26 octubre 2023

Peña Mala desde Rabanal de Luna

Mala previsión meteorológica para Asturias, pero ganas y oportunidad de salir. Parecía que para la comarca de Luna, en León, no lo daban tan malo, así que preparamos viaje. El objetivo una sierra poco habitual, la de Peña Mala, la prolongación natural hacia el oriente del cordal del Alto de la Cañada y la Penouta, que ya conocíamos. Haríamos una circular desde Rabanal de Luna para ascender a las cimas de Los Cáscaros, Las Pajarinas, Alto del Pozanco y Peña Mala, regresando por los Prados del Cotachal, las Colladas y las Artosas. Al final el tiempo nos respetó solo en parte, pero suficiente para poder disfrutar de una nueva jornada de montaña.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 22/09/2023
  • Zona: Comarca de Luna
  • Municipios: Sena de Luna y San Emiliano (León)
  • Inicio/Fin: Rabanal de Luna
  • Distancia: 19 Km
  • Desnivel máximo: 860 m
  • Desnivel acumulado positivo: 1.100 m
  • Tiempos: 8 horas
  • Dificultad: Moderada. Ruta sin complicación alguna más allá de dar con el mejor ascenso a Los Cáscaros, con mucho escobero que en nuestro caso libramos subiendo por el incómodo canchal de su cara norte.
  • Track: pena-mala-desde-rabanal-de-luna


Aparcamos a la entrada de Rabanal de Luna, pueblo que nos sorprende porque tiene todas sus casas arregladas, y además arregladas con gusto,....y dinero. También resulta ser bastante mayor de lo que aparenta desde la carretera general. Lo recorremos hacia parte alta, hacia la iglesia, donde además hay una buena fuente.


A la izquierda de la fuente sale una pista por la que tomamos cuando el día apenas empezaba a desperezarse. De momento el cielo no parecía presagiar un buen día, con la cordillera muy metida en nubes.


Guapo el camino que nos conduce a Braña Vieja atravesando un bosque de robles y donde veremos varias cagadas de oso recientes.



Llegamos a Braña Vieja con todas sus cabañas en ruinas.


Solo un poco más arriba alcanzamos el refugio de la braña de Rabanal.


Buenas vistas sobre la Sierra de la Serrona, al otro lado del valle de Luna.



De espaldas al refugio vemos que el camino continúa a la derecha, internándose nuevamente en un precioso robledal. 


La pista alcanza una amplia collada, el Campar de Bostacha. Llegamos justo cuando empiezan a caernos las primeras gotas (en la foto ya se ve en objetivo mojado). Desde aquí observamos la cumbre de Las Pajarinas (izda) sobre el collado de Rodamolino. 


Seguimos la pista hasta un cierre de un pastor eléctrico. Justo a su altura, sube a la derecha una marcada senda por entre los robles y por ella tomamos.


Tenemos suerte, ya que la colocación del pastor eléctrico a modo de cierre de una finca ha permitido el desbroce de una trocha por la que subimos cómodamente. En caso contrario, este tramo podría volverse sumamente incómodo.


El tramo desbrozado alcanza la base de un enorme canchal de grandes bloques de cuarcita sobre los que vamos a ir subiendo. Resulta hasta cierto punto cómodo, aunque nosotros nos lo encontramos mojado y en esas condiciones la cuarcita, recubierta de liquen, resbala mucho, así que hubo que poner cuidado.


Con todo resulta un acceso muy entretenido y bastante más guapo que otros que habíamos visto, donde hay que pegarse con el escobero.


Cuarcita y serbales. Incluso por momentos salía el sol.


Poco a poco vamos ganando altura y las vistas se van abriendo.


El puente sobre el embalse de Barrios de Luna.


Alcanzamos una primera cota, pero nos damos cuenta que la verdadera cima de los Cáscaros está un poco más adelante.



Alcanzar el vértice geodésico de Los Cáscaros supone incluso ayudarse de las manos ya que hay que superar bloques de gran tamaño. Desde la cima vemos Rabanal de Luna (izda) y Sena de Luna (dcha). Al fondo deberíamos poder ver las Ubiñas, pero hoy no es el mejor día.


De hecho mientras estamos en cumbre empieza a llover un poco más. Lo justo para que decida guardar la cámara, así que el resto de fotos, del móvil. También está frío por lo que nos abrigamos con los cortavientos antes de seguir ruta. Desde aquí vamos a recorrer el cordal hacia la próxima cumbre, la de Las Pajarinas, para seguir después a Peña Mala.


Una última vista al embalse de Barrios de Luna.


Al frente la cumbre de Las Pajarinas.


La rocosa cima de Los Cáscaros va quedando atrás.


Cumbre de Las Pajarinas. De momento deja de llover, aunque el día sigue siendo desapacible.


Lo que nos queda a Peña Mala. De camino haremos una breve parada para picar algo.



