28 junio 2023

La Plana y la Pica Loto por el Camín de los Beyuscos

Hay caminos que deberían ser Patrimonio de la Humanidad. En Picos de Europa y sus contornos hay muchos de esos y en esta jornada íbamos a recorrer uno de ellos: el Camín de los Beyuscos. Un itinerario sin igual por la espectacularidad del entorno, la inteligencia del trazado o la amplitud de las vistas. Esbeltas agujas, profundas cuevas, sobrecogedores abismos,...de todo tiene esta senda. La guinda sería auparnos además a las cumbres de la exigente La Plana, la plácida Peñallava y la airosa Pica Loto. Ruta dura, muy dura, por el desnivel pero sobre todo por el tipo de terreno, no apto para todo el mundo y en el que además hay que escoger la fecha, pues si la hacemos muy pronto los traves de nieve la complicarán, pero si lo dejamos para demasiado tarde, será la vegetación la que la vuelva casi que impracticable.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 06/04/2023
  • Zona: Precornión. Desfiladero de los Beyos
  • Concejo: Ponga (Asturias) y Oseja de Sajambre (León)
  • Inicio: Puente Vidosa
  • Fin: Cobarcil
  • Distancia: 16,5 Km
  • Desnivel máximo: 1.230 m
  • Desnivel acumulado positivo: 2.480 m
  • Desnivel acumulado negativo: 2.270 m
  • Tiempos: 10 horas
  • Dificultad: Muy Difícil. El recorrido del Camín de los Beyuscos es esforzado como pocos, donde ademas deben escogerse muy bien las fechas para acercarse ya que muy pronto resulta complicado por los "traves" de nieve y demasiado tarde se vuelve impracticable por la vegetación. Por su parte el ascenso a La Plana es expuesto, con pasos de II, pero en un ambiente muy aéreo.
  • Nota: No puedo dejar de avisar que entre el Derrabáu y los Llagos de Jesús transitaremos por una senda que está claramente abandonada y por la que tan solo se aventuran algunos "locos" como nosotros. Los avellanos van comiéndosela poco a poco, poniendo especial énfasis en los cruces de las vaguadas de Viarcellos y Trespuniellos. Aunque nosotros nos la encontramos mejor de lo esperado, una pequeña sierra de mano plegable, puede venirnos bien para abrirnos paso en algún que otro punto, además de que ayudaremos a su mantenimiento y a futuros visitantes.
  • Track: la-plana-y-pica-loto-por-el-camin-de-los-beyuscos


Es el llamado Camín de los Beyuscos la ancestral vía de comunicación que discurría por la margen derecha del Desfiladero de los Beyos, en el valle del río Sella. Partiendo de tierras de Oseja ascendía desde Soto hasta los Puertos de Beza para, a la altura de Pandemones, descender hacia la vega de los Llagos de Jesús y cruzando el collado Valdelillo internarse en el sobrecogedor entorno del Desfiladero de los Beyos. Allí la senda debía ascender y descender, en un tobogán sin fin, cruzando colgadas colladas y profundos cañones, siempre al borde del precipicio, hasta alcanzar el Derrabáu, una bucólica planicie de pasto 1.000 m por encima del Sella, para luego realizar un descenso casi infinito hacia la, hoy deshabitada, aldea de Rubriellos y finalmente Puente Vidosa, a orillas del Sella. Un territorio salvaje y expuesto como pocos y sin embargo, a lo largo del recorrido aún podremos ver que todo él fue intensamente explotado por los pastores de Ponga y Sajambre. Allí quedan viejas cangas que se segaban, caminos armados, cuevas que hacían de rediles y los restos de las viejas cabañas. Hoy día se nos hace difícil, cuando no imposible, imaginar la vida en semejante entorno y sin embargo así era hasta no hace tanto. De hecho, aún siguen subiendo las vacas al Derrabáu para recordarnos que los beyos - las angosturas o las estrecheces - no lo eran tanto cuando lo que apretaban de verdad eran las necesidades.

