Primavera es sinónimo de agua y qué mejor época que ésta para acercarse hasta alguna cascada. Una variante del PR.AS-312 "Ruta del pingarón de la Mornera" iba a permitirme visitar las cascadas o pingarones de la Tabierna y la Mornera en su máximo esplendor, ya que fuera de esta época lo más habitual es encontrárselos secos. Sobre la marcha modifiqué la ruta para ascender al Retriñón, conociendo así la vertiente allerana de la senda que cruza por La Muezca, aunque finalmente la niebla y más nieve de la esperada, hicieron que no forzara la cumbre, pasando unos metros por debajo de ella.
DATOS DE LA RUTA
- Fecha: 09/04/2022
- Concejos: Aller (Asturias)
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Inicio/Fin: Área recreativa de Las Moyás. Cuevas
- Distancia: 17,5 Km
- Desnivel máximo: 1.000 m
- Desnivel acumulado positivo: 1.220 m
- Tiempos: 7 horas
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Dificultad: Moderada. Tal y como indico más adelante no forcé la cumbre, cruzando bajo ella por una ladera de brezo y escobero que no recomiendo en absoluto.
- Track: Pingarones-Tabierna-Mornera-desde-Cuevas
Aparcaba bien de mañana en el área recreativa de Las Moyás, en la carretera del puerto San Isidro, con varias fuentes de estupenda agua para cargar. De allí arranca el PR.AS-312 "El Pingarón de la Mornera", que iba a seguir durante gran parte del día.
A la espalda, al otro lado de la carretera y formando así una pequeña foz, otro murallón se eleva hacia Peña Melera. Al pie del mismo sube la senda por la que ascendí en su día a Peña Pandos y Peña Melera en una preciosa circular desde Felechosa que os conté AQUÍ.
Por debajo queda la vega de Cueves. El día no amanecía muy católico, pero la previsión era a mejorar durante la mañana, así que no me preocupaba demasiado.
Alcanzo las cabañas de Los Cuadrazos, un buen conjunto de ellas. Junto a las mismas dejo la pista que asciende para seguir por el camino que continúa casi en llano.
Dar dará lo mismo, pero no cabe duda de que el viejo y empedrado camino resulta mucho más atractivo.
Paso por las cabañas de La Brañuca y alcanzo la collada Cellero, mejor dicho la "cochá Cechero".
En ella vuelvo la vista hacia Peña Melera con las cumbres que cierran el valle de Riopinos a su izquierda.
En la collada vuelvo a salir a la pista que de todas formas no me resulta monótona y cruza guapos rincones...
...en los que me entretengo sacando fotos a setas, flores o formas.
A la izquierda voy a ir dejando el valle Cechero que desciende hacia Las Murias y el arroyo Cuirgu, por donde bajaré a la tarde. Por arriba debería ver asomar el Retriñón, pero de momento permanecía cubierto por las nubes.
En las cabañas de La Campona había gente como bien se notaba por el humo de la chimenea.
La pista da paso a un precioso sendero. Para aquellas horas ya había espantado varios corzos. Sería ésta una jornada en la que perdí la cuenta de los corzos vistos. Pocas veces tantos como este día.
Paso junto a la Fuentina la Casa Vieya, solo unos metros antes de la cabañas de Casa Vieya. No dudé en echar un trago, por supuesto.
La Campona a la izquierda. Al fondo nuevamente la Sierra de Riopinos y Peña Melera a la derecha.
El sol empezaba a dar en el Picu la Mota, con la cochá Cechero a su izquierda y yo ya me las prometía muy felices con un estupendo día de sol.
Cruzo la cochá Naval, entrando en el valle del arroyo Cuirgu por medio de un precioso hayedo.
Toca perder unos metros para cruzar el arroyo. No hay puente, pero apenas si es un reguero. Una vista atrás ya desde la margen derecha.
El valle del arroyo Cuirgu con las cabañas de El Llanón a la derecha.
La senda asciende muy marcada por una ladera de brezo. En algunos tramos se conservan buenas armaduras. Al fondo, nuevamente la cochá Cechero.
Al fondo, nevada, la quebrada cresta del Pandu la Mozquita, antesala del Torres que quedaría por detrás. Abajo se ve la traza de mi senda.
La senda gana finalmente una horcada, dando vista al valle del Regueru Tayu y en él, el primer punto que vengo buscado, el Pingarón de la Tabierna, que por lo que veo trae bastante agua.
Busco un punto en el que saliéndome de la senda puedo aproximarme un tanto a la cascada. Tampoco demasiado. La pena de estos pingarones es que precisamente no hay manera sencilla de acercarse a ellos.
Lo que si he acertado es con la fecha. La presencia de nieve aún por arriba y las lluvias de los últimos días hacen que bajen cargados de agua. En verano lo normal es pillarlos secos.
Una vista valle abajo, con Peña Redonda al fondo, en el centro de la foto.
Tras el momento contemplativo, sigo ruta subiendo hacia la braña de la Tabierna, en una amplia collada y donde ya piso algo de nieve.
Allí hago una primera parada para picar algo y ver lo que hago, mientras contemplo la collada la Piornosa con la Sierra del Corteguerón al fondo. A pesar de subir con calma, voy bien de tiempo y sigo convencido de que el día abrirá en cualquier momento.
