Para disfrutar de nuestros hayedos, no tenemos porqué limitarnos al otoño o primavera. Principios de invierno, cuando la hoja está recién caída y aún no la ha pisado la lluvia ni la nieve, es un momento perfecto para perdernos por diáfanos bosques y enterrarnos en montañas de hojas. Esa, más o menos, era la disculpa para una nueva visita al Rubio, en la Sierra de Caduepo, a la que en esta ocasión subiríamos desde Pigüeces por Pandieḷḷu y Fuente Robleo para recorrerla íntegramente hasta alcanzar la braña de Orticeda. Cruzando el bosque del Veneiro voltearíamos el Picu Vildéu para alcanzar el hayedo de la Enramada, espectacular bosque por el que descenderíamos buscando el valle y la braña de Pigüeces.
DATOS DE LA RUTA
- Fecha: 07/12/2022
- Zona: Sierra de Caduepo. Parque Natural de Somiedo
- Concejo: Somiedo (Asturias)
- Inicio/Fin: Pigüeces
- Distancia: 15 Km
- Desnivel máximo: 885 m
- Desnivel acumulado positivo: 1.210 m
- Tiempos: 6 y 1/2 horas
- Dificultad: Dificil. El ascenso a ganar la Sierra de Caduepo se hace por una ladera de fuerte pendiente. Por su parte, los hayedos del Veneiro y la Enramada carecen de sendas por completo.
- Track: Sierra-de-Rubio-desde-Pigueces
Hacia tiempo ya de mi última visita a Pigüeces, pueblo guapo, aunque bastante sombrío y frío en invierno. Aparcábamos a la entrada, ya que dentro no hay mucho sitio y lo cruzábamos de parte a parte, saliendo de él en dirección a la iglesia y el cementerio por la pista que sube por el fondo del valle.
La iglesia, al lado de un buen texu. ¿O será el texu el que está al lado de una buena iglesia?
Pasamos frente a la Fuente Toba y llegamos al cementerio junto al que hay un cruce. Allí dejamos el ramal que sigue valle arriba, por el que regresaremos por la tarde, para tomar el que gira a la izquierda y que empieza a ganar metros sobre el fondo del valle.
Pronto estaremos ya a bastante altura sobre Pigüeces, cuando el sol empezaba a dar en las laderas de la Patana.
Seguimos la pista hasta que se acaba. Poco más allá alcanzamos un altozano en Pandieḷḷu, una especie de hombro en la ladera desde donde vemos al fondo la collada a la que habremos de llegar, a la derecha de la Pena Miana.
Empezamos a ganar metros en la vertical de Pandieḷḷu, siempre por el filo del lomo que se forma entre dos amplias vaguadas y con la vista puesta en Pena Miana. Si nos fijamos bien veremos que una vereda sube trazando cortas zetas.
Escondida en la vaguada de nuestra izquierda (sentido de la marcha) se encuentra la Fuente Robleo hasta la que nos acercamos y desde donde volvemos a ver Pigüeces.
Por encima de la fuente corta un buen camino que asciende a la izquierda. Lo seguimos un tramo pero enseguida lo dejamos ya que se dirige al extremo norte de la sierra, así que volvemos a ascender a plomo ladera arriba. De nuevo, si nos fijamos, daremos con una tenue senda que sube con varias zetas hasta que ya bastante arriba salimos a otra, más evidente, que corta a la izquierda buscando la collada de salida. En la foto se ve el trazado de esta senda.
La cumbre de la Pena Miana está al lado y la ganamos en unos minutos. Desde ella vemos al suroeste todo el Cordal del Cabril desde el Cogoḷḷu Ceboḷḷeo a la izquierda, hasta el Chandurrio a la derecha.
La Sierra de Peña Manteca al norte.
Al este, del Morronegro (izda) a la Mirandieḷḷa (dcha).
En realidad la cumbre de Pena Miana está en la vertical de Pigüeces. El ascenso no puede ser más directo. Detrás vemos correr la Sierra de la Serrantina, con la cumbre de la Patana a la derecha.
También vemos la parte alta de la Sierra de Caduepo, sierra que vamos a recorrer casi íntegramente.
De momento nos bajamos de Pena Miana que dejamos atrás.
Vamos a ir recorriendo la sierra por arriba. En todo momento hay traza de paso.
Una vista atrás con el espolón rocoso que forma la cumbre de Pena Miana, dándole el sol.