Nosotros haríamos el recorrido inverso, saliendo de Puente Vidosa y tomando la senda que sube por detrás del hotel hacia la cascada de Aguasalió. El primero de tantos puntos fotogénicos como visitaríamos en esta jornada.


Tras cruzar la riega se inicia un prolongado ascenso por el Monte la Regata, pegándose a las paredes calizas, sobre un camino ancho y bien conservado. sobre esta primera parte hasta el Derrabáu tenéis otra entrada en el blog AQUÍ.


Habíamos madrugado, ya que la ruta iba a ser larga y ya estábamos a bastante altura cuando el sol empezaba a dar en el Niajo (dcha), con el Pozua al fondo.


Alcanzamos la deshabitada aldea de Rubiellos. Se agradece ver que el viejo hórreo beyusco sigue aguantando los inviernos, aunque su ruina total es cuestión de tiempo. Hoy día el entorno de Rubiellos es un denso bosque, pero en otros tiempos aquí habría tierras de labor.


Salimos de Rubiellos y acometemos el ascenso hacia el collado Cocoba.


El collado Cocoba es un perfecto mirador sobre el valle del Sella, con la carretera transitando junto al río y el Niajo al fondo del mismo.


Al Carria ya le daba bien el sol, mientras el pueblo de San Ignacio permanecía en sombras. Los contrastes de luz iban a ser brutales en toda esta primera parte de la ruta, así que las fotos no reflejan del todo la belleza del entorno.


En Cocoba la senda gira a la izquierda, perdiendo unos metros para cruzar la cabecera de la canal de la Riega Llaganozos, que se abre bajo nosotros, buscando la parte baja del Monte Valleyones, por donde toca subir a continuación hasta el collado del Estosu.


Tras superar los duros repechos del Monte Valleyones alcanzamos el Estosu, donde quedan restos de una cabaña. Otro buen mirador.


Por encima del Estosu salimos a la Cangona, una amplia zona de pastizal de pendiente muy acusada por la que cuesta ascender. Al menos esta vez dimos con la senda correcta en la parte alta, una vez alcanzada la alambrada. La senda sube un poco a la izquierda de ésta para luego ya cortar casi en llano a la derecha, hacia el Derrabáu.


Una más al Carria.


Por fin llegamos al Derrabáu, donde quedan restos de varias cabañas y donde, como podemos comprobar, siguen subiendo las vacas. Esperemos que dure, pues son ellas - y sus pastores - los que mantienen abierto el camino hasta aquí.


En el Derrabáu, junto a las viejas cabañas de El Cuetu, hacemos una parada para disfrutar de las vistas sobre la montaña pongueta (y la no pongueta), de la margen izquierda del río Sella.



Casielles al otro lado del valle.


La carretera del Pontón y el río Sella casi 900 m por debajo nuestro.


La paliza de subir hasta el Derrabáu ya era por si solo buena, pero era ahora en realidad, cuando empezaba la verdadera ruta. Desde el Derrabáu tenemos una buena vista de gran parte de lo que nos espera. En flechas rojas vemos el itinerario y en azules las cumbres que haríamos. Por increíble que parezca todo aquel entorno fue aprovechado por los pastores y las "cangas" de Gonzalo, Texa, Llimayu, Muda o Grancena tenían sus propios y arriesgados accesos.


El Camín de los Beyuscos sale del desfiladero de los Beyos por el collado Posadoriu, punteado en la foto con un 1, si bien nosotros lo haríamos por una variante más alta, la 2.


Dejamos atrás la planicie del Derrabáu y sus últimas cabañas, las de La Braña, para iniciar un largo y pronunciado descenso por el valle Ñaceru y al pie de las verticales paredes de Rues de Acá, hacia la vaguada de la Riega Viarcellos.


