11 noviembre 2023

Del Tres Mares al Bistruey desde Camasobres. Segundo día

Tras una estupenda noche en el refugio situado bajo el Alto Velasco y disfrutar de un precioso amanecer, acometía la segunda jornada por el  tramo de la Cordillera Cantábrica que separa el Tres Mares del Bistruey. Para ello seguiría la pista que serpentea por la Sierra de Albas, bordeando varias cotas menores hasta los Puertos de Pineda desde donde acometo el ascenso a la cumbre del Bistruey, tras lo cual desandaría parte del camino para pasar al valle de Ocejo por el que iniciaría un largo descenso que me habría de llevar al núcleo de Lores. Allí tomaría contacto con el Camino Lebaniego por el que pasaría primero a Casavegas y posteriormente a Camasobres, donde cerraría la circular.  La primera jornada os la relaté AQUÍ.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 26/09/2023
  • Zona: Cordillera Cantábrica. Tramo: Alto Campoo - Puertos de Riofrío
  • Municipios: La Pernía (Palencia) y Pesaguero (Cantabria)
  • Inicio: Refugio bajo el Alto Velasco
  • Fin: Camasobres
  • Distancia: 24 Km segundo día (52 Km entre los dos días)
  • Desnivel máximo: 805 m segundo día (1.000 m en los dos días)
  • Desnivel acumulado positivo: 1.020 m segundo día (2.750 m entre los dos días)
  • Desnivel acumulado negativo: 1.350 m segundo día (2.760 m entre los dos días)
  • Tiempos: 8 y 1/2 horas
  • Dificultad: Moderada. En esta segunda etapa no destacaría ningún problema, como no sea algún tramo un tanto tomado de escobero en el descenso por el valle de Ocejo.
  • Nota: Wikiloc devuelve bastante menos desnivel acumulado (2.528 m) que el BaseCamp de Garmin (2.760 m), que yo creo que es el correcto.
  • Track: circular-al-tresmares-penalabra-y-bistruey-desde-camasobres-dos-dias


Tras una reparadora noche en la que dormí del tirón, desperté temprano y salí a ver amanecer cuando apenas si empezaban a verse las primeras luces y aún eran visibles muchas estrellas.


Volví a subir a la tachuela de la noche anterior y allí, bien abrigado ya que la mañana era realmente fría, me senté a disfrutar del espectáculo.


Cielos rojos sobre Peña Sagra.


Y aún más sobre el Alto Velasco.


Los Picos de Europa amanecían asimismo teñidos de rojos.


Tras el momento zen de la mañana volví al refugio. Dejé aireando el saco y el propio refugio mientras desayunaba. Preparé la mochila y por fin, a eso de las ocho y media, iniciaba mi andadura, dejando atrás el refugio tal y como me lo había encontrado o incluso mejor. Barrido, recogido y con más leña. Estos sitios hay que cuidarlos, pues actitudes poco cívicas solo sirven para que en futuras visitas nos los encontremos cerrados.


Tomo por la ancha pista que cruza bajo el Alto de las Arras y se dirige al Collado Villajilar mientras veo las Peñas del Cigal (dcha), Camponuera (centro) y Corcina (izda), al oro lado del valle de Caloca.


Algún tramo de bosque, aunque en esta parte la pista discurre principalmente por terreno despejado.


Bajando hacia el Collado Villajilar con el Bistruey asomando ya a la izquierda.


A la izquierda voy dejando la cabecera del valle de Rilores por cuya parte baja accederé más tarde al pueblo de Lores.


Y a la derecha el valle de Caloca.


Mientras que al frente asoman los Picos a la izquierda del Corcina.


Desde el Collado Villajilar  la pista va a ir ganando metros poco a poco. Tras dejar atrás la Peña Larzón accedo a la vega de los Puertos de Pineda. Allí hay una nave ganadera y en la parte alta un refugio abierto en bastante mal estado, aunque para un apuro puede servir, pero que adosado a un lateral tiene ¡¡un grifo de agua!!. Fue una suerte verlo ya que después del chasco de la fuente de la tarde-noche anterior venía casi sin agua.


Bebí, rellené las cantimploras, aunque no esperaba tener más problemas de agua en todo el día, y después seguí ruta. De momento subo por los puertos hacia el Collado Secarro, aunque antes de llegar a él tomo una pista que sale a la derecha, y que va a ir ascendiendo hacia el siguiente collado, el de la Cárdina.


