09 septiembre 2019

Colines y Pachón por Cuspasante

Había estado yo mirando a ver qué cumbres me quedaban pendientes por las Ubiñas cuando me acordé del Colines, una cima sencilla pero que queda un poco apartada, lejos de los puntos más habituales de entrada al macizo. Por distancia y desnivel era perfecta para una escapada exprés. En vista del buen ritmo que mantuvimos durante su ascenso, decidimos alargar la ruta con la cumbre del Pachón, otra de las pendientes, para redondear una tarde solo deslucida por las nubes de la vertiente asturiana que nos robaron gran parte de las vistas.
 

DATOS DE LA RUTA


Dejamos el coche a la entrada del valle del río La Venta, a unos 10 Km del alto del puerto Ventana. Allí entra una pista que se dirige a unas viejas minas de carbón, pasando junto a numerosas fincas.


A la derecha vamos a dejar Ubiña, los Castillines y los Fontanes.


De momento toca avanzar por una buena pista durante unos 2,5 Km hasta los invernales de Cuspasante, a lo largo de la cual nos vigilarían 1, 2, 3, 4, 5 y hasta 6 mastines, cada uno en su puesto. Tal parecía que se habían repartido el valle.


A medida que nos aproximamos al fondo del valle, el Colines empieza a emerger.


No llegaremos hasta el final de la pista, ya que ésta gana altura aproximándose a las viejas minas en el fondo del valle de Campo Formoso. Cuando empiece a ascender, habrá que buscar la senda que por debajo y a la derecha de ella, entra hacia Cuspasante.


Cruzaremos junto a las bien conservadas cabañas de Cuspasante para dirigirnos a un marcado valle. Se trata de la Vallina del Arca, por la que vamos a ascender, dejando el Colines de momento a la derecha.


No se asciende mal en la primera parte hasta que el valle se desdobla. Está un poco tomado de vegetación, pero la senda es clara.


Cuando el valle se abre en dos, continuamos por el de la derecha, en el que toca pegarse un poco con la maleza en la parte baja, hasta que más arriba ya se sale a zona despejada por la que alcanzamos la braña de La Pierna, con una solitaria cabaña, ya medio en ruinas.


Por encima de La Pierna queda una despejada ladera en la que parece que la cumbre esté próxima, pero restan cerca de 550 m de desnivel aún y se harán duros.


La pendiente es fuerte y no da un solo respiro.


La cabaña de La Pierna ya muy abajo. Hacia la zona del Ranchón se arremolinaban las nubes.


Hacia la cota 2.000, la cara norte del Colines forma una especie de antecima. Se trata del Robezu, una de las cumbres incluidas en el Club58, así que no dudamos en visitar su cima (2.044 m). Nos sorprende al contar con viejas trincheras y parapetos de la Guerra Civil y una privilegiada vista sobre la carretera del Puerto Ventana, que justifica tal infraestructura.


El Robezu se alza sobre la vega de igual nombre, con la Cigacha (dcha), Pachón (centro) y la Mojonera (izda) tras la que se eleva el Ranchón. En el extremo izquierdo ya asoman las Güertos del Diablu.


Restaban 200 más a cumbre. Los haremos buscando la arista norte del Colines, a la derecha de la foto.


Una horcada de camino se abre al oeste, hacia el valle de Torrestío.


Por debajo de la cumbre quedan restos de viejos casetones de la Guerra Civil y más trincheras y parapetos.


Últimos metros a cumbre


Y cima del Colines (2.211 m), marcada con un simple jito.


No tuvimos mucha suerte con las vistas. Paramos a picar algo y echar un trago, para dar tiempo a ver si se retiraban las nubes de la vertiente asturiana, pero hacia esa mano lo más que vimos fue la cumbre de Las Torres, elevándose sobre los Joyos de Colines.


Las Torres y el Práu Fontán.


Por detrás del Práu Fontán adivinábamos la presencia de Los Fontanes, pero no hubo suerte para verlos bien.


Hacia el sur, hacia Torrebarrio y San Emiliano.


Al oeste, la entrada al valle de Torrestío


Torrestío y la pista que sube al Alto la Farrapona con los Albos, ya en Somiedo, al fondo a la izquierda.


Y al norte, los Güertos del Diablu, el Ranchón - por detrás de La Mojonera -, el Pachón y la Cigacha.


Tras un rato en cumbre y viendo la hora que era, decidimos alargar la ruta un poco. De momento bajamos a la vega del Robezu tomando por el centro de la valleja que se abre bajo la cumbre.