El descenso es más complicado de lo que pueda parecer. Hay que pasar por entre los avellanos que forman una mata muy tupida e incómoda de cruzar, pero con más o menos sufrimiento alcanzamos la riega, que aún presentaba un buen "trave" de nieve dura en la que hay que afianzar el paso pues un resbalón nos lanzaría muy abajo.



A la salida de la riega vuelve a tocar pegarse con las matas de avellanos, en lo que al final puede que fuera el peor tramo, para luego seguir subiendo ya por el pequeño hayedo del Monte Ñabiosu hacia el cercano Colláu Ñabiosu.


La vista desde el collado bajo el Cuetu Ñabiosu deja sin palabras. Por increíble que parezca hay un camino en ese mundo en vertical, pero hay que saber seguirlo, pues no siempre es evidente y el riesgo de enrisque es alto.


Con una vista atrás vemos el Derrabáu a la izquierda, pero sobre todo vemos las verticales paredes de Rues de Acá, bajo las que acabamos de pasar.


En este tobogán sin fin que es el Camín de los Beyuscos toca ahora bajar por una ladera de hierba de una pendiente extrema, en la que no será raro algún resbalón, hacia las profundidades de la Riega Queigos y bajo las paredes de Rues del Mediu.


Una nueva mata de avellanos da algo de guerra, aún cuando nos lo encontramos bastante mejor de lo que esperábamos, con muestras de que alguien había estado cortando cañas no hacía mucho, a lo que nosotros echamos un cable cortando alguna más.


Los contrastes de luz eran brutales y así salieron las fotos, pero las vistas resultan impresionantes, como esta "ventana" hacia Peña Subes al otro lado del Sella.


Una vista atrás hacia el collado y el Cuetu Ñabiosu, así como la ladera que acabamos de descender.


Tras remontar un nuevo tramo de hayedo alcanzamos el siguiente collado, el de Las Cruces, donde quedan restos de una pequeña cabaña. Hoy nos resulta totalmente increíble a donde se traía el ganado.


Desde las Cruces una tenue senda discurre casi en llano hasta el siguiente hombro, el de Traminguera.


Trasponemos Traminguera, un nuevo y pequeño collado en medio de este hayedo.


Llega el tramo que puede resultar más confuso de toda la ruta, el cruce de la Riega las Cruces y su salida. Aquí toca perder metros, al pie de verticales paredes para luego ascender no hacia el Colláu Güerdu, en el centro de la foto y por delante de la Plan, y que a priori parece la opción más evidente, sino al Colláu Acebu (flecha), a la izquierda del anterior y más alto.


Justo en el cruce de la riega localizamos la Juentona las Cruces, un manantial de buen tamaño en el que no dudamos en cargar agua y junto al que haremos una parada para picar algo.


Desde aquí vemos la esbelta silueta de la Porra Gonzalo, que se eleva sobre el Colláu Güergu, por el que, como ya he dicho, no pasaremos.


Casi inmediata a la Riega las Cruces está la siguiente, la Riega Trespuniellos. Mis compañeros me habían advertido de que este sería el peor punto de toda la travesía. En su entorno las matas de avellanos hacen realmente difícil pasar entre ellas. Por suerte, como en las anteriores vemos muchas cañas cortadas, que nos facilitan al paso. Al igual que ocurriera en Viarcellos, en Trespuniellos se conserva una larga lengua de nieve dura.



La salida de Trespuniellos no dejará indiferente a nadie. Toca ascender por la Ingiesta d´Arriba hacia el Colláu Acebu por una ladera de pendiente endemoniada.


Y por endemoniada me refiero a que por momento se asciende literalmente a cuatro patas. Aquí hay que venir con las uñas largas y mejor no mirar atrás. Un resbalón, un tropiezo en mala hora y las abismales profundidades de Trespuniellos nos estarán esperando.


El ascenso hasta el Colláu Acebu se hace largo, aunque la pendiente va suavizando a medida que ganamos altura, todo esto muy relativo y referido siempre a la abrumadora inclinación que ya habremos superado.


