Hace unos años realizamos una ruta desde Casasuertes para ascender al Gildar y Gabanceda. En aquella jornada las vistas sobre el Corcadas hicieron que quedara marcado como objetivo inapelable de la zona. Y esa era la idea, ascender al Corcadas y ya que estábamos allí incluiríamos en el lote el Pandián, lo que requería recorrer el largo cordal que los separa por la Sierra de la Cerra y los Altos del Burro. Una jornada en la que constatamos que una cima como la del Corcadas, tan guapa, montañera y con semejantes vistas, merece salir del ostracismo en el que parece estar y ocupar un puesto de honor entre los grandes tótems de la Montaña de Riaño.
DATOS DE LA RUTA
- Fecha: 27/06/2023
- Zona: Alto Esla
- Municipio: Burón y Boca de Huérgano (León)
- Inicio/Fin: Casasuertes
- Distancia: 25 Km
- Desnivel máximo: 845 m
- Desnivel acumulado positivo: 1.665 m
- Tiempos: 10 horas
- Dificultad: Difícil. La distancia y desnivel ya deberían servir de filtro, pero no está de más comentar que la senda que recorre la Sierra de la Cerra, tiene un tramo a partir del Collado de la Cruz que está casi impracticable por la maleza y donde toca pegarse con ella. Por otro lado, el descenso desde el collado Misionello lo hicimos por medio del bosque en total ausencia de sendas.
- Track: corcadas-y-pandian-desde-casasuertes
Saldríamos de Casasuertes bien de mañana, ya que habíamos dormido la noche antes por la zona para acortar viaje. Hace unos años ya habíamos visitado este arreglado pueblo para otra ruta hacia el Gildar y Gabanceda.
Dejamos el pueblo y poco después una pequeña área recreativa, subiendo por el valle del río Orza, por lo que alcanzado un primer cruce de pistas tomamos la de la izquierda, que continúa hacia la majada de Montó, mientras las nieblas iban poco a poco levantando.
Enseguida aparecen las franjas calizas que marcan la entrada a la curiosa hoz de Valcarque.
Llegamos a la majada de Montó, donde hay un pequeño refugio. Aquí muere la pista, pero continúa un buen sendero.
La senda se eleva sobre el fondo del valle, donde éste se estrangula en una doble hoz, para cruzar por una especie de repisa en un tramo realmente guapo.
Una vista atrás nos muestra el valle del Orza que hemos recorrido y al fondo parte del recorrido a realizar en nuestra aproximación al Pandián. Para eso faltaba realmente mucho aún y más valía no pensarlo.
La senda cruza un par de tramos de hayedo.
Salimos del hayedo y volvemos a dar vista a la hoz. Se trata de una formación geológica curiosa. Una especie de domo en el que las franjas calizas forman una serie de anillos concéntricos, cortados por el río en una doble hoz.
Un nuevo tramo de hayedo nos anticipa la majada de Los Cantos.
Salimos a la vega de la majada de Los Cantos. La senda parece perderse al entrar en ella, pero debemos buscarla hacia la mitad de la vega, subiendo hacia la derecha (flecha).
Enseguida la localizamos. Pasa frente a un nuevo refugio, feo como él solo al estar construido con bloque y muy sombrío pues se localiza en medio del bosque. Desde él la senda asciende con fuerte pendiente por medio del hayedo.
En la última parte dejamos atrás el bosque y seguimos por zona más despejada, pudiendo empezar a ver la zona de la cordillera, el entorno del Gildar (centro) y Las Verdes del Cable (derecha).
La senda alcanza finalmente la collada de salida, que el IGN denomina Valcarque, pero que a nosotros en Casasuertes nos nombraron como La Requejada. En ella damos vista al valle de Ceranzo que desciende hacia Portilla de la Reina, con las cumbres de los Vallines y el Coriscao al fondo.
Desde aquí vemos también lo que nos resta al Corcadas, con su doble cumbre, el Alto de la Panda a la derecha y el Corcadas de Ceranzo, la más alta, a la izquierda.
Alcanzamos una especie de collada donde hacemos un alto para quitar ropa, que el día iba calentando, y desde donde mirando al norte, a la derecha de Peña Gabanceda, vemos emerger el macizo de los Urrieles de los Picos de Europa.
Mejoran las vistas sobre el Gildar (izquierda) y los Verdes del Cable (centro y derecha).
El desnivel hasta ganar la cresta del Corcadas es de los buenos y a medida que ascendemos se abren las vistas sobre el valle del Orza, pudiendo dibujar la idea que traemos del recorrido a realizar hacia el Pandián (flecha).
La parte más dura es justo la pala final, que además se hace larga.
Por fin ganamos la cresta, en la que la pendiente suaviza y que además resulta ser una preciosidad. Pancho ya está en la cumbre occidental, la del Alto de la Panda. Las caías sobre la cara sur son espectaculares.
Cumbre occidental del Corcadas, aunque el nombre correcto sería el de el Alto de la Panda, que es como lo nombran en Casasuertes.