Enseguida ganamos la cumbre principal de la Sierra de Caduepo, el Pico del Rubio o mejor dicho, el Alto de la Vaḷḷinona o Pico del Prao Niseiro, que sería su verdadero nombre, marcada por un vértice geodésico.
El día había ido cambiando y hacía frío en cumbre. No pararíamos mucho. Una vista rápida sobre los Raxos, las Camposas y el Cogoḷḷu Ceboḷḷeo, en plena cordillera.
También volvemos a ver la Patana y bajo ella, enmarcada en el círculo, la ubicación de la espectacular cascada de Quei l´Augua, cuya visita os conté AQUÍ.
Una vista atrás al tramo recorrido desde la Pena Miana con Peña Manteca al fondo.
Vistas sobre la parte alta del valle de Saliencia con el Michu a la izquierda, seguido de los Bígaros y a la derecha del todo Penachana.
Un zoom al Michu y los Bígaros.
Y una más al cordal que une el Morronegro (izda) con la Mirandieḷḷa (dcha).
Dejamos el vértice geodésico y nos acercamos en un momento a lo que en realidad es la cumbre más alta de la sierra, situada solo unos metros más al sur y que curiosamente no cuenta ni con un triste jito. Desde ella vemos la Vaḷḷinona, que le da nombre a la cumbre y por donde también tenemos ascendido, tal y como os conté AQUÍ. Un acceso muy exigente.
Por delante aún nos queda un buen trecho de sierra y al fondo, en el círculo, la ubicación de la braña de Orticeda, a donde iremos, para luego regresar por detrás del Vildéu, siguiendo el trazado remarcado.
Pigüeces se asoma tras los crestones de la sierra.
Podemos hacer el recorrido por lo alto de la sierra, pero decido guiar a Alberto por la senda que corta la ladera por la vertiente de Pigüeces. Una senda ya muy perdida pero que pasa al pie de las verticales paredes y que a mi me parece un recorrido más interesante.
Al alcanzar el extremo sur de la sierra, vemos el rectilíneo valle de Orticeda. De nuevo podemos acercarnos a Orticeda por arriba, bajando al Chanu la Trapa y cruzando por los Chanones, pero se me apetece más perder metros hasta el fondo del valle.
Nos dejamos caer hacia el valle la Trapa, bajando luego hacia la Forcada, donde el valle se desdobla en dos, el valle la Trapa que sube al Chanu la Trapa y el valle Orticeda que asciende hacia la braña y la Cuḷḷada de Orticeda.
Subiendo por el valle de Orticeda, pasamos frente a la Corradina, un minúsculo corro al abrigo de una peña, donde se guarecían los pastores.
Trasponemos La Raya, la muria que delimita la braña de Orticeda y accedemos a ésta, terreno privado y perteneciente a Pola de Somiedo, de manera que en algunos mapas aparece nombrada como braña de la Pola.
Sentados en las viejas piedras de una de las antiguas cabañas, ya todas en ruinas, vamos a parar a picar algo, aprovechando que el día parecía haber mejorado un tanto y aquí no soplaba aire.
Tras el pincheo seguimos ruta. Hemos de ascender hacia la Cuḷḷada de Orticeda. Podemos hacerlo por el fondo del valle, pero en nuestro caso lo haremos atravesando un tramo de hayedo, el del Veneiro, mientras dejamos a nuestras espaldas el Pico del Rubio de donde acabamos de bajarnos.
Guapo el hayedo de El Veneiro, y con todo no será el más espectacular de la jornada.
Salimos del bosque casi en la propia Cuḷḷada de Orticeda, en la que damos vista al valle de Aguino con la zona alta de Somiedo al fondo.
Desde la Cuḷḷada de Orticeda empezamos a ascender por la falda norte del Vildéu, dando la espalda a La Mochada. La senda está ya muy perdida y cuesta un tanto dar con ella, siendo más evidente a mayor altura.
Vamos a ir rodeando así la pirámide del Vildéu, pasando por su cara sur, desde donde disfrutamos de mejores vistas sobre la zona alta del valle de Somiedo.
La alargada crestería que forma el Michu al fondo.
Volvemos a dar vista a la zona del Cogoḷḷu Ceboḷḷeo.
La senda se retuerce entre las aguas que forman los crestones cuarcíticos del Vildéu en un tramo un tanto caótico, para luego entrar en una ladera más uniforme, cubierta de brezo, por la que avanzamos hacia el Cuḷḷao Vaḷḷía o Cuḷḷao Vildéu.
