19 diciembre 2022

Hayedo de Llananzanes

En un año tan raro no habíamos tenido muchas oportunidades de coincidir Pancho y yo, pero mira por donde conseguimos cuadrar agendas para una ruta de esas de media jornada y arrimar a disfrutar de los colores del otoño con una circular sencilla, no especialmente larga, pero que a cambio permite pasear por lugares preciosos. Las majadas de Cochoro, la Braña, San Pedro o Campanal iban a ir surgiendo en medio de uno de esos hayedos de cuento que conseguimos pillar en su momento justo de color, para regresar siguiendo el PR.AS-265.


DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 05/11/2022
  • Zona: Puerto de Piedrafita
  • Concejo: Aller (Asturias)
  • Inicio/Fin: Llananzanes
  • Distancia: 14 Km
  • Desnivel máximo: 790 m
  • Desnivel acumulado positivo: 910 m
  • Tiempos: 5 horas
  • Dificultad: Fácil. Tan solo hay que poner algo de atención a no perder la senda en el interior del bosque.
  • Track: Hayedo-de-Llananzanes
 


Fresca mañana a nuestra salida de Llananzanes, donde no es que sobre el sitio para aparcar y la carretera es de las de rezar para no tener que cruzarte con nadie.


Salimos por la pista que asciende hacia el Puerto de Piedrafita, siguiendo las marcas del PR.AS-265, aunque pronto la vamos a dejar para tomar otra que asciende a la izquierda.


El fondo de los valles permanecía en sombras. Al fondo ya empezaban a despuntar las calizas cumbres del Picón de la Mota (izda) y Peña Mea (dcha).


Poco más allá alcanzaremos un nuevo cruce en el que tomamos esta vez a la derecha. Ya no habrá más cruces y el camino nos llevará sin problemas a la braña de Cochoro.


Los bosques se mantenían aún muy verdes en la parte baja del valle, pero irían cogiendo color a medida que ganáramos altura.



Tras pasar junto a la cabaña de Otambo, el camino se aproxima al borde del cordal, ofreciendo un buen punto para disfrutar de las vistas sobre la cabecera del valle del Aller, con Peña Redonda a la izquierda.


Después, volvemos al hayedo que ya tenía mucho colorido.



Una pena que gran parte del recorrido se haga en sombra, ya que le resta brillo al bosque y a las fotos, pero estaba precioso.



Por fin alcanzamos una llanada en medio del bosque, una zona de pastizales con varias cabañas. Estamos en la braña de Cochoro.



El Estorbín asomando por entre los árboles.


El camino hasta Cochoro se hace duro. La pendiente es brutal y sin un solo respiro, así que hicimos una breve parada para echar un trago en la fuente. En realidad, todas y cada una de las brañas por las que pasamos cuentan con fuente.


El Estorbín (izda) y el Cuaña (centro) al otro lado del valle.


A la altura de la última cabaña, entra en llano una senda que se interna en el hayedo. Es la que nos habrá de llevar a la Braña de Llananzanes.


Muy guapo el entorno de la riega la Carbazosa.




Tras el cruce de la riega, la senda inicia un ascenso para acabar cruzando un espolón rocoso.



Desde lo alto del mismo podemos disfrutar de las vistas sobre buena parte del valle del Aller, con Peña Mea al fondo.


Tirando de zoom, el Picón de la Mota (izda) y Peña Mea (centro)


Al otro lado del crestón podemos ver la la Braña de Llananzanes, o simplemente, la Braña. El descenso por este lado está un tanto tomado de escobero, pero se cruza bien.



Toca cruzar la riega la Braña.






Cruzamos por entre las fincas de la Braña, con una nueva parada en su fuente.


Muy guapa la braña.




Una vez más salimos de la braña en llano, buscando el sendero que se interna nuevamente en el hayedo. No es muy evidente en los primeros metros, pero enseguida damos con él.



Estamos cruzando uno de los tramos de bosque más guapos de la ruta, aunque a esta altitud el hayedo ya estaba muy pelado. Los días previos había soplado mucho viento y se ve que había tirado ya la mayor parte de la hoja.






Finalmente nuestra senda acabará por desembocar en la pista del Puerto Piedrafita. Era pronto, así que en nuestro caso, decidimos alargar un tanto la ruta, subiendo hasta la braña de San Pedro.


El Bolero, por delante del Estorbín que queda casi tapado.


Nos complicamos un tanto la vida para llegar a San Pedro al querer seguir el viejo sendero, ya un tanto perdido.


Mejor o peor, llegamos. Allí sigue la cabaña heredera de la antigua capilla y albergue de peregrinos de San Pedro de la Boya, fácilmente identificable por el arco. Y es que el camino de Piedrafita formaba parte del Camino de Santiago y del Salvador en su variante allerana. 



Peña Redonda


El Cuetu la Boya


Una más al Bolero. El Estorbín queda tapado desde aquí.


Peña Mea (izda) y Picu Cuchu (dcha).


En los Prados de San Pedro picamos algo antes de iniciar el descenso, que haríamos ya sin mayores complicaciones por la pista que desciende directamente a Llananzanes.



A medida que perdíamos algo de altura, el Estorbín de Valverde volvía a hacerse visible a la derecha del Bolero.



Poco más abajo llegamos a la braña de Campanal. Allí lo que llama la atención es una cabaña literalmente encajada entre dos grandes moles de piedra. Hay que reconocer que no puede tener mejores cimientos.



El bosque que a más altura estaba casi pelado, volvía a tener aquí mucho colorido.


Seguimos bajando y disfrutando de las vistas sobre los bosques, valles y montañas circundantes.




Volvemos a cruzar sobre la riega la Braña....


...y la riega Carbazosa.



Finalmente volvíamos a Llananzanes, donde ya hacía rato que daba el sol.


Esta vez no había opción a cerveza. Habíamos aprovechado bien la mañana y tocaba volver a casa a tiempo de comer con la familia. Os dejo el track.


Un saludo
Cienfuegos

No hay comentarios:

Publicar un comentario