20 abril 2023

Los molinos del río Merón y la cascada de La Mexona

Hacía muchos años que no realizaba yo una ruta de esas "de molinos". Desde los tiempos de dar pequeños paseos con la cría. Y mira por donde, habiendo conocido los de Bimenes, los de Morcín, o los del río Profundu entre otros, se me habían quedado los del río Merón. Hasta hace un tiempo la ruta era un poco engorrosa por la cantidad de vadeos a realizar, pero eso ha cambiado. Hoy día cuenta con numerosos puentes, abundante señalización y varios paneles que hacen de la ruta una estupenda opción para realizar con los más pequeños de la casa. Si además le añades el bonus track de acercarte a visitar la sorprendente cascada de La Mexona, queda una ruta sin duda perfecta.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 04/03/2023
  • Concejo: Villaviciosa (Asturias)
  • Inicio/Fin: Iglesia de San Mamés de Argüeru
  • Distancia: 13,5 Km
  • Desnivel máximo: 175 m
  • Desnivel acumulado positivo: 375 m
  • Tiempos: 4 y 1/2 horas
  • Dificultad: Fácil. En el momento de realizar esta ruta (marzo 2022) la misma cuenta con numerosos puentes y tan solo hay que hacer tres pequeños vadeos. La visita a los puntos más expuestos de la cascada de La Mexona debe hacerse con el necesario cuidado.
  • Track: molinos-rio-meron-y-cascada-la-mexona


Planteábamos la ruta circular, así que se podría salir de varios puntos. En nuestro caso optamos por dejar los coches en el aparcamiento de la iglesia de San Mamés de Argüeru, que nos pareció el sitio más cómodo.


Toca primero desandar un par de kilómetros por carretera hasta Puente Robléu, ya muy cerca del cruce con la carretera del Gobernador, un paseo que aprovechamos para disfrutar de las "casísimas" que hay por la zona y de otras menos aparentes, pero que a mi casi me gustaban más, y que parecían traerme recuerdos de Irlanda.


Aunque hay quien baja al río antes, es en Puente Robléu donde empieza oficialmente la Ruta de los Molinos del río Merón. Allí está el panel indicador y las primeras marcas de la ruta.


Bajamos por entre unas casas y tras un primer cruce sobre el río bajamos unos metros junto a él para alcanzar el primer molino de los quince que jalonan el recorrido, el de Modesto el Tánganu. La sorpresa es que nos encontramos la senda recién desbrozada y con numerosos puentes que evitan los incómodos y no siempre seguros vadeos que había que hacer antes.



Seguimos bajando río abajo y tras un par de puentes, vemos el segundo molino, el de Atoriellu, en mejor estado que el primero.


Poco después, tras un nuevo puente, el tercero, el de Perote, en completa ruina.


La verdad que el paseo junto al río es una delicia, sin apenas desnivel y por medio de un precioso bosque de ribera. Apto para todos los públicos.


Poco después nos sorprende un solitario y esbelto ejemplar de secuoya, tan llamativo como insólito en este entorno.




Cuarto molino, el de Requexáu. Bien conservado.


Seguimos bajando, ahora por la margen derecha. Ni se la de veces que se cruza el río. No me extraña que hasta la colocación de los puentes hubiera quien echara pestes de la ruta debido a los numerosos vadeos  que había que hacer, que además en aguas altas no debían ser todos sencillos.



Guapos rincones en el camino. También tuvimos la suerte de encontrar el río con bastante agua, para la cuenca que tiene, ya que en vera o debe llevar apenas un hilo.


Nuevo molino, el del Ferbeyón. También en ruinas.


Yo creo que a partir de aquí ya perdí la cuenta de los molinos. No deja de llamarme la atención la concentración de este tipo de ingenios que se llegaban a dar en ocasiones en tramos realmente cortos de río. Pasamos a continuación por el molín de Cerilo y el de la Carbonera.


Fue en este punto cuando nos dimos cuenta que casi todos los molinos presentan grabado en el dintel de la puerta el año de construcción y suelen corresponderse con el Siglo XVIII.



El molín del Vayu, el único rehabilitado hoy día como vivienda.


El Molín Posada



El Molín Nuevu, también en ruinas.


Y llegamos al punto más espectacular de la ruta, la ubicación del Molín de la Peña, donde el río Merón se descuelga en una pequeña, pero guapa cascada. Del molín como tal, poco queda.




Estamos atravesando la parte más angosta del valle. Puede que el tramo más guapo del recorrido.