Ya en el Cuḷḷao Vildéu, y tras renunciar a la cumbre del Vildéu, opción que traíamos en mente pero que al final descartamos, tiro de memoria para saber por dónde salir de él. En un primer momento subimos a la izquierda, pero luego recuerdo que se voltea mejor por la derecha.
Salimos a un nuevo collado, el Cuḷḷao la Probe, desde el que damos vista a la sierra que continúa hacia la Pena Blanca, por donde también estuvimos en otras ocasiones.
Salimos del Cuḷḷao la Probe hacia la derecha internándonos en un tramo de bosque. Allí, la cagamos hasta cierto punto. Nos quedamos bajos, pasando bajo un tercer collado, el Cuḷḷao el Texu y debiendo por ello de cruzar una ladera de mucha pendiente donde hubo que poner algo de atención, ya que un resbalón en la hierba argana nos lazaría bastantes metros más abajo.
Ganamos unos metros, saliendo ya a terreno más amigable y desde allí vemos el Vildéu.
Empezamos a perder metros por medio del hayedo, dejándonos caer a nuestra izquierda. La idea es dar con la cabecera de la vaguada.
Una vez demos con la vaguada ya no hay pérdida posible. Tan solo se trata de ir perdiendo metros valle abajo, dejando la reguera a nuestra derecha.
Era el momento de disfrutar de un hayedo tan precioso como resulta este de la Enramada.
La capa de hoja era sencillamente impresionante. En algunos puntos nos hundíamos hasta más arriba de la rodilla.
En la parte baja de La Enramada aparece un claro sendero que nos llevará a los prados de la Barzanieḷḷa. Desde ellos vemos la salida del arroyo de La Reguera con la Cueva los Candanales en las peñas de la Sierra de Pigüeña.
Sin embargo nosotros tenemos que ganar la amplia collada del Chanu la Chanza (flecha). Una marcada senda nos lleva hasta allí.
El valle de La Reguera que desciende hacia la braña de Combarros.
En el Chanu la Chanza volvemos a dar vista al valle de Pigüeces y a la Sierra de Caduepo y en ella dibujamos el recorrido que hemos venido haciendo.
El día se había torcido e incluso amenazaba agua. Iba siendo hora de comer pero decidimos seguir a la braña de Pigüeces donde seguramente tendríamos manera de cobijarnos, por si acaso. Tomamos por tanto el ancho camino que desciende desde el Chanu la Chanza hacia el fondo del valle.
Tras una breve incursión en el valle de la Penalba para ver cómo era el camino que asciende por él, volvimos grupas, bajando ya hacia la braña de Pigüeces.
Por fin, en la antojana de una de las cabañas de la braña de Pigüeces, pararíamos a comer. Fue en buena hora ya que mientras estábamos comiendo se puso a llover. Al frente teníamos la Pena Don Cuova, por delante de la Sierra de Caduepo.
Y tras comer, y aprovechando que finalmente había dejado de llover, acometíamos el último tramo de la jornada, bajando por la pista que le da servicio a la braña.
El valle de Pigüeces y a la derecha la ladera por donde habíamos ascendido por la mañana hacia el Pico del Rubio.
A nuestro paso por el cementerio cerrábamos la circular. Solo un poco más abajo volvíamos a pasar junto a la iglesia y lo que parece fue la casa sacerdotal, hoy bien arreglada y en uso.
Junto al coche, culminábamos esta ruta por tierras somedanas. Una más. Y a pensar en la siguiente. Pero eso....para otro día. Os dejo el track.
Un saludo
Cienfuegos
Javi ,que quiere decir eses puntos que pones en Pandiellu?
ResponderEliminarBuenas, no se quien eres, pero bueno. Es la grafía correcta de la "che" vaqueira. Un despropósito en mi opinión, pudiendo haber aceptado escribirlo con tch, o ts que era lo que se ponía tradicionalmente, pero lo correcto ahora mismo es la ll con dos puntos debajo. Ser es un coñazo porque es complicado de escribir y casi imposible de informatizar en una base de datos. Te animo a que busques nombres de núcleos con la che vaqueira en la página oficial del INE (instituto nacional de estadística) para que veas como hay que escribirlo para que lo reconozca una base de datos. En el caso de Pandietchu o Pandietsu, habría que escribir "Pandiel.lu". Un saludo
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