Cruzamos la vega y pasando bajo la Cigacha empezamos a ascender hacia la vega El Canchal. Como suele ocurrir en montaña, dejar la cumbre y despejarse el macizo, fue todo uno.


Vamos siguiendo la senda, marcada con jitos, que nos encamina hacia la horcada de entrada a la vega del Canchal, a los pies del Ranchón, que vemos al frente.


Una vista atrás.


Al llegar aquí comentamos qué hacer. A mi de la zona solo me faltaba el Pachón, y visto desde este lado tiene una pinta tremenda, así que no lo pensamos mucho y nos fuimos a por él, acometiendo el ascenso por su cara oeste, donde hay que trepar un rato.


La foto no da idea clara, pero aunque se sube bien aprovechando las grietas que recorren la pared, no deja de tener su verticalidad.


Ascenso muy entretenido, con pasos de II y III, donde hay que ir buscando las mejores zonas.


Y cumbre del Pachón (2.102 m), cumbre muy guapa, más con la luz de la tarde, aunque íbamos gafados y al llegar a cumbre, nuevamente se había echado la nube.


Al oeste mala vista sobre La Mojonera, dada la hora que era y la posición del sol.


Al norte el Ranchón, sobre la vega El Canchal. Estas cumbres las había visitado hace años subiendo por el Canalón Bajeru, como os conté AQUÍ.


Al este las vistas deberían ser espectaculares sobre Peña Rueda, pero las nubes las deslucían.


Los Puertos de Agüeria, 600 m por debajo nuestro.


Y una vista de la panorámica al sur, hacia Los Fontanes, el Prau Fontán y el Colines, de donde venimos. El Fariñentu y demás quedaban ocultos entre las nubes.


Las siemprevivas, que adornaban la cumbre.


Hacemos el descenso por su cara norte, mucho más sencilla que la oeste, con tan solo tener que apoyar puntualmente las manos. Una horcada nos ofrece una última vista sobre los Puertos de Agüeria y Peña Rueda.


Decidimos sobre la marcha el itinerario de regreso y de momento volvemos sobre nuestros pasos hacia la vega del Robezu.


En la vega nos vamos a la derecha, a buscar la collada que cae bajo La Mojonera, la de menor altura del contorno de la vega.


Entramos en la cabecera de la Vallina del Arca, por la que bajaremos.


Nos despedimos del Colines


Y para la vega del Arca, donde solo vimos restos de algún viejo corro de ganado.


Una vista atrás.


La salida de la vega, con mejor paso que el ascenso a La Pierna.


Luego ya solo quedaba dejarse caer nuevamente hacia Cuspasante, ya en sombras.


Dejamos atrás las cabañas de Cuspasante


Ya en la pista las sombras se alargaban y los mastines se habían reunido en un único, y por suerte aburrido, grupo que apenas nos prestó atención.


Y por fin, ya junto al coche, la luz del atardecer teñía de naranjas la caliza de las Ubiñas.

Nosotros para casa, tras una nueva tarde bien provechada. Os dejo el track.


Un saludo
Cienfuegos

4 comentarios:

  1. ¡Qué gracia me hizo ese inicio! "Había estado yo mirando a ver qué cumbres me quedaban pendientes por las Ubiñas..." Mi admiración para esas piernas y para la cabeza que las hace funcionar :)) y ese final de "una tarde bien aprovechada"...¡una tarde para tanta montaña!, me reitero en la admiración.

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    1. Ja, ja, bueno Belén, cumbres siempre quedan, pero en Ubiñas, así de cierta entidad, ya van quedando pocas por conocer y hay que ir mirando de tachar las que se pueda, sea en una tarde o en una mañana.
      Un saludo

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  2. Viendo tu report, me recuerdo que hace un año hicimos los Huertos y el Ranchon, y habíamos quedado en hacer El Colines que vimos con muy buena pinta, así que igual te copiamos y esta semana nos acercamos por allí, ya que la meteo parece asequible. Lo de la niebla, como bien dices es una cojonera, que rabia da cuando estas arriba con ella y en cuanto bajas se va y te queda una cara de tonto que paque.
    Un saludo Javier

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    1. Luis, os va a gustar, ya verás. A ver si teneis más suerte que yo con las vistas y esas nieblas asturianas. La verdad es que suele ser la Ley de Murphy. Te vas y despeja, ....
      Un abrazo

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