Así que, abandonando el PR que desciende hacia la braña L´Oteru, empiezo a ganar metros por la senda que sube tras la fuente de La Tabierna. Es la senda que cruza por La Muezca a la vertiente de Caso y ya hace tiempo que se me apetece conocerla.
Lo malo es que al ganar altura, la nieve va a más, acumulándose precisamente en la huella de la senda y yo vengo sin polainas. Además, por arriba el día no acaba de abrir. De hecho, el Retriñón aún ni había asomado, permanentemente envuelto en nubes.
Alcanzo la horcada de La Muezca, donde la senda pasa a la vertiente casina. Para Caso el día lejos de estar mejor aparecía realmente feo.
Subo por el filo, por donde discurre una estrecha vereda hoy enterrada en nieve, mientras veo Cabeza d´Arcu. Aún no lo sabía pero solo un par de semanas después ascendería hasta su cumbre y conocería el tramo que me faltaba de la senda de La Muezca, el de la vertiente de Caso.
Hacia el Nalón el día incluso amenazaba lluvia. No me lo podía creer. La predicción era de buen tiempo y por contra lo que tenía era frío, niebla y amenaza de agua.
Subo hasta una collada por debajo de cumbre donde un buen trave de nieve hace que me entierre hasta cerca de las rodillas. Los pies ya iban nadando dentro de las botas y el Retriñón seguía envuelto en nubes.
Curiosamente hacia la vertiente allerana el día parecía estar bastante mejor.
Una vista atrás del recorrido desde la Tabierna. Se ve perfectamente la huella de la senda de La Muezca. Tocaba decidir, y lo que decido, no se si sería lo mejor. La nieve y la niebla me quitan las ganas de seguir al Retriñón, así que renuncio a la cumbre y en su lugar corto por debajo de ella para tomar contacto con la ladera que me permita un descenso cómodo hacia la majada del Oteru.
Y digo que no se si fue buena idea porque cruzar bajo la cumbre me obliga a atravesar una ladera de brezo y escoba que resulta ser una peste, más teniendo que evitar como puedo la nieve. Me lleva más tiempo y desde luego más esfuerzo del esperado. Al final, hubiera sido mejor forzar la cima. Pero por fin gano la ladera contraria, por donde se realiza habitualmente el descenso hacia el Oteru.
Alcanzo la cueva L´Oteru, justo cuando el día parece que por fin va abriendo. Solo una vez pasé por delante de ella y no entré. En esta ocasión si lo haría.
Me sorprende el tamaño de la cueva, que incluso cuenta con alguna galería que la hace mucho más profunda de lo que parece desde fuera.
Para cuando salgo de la cueva parece que haya viajado en el tiempo. El día no tiene nada que ver con lo que acabo de dejar en el Retriñón. Hace sol y la temperatura sube rápidamente. Bajo a calentarme hasta las cabañas de L´Oteru.
Aunque por arriba compruebo que aún le va a costar un rato más despejar.
Por debajo de las cabañas tomo contacto nuevamente con el PR.AS-312.
Del Oteru saldré por el Escuciarréu, una estrechez por la que se descuelga el valle.
Por debajo de las cabañas del Oteru se encuentran las de la Mornera.
Precioso el camino que sale por el Escuciarréu o Escuyu del Zarréu. Hacía muchos años que no pasaba por aquí y ya casi ni lo recordaba.
Justo antes de salir de aquella estrechez, intento acercarme al arroyo, algo que no resulta sencillo.
Aunque un poco más allá consigo ver de refilón lo que venía buscando, el Pingarón de la Mornera. Un precioso salto de agua.
En algún tramo la senda va soportada sobre armaduras y cuenta incluso con muretes de protección.
De nuevo bajo unos metros para asomarme a ver el Pingarón de la Mornera. Consigo dar con un buen punto. La verdad es que la cascada es sencillamente espectacular. Mucho más que la de la Tabierna. La pena es que, como en aquella, no haya
manera de acercarse más, pero la altura del salto de agua es brutal.
Al fondo del valle se alza la pirámide del Torres.
Por fin abandono el Escuciarréu.
Buena vista sobre el valle Las Murias por el que voy a bajar.
La senda se dirige a la amplia cochá Cebarón, al pie del Monte Cebarón.
Al frente, el valle del Cuirgu que cruce por su zona alta por la mañana. Al fondo una vez más, el Torres.
Y al otro lado del valle del Aller, el Fuentes (izda) y los Castillones a su derecha.
Cerca de la collada Cebarón hago una parada larga para comer al sol, mientras disfruto de las vistas. De las vistas.... y de la soledad. Todavía no había visto a nadie y de hecho no lo haría hasta llegar al coche.
En la collada dejo las pistas que bajan hacia la vertiente de Felechosa y por donde discurre el PR.AS-30 "Ruta allerana de las brañas", para tomar la que baja hacia Las Murias, siguiendo las marcas del PR.AS-312.
En un momento dado dejaré la pista, que da una amplia vuelta, para cortar por un viejo camino que, a la derecha, recorta un trecho, saliendo junto a las cabañas de La Prialiega, por encima del conjunto de La Calayera, que visto desde aquí más parece pueblo que braña.
Saliendo de nuevo a la pista desciendo lo que queda del valle hasta entroncar con la pista que asciende desde Felechosa por la margen derecha del río Aller. En ella tomo a la izquierda, valle arriba, de manera que pasando frente a la embotelladora de Aguas de Cuevas, me lleve sin pérdida de vuelta al puente La Muñeca y al área recreativa de Las Moyás.
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