De vez en cuando miramos atrás, donde aún se ve la ladera por la que descendimos del Derrabáu.


Ganamos el Colláu Acebu. Por debajo nuestro se localiza el Colláu Güergu y a continuación la aguja de la Porra Gonzalo, apuntando a Peña Salón.


Al frente ya tenemos el Colláu Posadoriu, con la cumbre de La Plana a su derecha. Desde este punto la senda pierde unos metros para cruzar el Monte los Requexos, subiendo por les Vayellines de Güergu y pasando al pie de las verticales paredes del Llambriu hasta ganar el citado collado.


Sin embargo, no será ese nuestro destino. En este punto abandonamos el Camín de los Beyuscos para marcarnos un primer "extra ball". Por encima nuestro vemos la abertura de Cueva Negra y no nos resistimos a subir hacia ella. Puede parecer que está cerca, pero para nada. El tamaño de la cueva es tal que engaña.


Ascendemos por el pedrero que forma el Pandal de Cueva Negra hasta la entrada de la misma. Es al llegar a ella cuando uno se da realmente cuenta del descomunal tamaño de la misma. Sobrecoge, no solo por el tamaño, sino también por el entorno y la sensación de soledad y aislamiento. Y sin embargo, parece ser que aquí se amayaba, es decir, se guarecían cabras y pastores.


Tras inspeccionar la cueva subimos el último tramo que nos separa de la horcada de salida de la canal del Pandal de Cueva Negra, entre el Cuetu Palombu y los Picos de Peña Negra, que forman aquí una esbelta aguja.


Tras disfrutar de las vistas sobre el sobrecogedor mundo de Rues de Aca y los embudos que caen hacia Trespuniellos iniciamos el descenso. Abandonado el Camín de los Beyuscos que discurre bajo el Llambriu, la idea es tomar una vira que cruza "sobre el Llambriu" (flecha).


Bajando hacia Sobre el Llambriu aún tenemos tiempo de inspeccionar otra cueva más. Es de menor tamaño, pero también es un lugar sorprendente.


Bonitas vistas desde aquí.


Nos llamaba la atención que el Derrabáu parecía estar realmente cerca y sin embargo, menuda trabajo había costado llegar hasta aquí.


Tomamos por una repisa que discurre entre dos altas paredes, pasando así sobre el Llambriu, varias decenas de metros por encima del trazado del Camín de los Beyuscos.


La vira nos deja a los pies de una nueva ladera por la que tenemos que ascender hacia su collada cimera. Una más. Y ya casi habíamos perdido la cuenta de las que habíamos cruzado.


Desde la collada de salida hacemos una travesía casi en horizontal, dejando bajo nosotros el Colláu Posadoriu, por donde pasa el Camín de los Beyuscos, y sobre él, la cumbre de La Plana o el Frailón.


Nuestra travesía nos conduce así, casi sin perder ni ganar altura directamente al Colláu Valdelillo, puerta de entrada en la vega de los Llagos de Jesús, donde enlazamos nuevamente con el Camín de los Beyuscos. Aquí se acabarían las complicaciones. El viejo camino cruza la vega ascendiendo hacia Los Collaos, bajo el Puertu Beza, donde conectaba con el trazado de la Senda del Arcediano e iniciaba el descenso hacia Soto de Sajambre. 


Pero a nosotros nos va la marcha, es temprano y los planes se nos amontonan, así que dejamos las mochilas en el Colláu Valdelillo y descendemos hacia el Colláu Posadoriu, con la idea de ascender La Plana, también llamado el Frailón.


El ascenso no es complicado, pero si muy expuesto. Digamos que de las dos opciones que hay nosotros optamos por la izquierda, quizás más expuesta pero más sencilla. Tras superar un primer resalte se ganan metros hasta el segundo que se bordea por la derecha para ganar una especie de horcada que queda oculta en la foto. Ahí se hace un cruce expuesto hasta una vira herbosa, dejando un ojal en la peña, a su derecha. Desde la vira se sube una canal muy pendiente y tras cruzar un último resalte se gana la cumbre.