Poco después el valle se va abriendo. Pasaremos junto a los restos del Molín Hevia, el de Bastiana y el de Merón. En algún caso ya es casi imposible ni saber donde estaba el molino. Unas piedras justo al río o los restos de lo que en su día fue la presa pueden dar una idea de que allí hubo algo. Poco después alcanzábamos ya la playa de Merón.


El día no estaba de playa precisamente, pero no por ello pierde su encanto esta pequeña cala.


Salimos por la carretera de acceso a la playa, pero unos cientos de metros más arriba la dejamos para tomar una pista que entra a la izquierda y que asciende por medio de un "ocalital", desde donde volvemos a ver la playa, a vista de pájaro.


Ya habremos dejado atrás la Ruta de los molinos del río Merón como tal. Ahora íbamos a marcarnos un bonus track, por lo que seguimos nuestra pista, en realidad un ancho camino que con un par de revueltas asciende a ganar la rasa, saliendo por entre amplias fincas perfectamente valladas, al norte del pueblo de Bustiellu.


Dejando el ramal de la derecha, que va a Bustiellu, tomamos el de la izquierda que se aproxima a la línea de costa y allí, a un pequeño mirador, con un banco y una piedra tallada en forma de dragón, quiero creer que de cuélebre, donde pararemos a picar algo mientras disfrutamos de las vistas sobre los acantilados.


Regresamos a la pista y la seguimos hacia el oriente, hasta el extremo de las fincas, por entre las que un ramal pierde altura con fuerza buscando el fondo del valle de la riega la Mexona.


Salimos así a otro camino que llega desde la ladera contraria, justo a la altura de un puente. Bajando solo unos metros junto a la riega alcanzamos la cabecera de la cascada la Mexona, un lugar precioso.


Allí la riega se descuelga hasta en tres cascadas sucesivas. Para bajar hasta la cabecera de la tercera cascada hay que poner algo de cuidado. Hay una cuerda instalada que ayuda en el descenso.


La tercera cascada es sencillamente flipante. Allí la riega se descuelga desde una laja plana directamente al mar, de manera que es imposible poder ver la caída. Por favor, no lo intentéis que no es el primero que "casca" por una foto. En internet hay videos grabados con dron de esta cascada, vista desde el mar. Os animo a ver alguno. De verdad que es una preciosidad.



De vuelta a la primera cascada me fijo en que es posible pasar por detrás de ella, y como buen culo inquieto que soy, no me resisto, claro.


Uno de los compañeros me tira una foto con el móvil detrás de la cascada la Mexona.


Un par de fotos desde detrás de la cascada.



Tras la visita volvíamos al puente anterior, subiendo ahora por el ramal de la margen derecha que en poco tiempo nos alza a Argüeru, saliendo a un cruce donde vemos la indicación de la cascada.


La iglesia, y los coches, estaban  solo unos cientos de metros más allá, en los que no obstante aún pudimos volver a disfrutar de los cierres de las fincas con unos llamativos muros de piedra seca.


En la iglesia cerrábamos la circular. Cambio de ropa y a tomarse una cerveza allí mismo, en Argüeru, que hay que dejar algo a ganar en estos sitios que visitamos. Os dejo el track.


Un saludo
Cienfuegos

4 comentarios:

  1. Fuimos dejando esta ruta por los comentarios que la señalaban como muy descuidada. Ahora, gracias a ti, ya no tenemos disculpa para hacerla y lo haremos bien pronto. Un saludo

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    1. Eso mismo me pasaba a mi. Nos decidimos a ir porque tenía que preparar la ficha de la ruta para mi grupo de montaña que iban a hacerla unas semanas después y yo no la conocía. Y mira por donde, sorpresa. Estaba recién desbrozada, con puentes y paneles. Así que ya sabéis, ya podéis ir.
      Un saludo

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  2. Gracias una vez más por compartir estos rincones de nuestra tierra y por la labor que ello te lleva.

    Ruta bien señalizada y limpia, con algo de barro. Las cascadas impresionantes, aunque hay que poner precaución si se quiere descender a las mimas, sobre todo si hay barro, las cuerdas instaladas para tal efecto sirven de gran ayuda.

    Carlos Prada.

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    1. Gracias a tí por el comentario, Carlos. Me alegro que hayáis podido disfrutar de esta ruta. La verdad que es una preciosidad. Como bien dices, hay que poner cuidado para bajar a las cascadas, pero las cuerdas ayudan.
      Un saludo

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