Los venados (ciervos) llevaban toda la mañana berrando, al igual que la noche anterior, pero ahora sonaban realmente cerca, así que me parapeté entre unos escoberos y esperé a ver si lograba verlos. Y si, hubo suerte. Dos machos, uno más lejos, y una hembra con una cría.



Un buen rato estuve viéndolos y oyéndolos. Después, seguí hacia el Collado de la Cárdina desde el que tengo una buena vista del Curavacas a un lado,...


...y Peña Corcina al otro.


También veo el largo tramo de Cordillera Cantábrica recorrida desde el Tres Mares y Peña Labra, por la Sierra de Albas hasta llegar aquí.


En la Cárdina dejo la pista principal y subo a ganar el lomo del cordal que ya forma parte de la cresta sureste del Bistruey. Allí suelto la mochila y me dirijo a su cumbre.


No me lleva mucho ganarla. En ella continúa el feo buzón, que hay que pararse a mirarlo para saber que lo es, y el vértice geodésico. Es curioso que nunca fue una cumbre que me llamara especialmente la atención, ni me pille precisamente cerca y en cambio, era mi segunda visita. La anterior fue durante otra amplia circular de dos días partiendo de Cucayo, para conocer el tramo de cordillera que va desde el Bistruey a los Puertos de Riofrío, que os conté AQUÍ.


Me siento un buen rato en el mojón del vértice para disfrutar de las vistas, aunque la mañana se ha estropeado un tanto con una bruma que desluce las fotos. La primera, como no, hacia los Picos de Europa.


Peña Prieta, sobre los Puertos de Riofrío.


El Curavacas a la izquierda del Lezna, otro que ascendí durante aquella circular desde Cucayo. Una cumbre que me encantó.


Zoom al Curavacas. Un montañón de los de quitarse el sombrero.


Tirando de zoom, y pese a la bruma, veo Peña Labra en el centro, con el Tres Mares a su derecha y la blanca caliza de Peña Ciqueras a la izquierda. Por delante parte del tramo de cordillera recorrido.


Un par de zooms a los Picos de Europa, tratados en casa porque de verdad que había mucha bruma.



Y al sur lo que veo es el valle que desciende hacia el río Carrión, con la redondeada silueta de Peña Redonda al fondo del todo.


Estuve un buen rato en cumbre. La mañana parecía que iba mejorando un tanto, además de que nuevamente subía la temperatura. Después regresé al punto donde había dejado la mochila y aproveché para picar algo antes de despedirme del Bistruey y seguir ruta.


Vuelvo a bajar hasta un collado por debajo del de la Cárdina. Allí me despido definitivamente de los Picos, que asoman entre el Bistruey y el Corcina y en vez de regresar por la pista por la que había subido, me dejo caer por el centro de una vaguada al sur, donde se que hay una buena fuente. En ella cambio el agua, ya que la del refugio llegaba por manguera y tenía un cierto regusto.


Desde la fuente asciendo al cercano Collado Secarro y en él tomo la pista que sube a la derecha, y que gana el collado de Sestil Alto donde, al pie de un crestón, quedan restos de unos corros.


Cruzando el Sestil Alto entro en el valle de Ocejo, debiendo bajar en primer lugar al refugio de la Vega de las Corderas.


El refugio parece estar en buenas condiciones y digo que lo parece porque estaba ocupado por un montañero que aún dormía a aquellas horas y no quise molestar. Desde el refugio lo que si veo es el descenso que haré por la margen derecha del valle.


Nuevas vistas sobre Peña Labra y Tres Mares.


Dejo el refugio y paso a la margen derecha del valle. Por allí discurre una estrecha, pero marcada senda que va a ir pasando de una vega a otra, cruzando por medio densas matas de escobero, por lo que a la salida de cada vega toca orientarse bien para no perder la senda.


Una vista atrás, al Sestil Alto, de donde vengo.


Una cagada de camino. No mía, claro. De oso. De aquella misma mañana. Bien fresca que estaba. Queda claro que hay osos en esta parte de Palencia.



Poco a poco voy recorriendo el valle y ya veo el hombro al que tendré que llegar, el del Collado Villarejo. 


En una de las vegas quedan restos de una cabaña, aunque ya son apenas un par de muros.


Muy guapo el bosque que hay justo antes de alcanzar el hombro.


En el Collado Villarejo me siento un rato. La verdad que el calor ya aprieta nuevamente. Desde aquí veo el Sestil Alto y bajo él, la ubicación del refugio de las Corderas (círculo).