Por debajo de Las Pajarinas se abren las vegas del Llano del Navar que descienden hacia el valle del arroyo de Los Tacones que baja hacía el núcleo de Truébano de Babia.


Seguimos ruta hacia la siguiente cota, la del Alto del Pozanco donde paramos a picar algo al abrigo de unas rocas que nos quitan el viento que sopla por arriba.


Más tarde, ya de regreso, cruzaremos la pequeña hoz que vamos abajo, en el valle del arroyo de Los Tacones.


Lo que nos queda Peña Mala. Por momentos incluso salía el sol.


En la cara norte de Peña Mala nos llama la atención las enormes placas completamente lisas que se forman, bastante raras en terrenos cuarcíticos como estos.


Por fin alcanzamos la cima de Peña Mala, que decide hacer honor a su nombre, y nos recibe con lo peor del día, una cerrada niebla que nos roba las vistas y un aire frío que hace que paremos lo justo.


En la base de Peña Mala vemos un canchal de buen tamaño que parece fácil de alcanzar desde la arista norte, ya que el descenso hasta el collado de Pasafueches, que seria lo suyo, lo vemos muy tomado de maleza, así que no lo pensamos más que no apetece quedarse demasiado en la cima, y para abajo.


Bajamos un primer tramo de la arista norte que arranca desde la misma cima y enseguida nos tiramos a la derecha, buscando el descenso hacia el canchal, pegándonos a las paredes de la cara norte de Peña Mala. Terreno con mucha pendiente de piedra suelta, pero en general sencillo.


La cara norte de Peña Mala impresiona vista desde aquí. Para mayor coña, pasa lo habitual en estos casos, que justo cuando te vas de cumbre, despeja.


Alcanzamos el canchal y bajamos todo lo que podemos por él, buscando el mejor acceso por entre los árboles a las vegas que habíamos visto desde la cumbre.


Toca brujulear un poco entre los altos escoberos, pero está muy andado del ganado y enseguida salimos a un ancho camino que pasa junto al manantial de La Fontanina que parece dar nombre a estas vegas.


Más abajo pasamos junto a las Fuentes de la Machadica, un enorme manantial que forma el arroyo de Los Tacones, donde ya salimos a una pista por la que vamos a bajar hacia la hoz que cierra el valle.


Pasamos por los Praos de la braña de Truébano.


Y dejando atrás el Chozo Viejo, un pequeño refugio a la derecha de la pista, cruzamos la hoz para bajar hacia los Praos de Vigaña.



Poco después alcanzamos un cruce de pistas. Allí la principal continúa bajando valle abajo hacia Truébano de Babia, pero nosotros la dejamos para tomar la que asciende a la derecha, dirigiéndose a la amplia collada que se abre a la derecha de la Peña los Avellanales.


Atrás dejamos el valle de Truébano.


En este tramo vamos a ir siguiendo las marcas del PR.LE-66.1 La Solana. Al fondo aún vemos asomar Peña Mala, de donde venimos.


Subimos hasta Las Colladas, donde dejamos atrás el valle de Truébano y entramos en el de Rabanal. La pista que traemos podría llevarnos ya hasta el pueblo, pero aún daremos un pequeño rodeo.


Poco después de cruzar la collada dejamos la pista tomando por un sendero que entra a la izquierda. El cruce está marcado con un hito de piedras. La estrecha senda serpentea entre altos escoberos y pequeñas vegas para bajar al fondo de la vaguada y después subir a cruzar un espolón calizo por una pequeña horcada. Allí, por fin, pararíamos a comer aprovechando que a esta altura ya no molestaba el viento y la lluvia había cesado definitivamente.


Comemos con estas vistas, rodeados de quitameriendas y con una última visión de Peña Mala.


Al otro lado de la collada damos vista a Villafeliz de Babia, bajo la Sierra los Grajos. La cordillera no se había quitado la nube en todo el día.


Descendemos hacia las Artosas, donde hay otro pequeño refugio, aunque no llegaremos a él, pues nuestro camino nos lleva a la derecha para cruzar una última collada, en Los Villares.


Avanzamos con las vistas al frente de las calizas cumbres de la Sierra la Serrona.


Nuestro camino se interna en un pequeño bosque de rebollo donde confluimos con otro que nos llega por la derecha y que forma parte del PR que comunica Rabanal con Truébano.



Iniciamos ya el descenso final hacia Rabanal de Luna.


Y aunque podríamos acabar por alcanzar la pista por la que salimos por la mañana, en un cruce tomamos a la izquierda para regresar al pueblo por un camino diferente.


Volvemos así a Rabanal, donde nuevamente nos sorprenden sus arregladas casas.


Y de camino al coche aún daría para recoger un buen puñado de prunos, o endrinas, para hacer un poco de pacharán casero. Luego, cambio de ropa y a tomarnos una cerveza allí mismo, en el bar de Rabanal. 


Un saludo
Cienfuegos 

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