
Primer fin de semana de junio y de nuevo tocaba reunirse en Cerulleda con un buen grupo de amigos a disfrutar de montaña, buena comida y mejor compañía. Al Igual que el año pasado, por motivos laborales, no podía engancharme a la ruta del viernes, así que preparé una alternativa para aprovechar la tarde. Una ocasión de lujo para visitar el Cueto Ancino o Huevo de Nocedo, otra de esas incunables montañas leonesas que aún no conocía. Partiría de las Majadas del Caserío para ascender por la crestería, regresando por el precioso hayedo que tapiza su cara norte, en el que se esconden no pocos ejemplares de espectaculares tejos.