Una vista al norte, hacia el Gildar (izquierda) y el Gabanceda (derecha) con el macizo del Corníón al fondo. La flecha marca la collada la Requejada por donde pasamos unos minutos antes.
El itinerario que vamos a seguir a continuación. Primero bajar hasta el Collado del Medio, para luego cortar la cabecera del valle de la Cruz y ganar el Collado de la Cruz desde el que recorreremos el lomo del cordal para luego seguir a media ladera bajo las cumbres de la Sierra de la Cerra.
Hacia el oeste las vistas alcanzan Casasuertes en el fondo del valle y al fondo la montaña de Riaño y sobre todo el macizo de los Mampodres en el centro.
A la mano contraria lo que vemos es ya la montaña palentina, Fuentes Carrionas, con el Espigüete asomando a la derecha.
Y evidentemente al norte, los Picos de Europa.
Toca recorrer la cresta del Corcadas, que como digo es una gozada. A la mitad la corta un profundo tajo que es el emboquille de la canal sur, por la que bajaremos después.
Guapa cresta.
Y cumbre principal de esta preciosa montaña, con un largo nombre, el del Calar de las Corcadas de Ceranzo. O simplemente, el Corcadas, para los amigos, jjj.
Al este las vista apuntan al Coriscao, con el Vallines a su derecha, encerrando el valle de Luriana.
Pico Murcia (izquierda) y Espigüete (derecha).
Picos de Europa, con Peña Gabanceda por delante.
Una más antes de irnos, que la ruta era larga y tampoco podíamos quedarnos toda la mañana en cumbre.
Desandamos la cresta hasta el corte de la misma.
Empezamos a perder metros por la canal sur, que se deja bajar bien con tan solo tener que poner algo de cuidado con el grijo.
Una vista a la canal desde abajo.
Toca después seguir bajando por la ladera sur en un tramo que se llega a hacer pesado. Hay que perder mucha altura, la pendiente es fuerte y hay mucho grijo. Bajamos con tendencia a la derecha. Aunque se podría bajar de forma directa a la Collada de la Cruz (flecha derecha) la ladera en esa parte presenta mucha maleza, por lo que resulta algo más largo, pero sin duda más cómodo bajar primero a la Collada del Medio (flecha izquierda).
Así que nos dirigimos a la Collada del Medio, en realidad a una collada situada a mayor altura de esta, en la que pastaban un rebaño de vacas. Un poco por debajo de ella, y sin llegar a la Collada del Medio como tal, vamos a internarnos en el robledal que cae a la derecha de la loma.
Una vista atrás al Corcadas, a la canal sur y a la ladera por la que hemos descendido.
Apenas entramos en el robledal hacemos una primera parada para picar algo, que ya llevábamos unas cuantas horas de ruta y aún tardaríamos en parar a comer. Después nos dejamos caer bosque abajo, sin senda alguna, pero sabiendo que acabaríamos por cortar la senda procedente de la Collada del Medio, como así resulta. La senda se muestra clara y evidente y además cada poco está marcada con pintura amarilla en los troncos. Siguiendo esta senda cortaremos la cabecera de la vaguada del arroyo de la Cruz y ascendemos hasta el Collado de la Cruz.
El nombre del Collado de la Cruz probablemente se deba a ser un cruce de sendas. La que traemos cruza la collada y baja hacia el valle de Orza, por el que subimos por la mañana. Otra recorre el cordal de norte a sur y será la que nosotros tomemos. Aunque al principio aparece clara, poco a poco la maleza va a ir a más hasta un punto en el que perdemos la senda y nos vemos en medio de un inmenso escobero del que nos cuesta salir. No es un tramo largo, pero resulta un infierno, sinceramente. Yo aviso. Ante la duda lo mejor es seguir en todo momento el filo del cordal. Por malo que lo veamos por arriba, las laderas siempre van a ser peor. Por fin ganamos la cumbre del Pico de la Cerra, donde recuperamos buena senda y desde donde volvemos la vista atrás, al Collado de la Cruz y el Corcadas.
Por delante tenemos la Sierra de la Cerra, pero nosotros no la vamos a recorrer por arriba, sino que tomaremos una senda que corta su cara norte, pasando por las Hoyas del Serrón, una serie de pequeñas vegas para ganar la cresta ya al final de la sierra.
Es un tramo guapo, que se hace sobre buen camino y en el que avanzamos de forma cómoda y rápida. Cruzaremos una vega de buen tamaño que sin duda en otros tiempos tuvo que ser pastoreada, aunque ya no quedaba rastro alguno del paso de ganado
Desde esa vega toca ascender a ganar la cresta en un tramo de fuerte pendiente que se hace duro. Alcanzamos una collada entre los Altos de la Rasa y el Alto de la Canal de Burnela, desde la que vemos el Corcadas ya muy lejos, con el valle de Orza por donde subimos en el centro de la foto.
Al otro lado lo que vemos es como sigue el cordal por los Altos del Burro, hacia el Pandian (derecha).
Seguimos contando con senda en todo momento, incluso se aprecia una mala pista que recorre el cordal por arriba.
