra de Manteca, con algo de nieve.



En la zona alta del Valléu nos asalta un olor insoportable. La explicación la encontramos poco después cuando nos damos de frente con no menos de 30 buitres que parecían estar dando buena cuenta de algún animal muerto y a los que les interrumpimos el festín.


Guapos los acebos en la zona alta.



Entramos en la vega de Trascadupo, a los pies del Cadupo a la izquierda y el Caldoveiro a la derecha. En ella se localiza una pequeña laguna, recrecida para su uso como depósito de agua para el ganado.


Buena vista sobre la Sierra de Begega y sus molinos de viento.


Subimos hasta la collada que separa el Cadupo y el Caldoveiro, entrando en una zona donde ya ha cuajado la leve nevada del día anterior.


Justo en la collada acometemos el ascenso al Caldoveiro, subiendo por donde mejor lo vemos y teniendo que atravesar una densa mata de acebos. La cumbre ya estaba muy cerca.


Una vista atrás, con la zona por donde vamos subiendo y a la izquierda el Cadupo. A su derecha se abre el valle donde se asienta el complejo lagunar de La Barreda.


Y por fin hacemos cumbre en el Caldoveiro. La limpieza de cielos era espectacular, así que tocaba disfrutar de las vistas. Una hacia el valle de Villabre, las sierras de Grado y Belmonte, con los molinos de la Sierra de Begega a la izquierda.


Los Puertos del Marabio y sobre ellos Peña Cruzada. Al fondo la zona de la cordillera a caballo entre Teverga y Somiedo.


La laguna de la Tambaisna, las modestas cumbres que rodean Fosdelayegua, como el Pico Arena y al fondo la Sierra del Aramo.


El Macizo de Ubiña desde Peña Rueda (izda) a Peña Ubiña (dcha) por encima del L´Obiu en la Sierra de Gradura. Entre ambos se aprecia la Sierra de Sobia.


Los Puertos del Marabio. Al fondo, a la derecha de Ubiña, se destaca la cónica silueta del Ferreirúa.


Tirando de zoom, la Sierra de Begega y sus molinos y detrás la Sierra de La Curiscada.


Peña Manteca. Habría que empezar a pensar en volver a hacerle una visita.


Si no me equivoco, el Cogollu Cebolleo, entre Somiedo y Babia.


La laguna La Tambaisna, al pie de del Pico Braña.


Alberto y yo nos habíamos adelantado un tanto, así que mientras esperábamos por Santiago, Adela y Begoña disfrutamos de las evoluciones de los buitres, los mismos a los que les habíamos estropeado el desayuno, realizando pasadas sobre la cumbre.




Un detalle de las fincas de Veigadonga, por donde pasamos solo un par de horas antes (valle de la esquina inferior izquierda).


Enseguida llegaron el resto y aprovechamos para picar algo, mención especial a los mazapanes caseros de Adela, sobre los que hubo incluso intercambio de recetas. Alberto y yo teníamos prisa, ya que la idea era volver a comer a casa, mientras que el resto lo harían por algún bar de la zona, así que tuvimos que despedirnos alli mismo. Ellos se quedarían un rato más, disfrutando de la cumbre, mientras que nosotros tirábamos ya para abajo.


Primero recorriendo un tramo de la cresta sur del Caldoveiro, ...


... y luego dejándonos caer a la izquierda, buscando el descenso más cómodo hacia la vega La Tambaisna en la que ya vemos la buena caja del llamado Camín Francés al que tenemos que salir.


Alcanzamos la vega y entroncamos con el Camín Francés, el GR-101.1, el ramal que se desgaja del Camín Real de la Mesa en las vegas de Cueiro y que pasando por Vicenturo y Marabio, conduce hasta Villanueva de Santo Adriano.


Nos despedimos del Caldoveiro.


El camino atraviesa un pequeño bosque de acebos en Las Cuevas, en donde se difumina un tanto, aunque en general se muestra bien balizado, muy marcado y evidente.



Bajando por Texeira tenemos buena vista sobre los Puertos del Marabio y la Sierra de Gradura.