Ganando la vira. Lo que no se ve es la caída que hay a la derecha del compañero. Sencillamente impresiona.


El ojal.


Y cumbre de La Plana o el Frailón. Un mirador sin igual del Desfiladero de los Beyos y de las montañas que lo encierran. 


La carretera y el Sella unos 900 m por debajo de la cumbre. Al otro lado del valle, Peña Salón con el pueblo de Casielles y el Carria a su derecha.


El Niajo a la izquierda y Ten y Plieñes a la derecha.


Niajo por detrás de la Devesa


Las cumbres de la margen derecha del desfiladero, del Jucantu a La Conia, alzándose sobre las verticalidades de Rues de Acá, del Mediu y de Allá, así como los Picos de Cueva Negra. Se ve perfectamente, en sombra, la ancha horcada que ganamos por encima de la cueva.


Parte del itinerario realizado desde el Derrabáu al Pandal de Cueva Negra.


La cumbre se merecía una foto de grupo.


Y después, para el Colláu Valdelillo que ya había hambre y aun no habíamos comido.


Bajando el primer resalte para entrar en la canal a la derecha.


La vira. Tiene ancho suficiente, pero no es buen sitio para un tropezón.


Tras comer tranquilamente en el Colláu Valdelillo tocaba seguir ruta. A la entrada en la vega de los Llagos de Jesús abandonábamos definitivamente el trazado del Camín de los Beyuscos. Vamos a recorrer el extremo sur de la vega, junto a la linde del bosque, hasta una canal que sube a la derecha, por medio del hayedo.  


Por debajo dejamos la vega, cuando empiezan a asomar Cantu Cabroneru, Peñas de Cebolleda y Peña Beza.


La canal por la que subimos culmina en un collado. Éste queda justo bajo la cumbre de Peñallava y en él damos vista a las cumbres del Macizo del Cornión, al Jario y bajo él, al pueblo de Soto de Sajambre.


Solo unos metros más y ganamos la cumbre de Peñallava, desde donde disfrutamos de las vistas sobre el Cantu Cabroneru y Peña Beza, con Peña Santa asomando por detrás.


La Plana con parte del trazado de ascenso/descenso realizado. Ahí se ve mejor el "patio" que tiene la citada vira y la perfecta escupidera que forma la canal herbosa. Como decía, sencillo, pero muy expuesto.


Desde la cumbre de Peñallava tomamos la larga cuerda que nos separa de la Pica Loto. Hacemos la primera parte por arriba, aunque luego resulta más cómoda seguir un poco por debajo y a la izquierda de ella.


Pica Loto


Nuevas vistas sobre el Desfiladero de los Beyos y gran parte de la montaña de Ponga y Amieva.


La Plana (izda) y Peñallava (dcha). El Derrabáu ahora ya sí que se veía lejano.


Vistas hacia el Cantu Cabroneru y Peña Beza con el macizo del Cornión detrás. En el fondo del valle asoma Soto de Sajambre.


Valle de Sajambre con Oseja en el centro de la foto. Al fondo, ya en cordillera, el Gildar a la izquierda, el Pandian en el centro y el Pozúa a la derecha.


Una más al Pozúa (izda) y el Niajo (dcha)


Para el descenso vamos a optar por una variante hasta cierto punto un poco rebuscada. Regresamos al collado situado bajo la cumbre de Peñallava. Allí un compañero comenta la posibilidad de bajar directos a las vegas de Güembres, pero ante la duda continuamos al collado siguiente.


Así que desde el collado cortamos casi en horizontal el hayedo hacia la derecha, por la vertiente que cae a los Llagos de Jesús y pasando bajo la Peña del Acéu.