Poco a poco vamos aproximándonos al Pandian y ya vemos la que será nuestra opción de bajada. Descenderemos por su cara norte hacia el Collado Misionello (flecha) para luego bordar el Pico Misionello.
A la izquierda vamos dejando el valle de Guspiada, que baja hacia Barniedo de la Reina. Al fondo nuevamente la montaña palentina, con el Espigüete, Murcia y Peña Prieta.
Poco a poco nos aproximamos a las faldas del Pandian. Allí, justo antes de acometer el ascenso final, cuando el cordal de los Altos del Burro gira al norte como parte de la Sierra de Hormas, se localiza un pequeño refugio de madera al abrigo de una peña, que nos va a servir de comedor, a la sombra y con unas preciosas vistas.
Desde el refugio (círculo) continúa una marcada senda que va a pasar junto a varios manantiales, en uno de los cuales bebemos y recargamos un agua fresca que nos vendrá de perlas.
La senda va a cortar la falda oriental de la Sierra de Hormas, de la que el Pandián es la cota más elevada. Muere sin llegar a ganar la cresta.
El terreno ya hace rato que ha cambiado. Hemos dejado atrás la blanca caliza del Corcadas por la negra pudinga del Pandián. Ascendemos una corta canal que nos saca a la cresta.
Una vista del tramo recorrido a lo largo del cordal de los Altos del Burro.
No solo la roca que constituye las cimas es diferente. El Corcadas presenta una cumbrera afilada, mientras que el Pandián cuenta con una cumbre alomada, plana y amplia y solo al norte ofrece unos verticales cortados.
Y cumbre del Pandian, máxima altitud de la Sierra de Hormas. Una cumbre muy amplia en la que la novedad la ofrece las preciosas vistas sobre el embalse de Riaño y las montañas que lo circundan.
Una pena la bruma que se había ido levantando durante la tarde y la posición del sol, que no ayudaron con las fotos.
Riaño con su puente y a la derecha, el Gilbo.
Peñas Pintas al fondo en el centro y el Yordas o Burín a la derecha.
Una más a los Picos de Europa con el Corcadas a la derecha. ¡¡Anda que no se lejos ni nada!! En el fondo del valle, en plena hoz, ya se veían las primeras casas de Casasuertes, a donde tendríamos que bajar.
Y una última foto hacia Fuentes Carrionas.
Nos vamos del Pandian. Empezamos a bajar por su cara norte sin más problemas que buscar las zonas de menor vegetación, que en todo momento es baja. La idea es bajar hasta el Collado Misionello para luego en vez de buscar directamente el fondo del valle, bordear por la derecha la Peña Misionello hasta alcanzar el hayedo, por el que bajaremos.
La cara norte del Pandían si que ofrece un aspecto más agreste.
En la parte baja damos con una marcada senda que ayuda a bajar de manera más cómoda hacia el collado Misionello. La senda continúa luego a la izquierda, pero nosotros buscaremos un paso por la derecha, bajo la Peña Misionello, cortando el robledal hasta alcanzar el hayedo.
Al llegar al collado perdemos unos metros por la derecha, cortando un primer tramo un tanto tomado de maleza, pero sin grandes complicaciones. Enseguida damos con una vereda que se interna en el robledal y que nos va guiando por medio de éste, casi pegados a las paredes de la Peña Misionello.
Cuando creemos haber dejado atrás ya la Peña Misionello giramos un tanto a la izquierda para abandonar el robledal y entrar así en el hayedo que, tal y como esperábamos, resulta ser un hayedo puro y por tanto muy limpio y fácil de caminar. Bajamos por él con tendencia a la izquierda.
Y de hecho se nos da tan bien la bajada que salimos al fondo del valle del arroyo Misión, a la altura de una antigua finca justos bajo la que pasa la pista que asciende valle arriba. No lo podíamos haber hecho mejor y de esta forma acortamos un tanto la ruta.
Bajamos un tramo por la pista que discurre junto al rio, hasta un punto donde veremos un puente peatonal a nuestra derecha. En nuestro caso (junio 2023) el puente estaba roto y medio tirado en el arroyo, pero éste bajaba con tan poca agua que no tuvimos problemas para vadearlo.
Ya en la margen derecha del Misión sigue una marcada y ancha senda que nos va a llevar directos de vuelta a Casasuertes.
La carretera de Casasuertes ya se ve a la izquierda de la foto.
Junto al coche cerrábamos esta amplia circular. Allí mismo teníamos una buena fuente en la que lavarnos y refrescarnos del calor pasado y la larga andadura. Después quedaba el ritual de cambio de ropa y en esta ocasión, para Acebedo a tomarnos la correspondiente cerveza con los amigos de la Taberna de Moe.
Un saludo
Cienfuegos
Que guapa ruta y como siempre de forma amena contada
ResponderEliminarGracias Jose. La verdad que todo el entorno de la montaña de Riaño resulta espectacular. En el caso del Corcadas a mi me llama la atención que no sea más conocido, porque me parece que es una de las montañas más guapas de la zona.
EliminarUn abrazo