También veo la parte baja del valle de Rilores y al fondo del todo,...el pueblo de Lores (círculo).


Aún quedaba tajo, pero la idea era llegar a comer allí. Así que al lío.


En el Collado Villarejo dejo la pista que desciende a la derecha para tomar la que baja a la izquierda, que lo va a hacer por el lomo del cordal, por medio de un denso bosque en el que destacan varios ejemplares de roble realmente impresionantes.



Más abajo el hayedo toma el relevo al robledal.


Por fin alcanzo el nivel del río y no dudo en meterme en él para refrescarme y lavarme un poco, algo que no había podido hacer la noche anterior al no tener agua en la fuente, y con la vista de la quebrada peña del Alto del Robledo. 


Un poco más presentable y fresco sigo ruta bajando ya por entre las fincas que me conducen al pueblo de Lores.


Una vista atrás al valle de Rilores por el que voy bajando.


Por fin entro en Lores que me sorprende muy gratamente. Pueblo grande, más de lo que contaba y con unas casonas de piedra realmente impresionantes. Además esta muy cuidado. Una gozada. Merece la pena venir a conocerlo por si solo.


Cargo una cantimplora de agua fresca en la fuente y subo hasta la iglesia que, al igual que todo el pueblo, es merecedora de una visita. Iglesia del Siglo XVI dedicada a San Lorenzo con una curiosa torre circular anexa, a la que se accede por una escalera de caracol desde fuera del templo. Junto a ella, a la sombra de sus muros iba a comer, con la vista puesta en Lores.



Me tomé la comida con tranquilidad, pero había que seguir, ya que aún faltaba un buen trecho. Tras la iglesia tomé por una pista que está balizada con los típicos postes del Camino Lebaniego. Ya no lo abandonaría hasta Camasobres. Lo peor era que a aquellas horas el sol apretaba a base de bien y a mi aún me quedaba subir hasta el Collado Mayor.


El ascenso se hace duro, sobre todo en su parte final, donde mayor pendiente tiene, pero por fin alcanzaba el Collado Mayor, donde entraba en el valle de Casavegas y desde el que volvía a ver Peña Labra y Tres Mares una vez más.


La vertiente de Casavegas es más guapa, con un buen hayedo en el que la temperatura bajó unos grados.


A la derecha voy dejando la planicie de Vegas de Arriba. Por su límite pasa la carretera de Casavegas. Podría cortar por las vegas y salir a la carretera general de Camasobres. De hecho puede que sea incluso más corto y sin duda con menos desnivel, pero preferí seguir el Camino Lebaniego.


A la entrada de Casavegas me acerco a ver su iglesia. No tiene nada de especial ya que es de construcción moderna al haberse declarado en ruina la anterior.


Tampoco el pueblo me llama la atención. No tiene nada que ver con Lores. Si acaso el enclave si es guapo, rodeado de bosque. Salgo del mismo por la pista que asciende hacia el Collado la Cerca.


El Camino Lebaniego da aquí una vuelta hasta cierto punto absurda, ya que tras superar el collado desciende para acabar saliendo nuevamente a la carretera de Casavegas. Sin llegar a tocar asfalto continúa a la izquierda por otra pista para luego subir por medio de un pinar.


Pues nada. Pinar arriba. Había cruzado robledales, hayedos, escoberos,...se ve que me faltaba un pinar.


El camino gana la parte alta de esta modesta sierra. La cumbrera es plana y se la ve intensamente pastoreada por rebaños de ovejas. Por un momento temo meterme de lleno en medio de uno de ellos, quien sabe si guardado por varios mastines, pero tuve suerte y las ovejas no andaban por la zona.


Desde aquí tengo la que a la postre será la última vista de Peña Labra y Tres Mares, de los que me despido por fin.


La ancha pista corre al sur, descendiendo ya hacia el cercano pueblo de Camasobres. La circular tocaba a su fin.



Aún daría tiempo a visitar su iglesia. Después de ver la de Lores y la de Casavegas no me iba a saltar ésta.


Junto al coche cerraba esta amplia circular. Tocaba lavarse un tanto en la fuente, cambiarse de ropa y recoger los bártulos. Después quedaba un largo regreso a casa con una nueva parada en Puentenansa, esta vez para una reparadora cerveza, y a seguir viaje. Daba por conocido un nuevo tramo de Cordillera Cantábrica. Ya me van quedando realmente pocos en pendientes. Veremos para cuando el próximo.


Un saludo
Cienfuegos

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