Alcanzamos un nuevo collado, el Colláu del Sedu - si bien los mapas del IGN lo denominan Colláu del Acéu - entre las Peñas Acéu y del Sedu, de donde arranca una vereda que desciende con pronunciada pendiente ladera abajo por el centro de la canal. Abajo, muy abajo aún, ya vemos las praderías de Güembres.


La canal tiene mucha inclinación y queda cortada en su pare inferior, por lo que se sale de ella por su derecha con un corto y sencillo destrepe. En la foto se aprecia la extrema pendiente de la canal.


Alcanzado el bosque nos dejamos caer ladera abajo, sin senda alguna hacia Güembres, con el Pico Jario al frente.


Salimos a los pastizales de Güembres y tras una breve parada en su estupenda fuente, tomamos a la derecha por el Camín de Güembres.


La senda llega incluso a ganar unos metros a su paso por el hayedo de Las Tercias, para devolar un collado y pasar junto a una vieja cabaña en la majada de Cerezaledo, tras lo cual inicia el descenso por la margen derecha del valle del río Agüera o río San Pedro.


Saliendo del bosque damos vista al valle de Agüera que desciende hacia el del Sella, con el Pozúa al fondo y la Pica Ten, enclavada en el medio del valle de Sajambre, asomando a la izquierda.


La senda, muy evidente en todo momento aún cuando la vegetación ya empieza a comérsela, desciende en todo momento bajo las paredes de la Sierra de Cerezaledo que tenemos a nuestra derecha. Por fin, al otro lado del valle del río Agüera vemos la carretera que asciende a Soto de Sajambre.


En la última parte la senda, que había ido perdiendo altura de forma paulatina, inicia un fuerte descenso, con varias revueltas, perdiendo altura hacia el fondo del valle. Es aquí desde donde tenemos una buena vista sobre la espectacular cascada de San Pedro. 


Nuestra senda nos lleva a un cruce, un poco por encima de la ermita de San Pedro. En él, optamos por tomar a la derecha, bajando primero por una zona de pastizales para luego seguir sendas de animales en un tramo un tanto confuso, aunque no hay pérdida, ya que de lo que se trata es de bajar por donde mejor lo veamos hacia el fondo del valle por donde ya vemos discurrir la carretera del puerto Pontón.

Puede ser mejor opción, o al menos más cómoda, seguir hasta la ermita y ya por pista continuar hacia Ribota. En nuestro caso teníamos un coche esperando en Cobarcil, por lo que optamos por esta alternativa que nos llevó hasta el pie mismo del coche sin necesidad de pisar asfalto. Concluíamos así una travesía como pocas más puede haber y para la que se me acaban los calificativos. Os dejo el track, que no obstante hay que tomar con precaución, pues en ese mundo de verticalidades, un GPS ayuda poco.


Un saludo
Cienfuegos

6 comentarios:

  1. Yo creo que os habéis pasado un poco. Vaya paliza, pero muy interesante, como siempre.

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    1. Buenos, es que, como solemos decir, ya que estábamos allí, jjjj
      Un saludo

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  2. Simplemente maravillosa e increíble ruta. Por rutas como esta este blog debería perdurar por los siglos de los siglos. Mil gracias por descubrirme sitios de Asturias sobre los que jamás imagine y aunque tal vez nunca los pueda ver in situ, al ver y leer algunas de tus rutas me siento como cuando leo rutas de Messner o Herman Buhl , lugares que tal vez nunca conozca pero que sentiré que una parte de mí estará allí gracias a haberlos leído en tu blog, mil gracias Caleyeru

    Andrés

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    1. Ya te vale. Comparaciones como esas sobran. Para mi es un placer compartir estas pequeñas experiencias aquí en este personal espacio. Si sirven para animar a repetirlas o al menos para darlas a conocer y entretener aunque solo sea un rato a quien las lea, me doy por contento y más que satisfecho.
      Un saludo

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