Pasamos entre las cabañas de Cubieches, mayormente cuidadas y en uso.


Ya solo nos quedaba bajar el último tramo por Cuestadorus hasta salir a la carretera de Villabre.


Y saldríamos junto al panel que indica, precisamente, el GR-101.1 el Camín Francés, que estaba poco antes del lugar donde habíamos aparcado.


Y tras un cambio rápido de ropa, para casa, que Alberto y yo - aunque algo tarde - aún llegaríamos a tiempo de comer con la familia, tal y como habíamos previsto. Os dejo el track.


Saludos
Cienfuegos

18 comentarios:

  1. Muy guapa y desconocida, en gran parte, por mí esta ruta. Me ha encantado Veigadonga, desconocía ese paraje. Hay tanto que ver que necesitaríamos otra vida (je, je). Precioso reportaje y mejores explicaciones. Un fuerte abrazo

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    1. Veigadonga es una sitio, cuando menos, curioso que yo creo que merece la pena conocerse. Pero si, necesitaríamos otra vida para conocerlo todo, je, je.
      Un saludo

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  2. Muy guapo reportaje. Coincidí en la cumbre, la última vez que estuve en el Caldoveiro, con unos montañeros que habían subido desde la braña del Cibidiellu donde tenían una cabaña y me hablaron de ese camino armado. Me quedé con ganas de conocerlo pero ahora que lo veo aquí, lea verdad que llama ir a conocerlo. Gracias por compartir. Saludos

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    1. El camino se lo había visto en un reportaje a Yoni. Es muy guapo. Pero Veigadonga también. A mi ese tipo de sitios, con cuevas y donde se sumen arroyos y demás, siempre me llama mucho la atención.
      Nos vemos

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  3. La braña no se llama cubriellos ,es cubielles-en teverganu cubieches-.Saludos

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  4. Ruta muy guapa, que me la apunto Javier, la zona del Marabio me gusta bastante, un saludo.

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    1. Marabio da mucho juego, Diego. Si la repites te gustará, pero cuidado con el descenso inicial en caso de estar avanzada la primavera, que puede ser una encerrona de las buenas.
      Saludos

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  5. Me pasa igual que a casi todos Vegadonga, totalmente desconocida para mi. Pero me ha encantado. Habra que ir a inspecionarla.
    Un saludo Javi

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    1. No me extraña Sebastian. No es una vega especialmente conocida, ya que no suele ser zona de paso, pero merece la pena adecuar el circuito para pasar por ella. Es un sitio curioso.
      Un saludo

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  6. Fantastica actividad. Además un día estupendo. Toda una suerte encontrar a las necrófilas en plena actividad.

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    1. Ya te digo yo si estaban en plena actividad. Menuda nube de buitres levantamos allí. No volvieron. Debían de quedar los huesos mondar dientes.
      Saludos

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  7. Pues guapa rutina. Tengo para este año volver al Caldoveiro y de paso hacer la Peña Cruzada. A ver si me acuerdo de tu repor pa visitar la cuevuca.
    Saludos!

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    1. Si haces Peña Cruzada, te recomiendo bajar de ella camino al caldoveiro pasando por Veigadonga, pero accediendo por la pista que parte de la carretera que baja a Villabre. Buen aceso hasta la vega. Es que por donde bajamos nosotros, en cuanto levante el "felechu" va a ser un infierno.
      Saludos

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  8. Espectacular paseo, que encanto tiene esa zona.

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  9. La única vez que estuvimos en el Caldoveiro hicimos la exprés (La ruta por donde habéis bajado) y nos quedó un buen sabor de boca.
    Desde luego estar alternativa circular es mucho más estimulante.
    Bonita entrada Javi!! Un abrazo!

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    1. Pues es una sierra muy sencilla, pero agracedida de recorrer. Yo el Caldoveiro siempre lo había hecho para acompañarlo de otras cimas por la zona. Esta vez como ibamos con prisa lo hicimos solo, aunque como digo, era una excusa para acercarnos a visitar las cuevas.
      Un abrazo

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