29 septiembre 2023

Morra y Silla Caballu Cimeru por las canales de Lechugales y las Arredondas

Hacía 16 años de mi única visita a la Morra de Lechugales. Por su parte algún día, aunque sea una vez en la vida, había que recorrer las canales de Lechugales y las Arredondas. Solo faltaba decidir el día y fue éste. Lechugales me pareció una canal dura, muy dura y eso que nosotros tuvimos la "suerte" de subir la primera mitad a oscuras, con niebla, lo que hace que se relativicen los tiempos y sobre todo los desniveles. Las Arredondas por su parte es una canal preciosa con un camino minero espectacular. Las cumbres eran conocidas y son de las que merece la pena repetir. En nuestro caso lo planteamos como una circular desde Brez que nos pareció más cómodo que desde Tanarrio. Buena ruta, mejor compañía, perfecta jornada.

DATOS DE LA RUTA
  • Fecha: 20/07/2023
  • Zona: Macizo de Ándara. Picos de Europa
  • Concejo: Camaleño (Cantabria)
  • Inicio/Fin: Brez
  • Distancia: 16,5 Km
  • Desnivel máximo: 1.710 m
  • Desnivel acumulado positivo: 1.900 m
  • Tiempos: 9 y 1/2 horas
  • Dificultad: Difícil. La Canal de Lechugales es una canal dura por el desnivel a superar y la pendiente media, con tan solo un par de puntos donde poner algo de cuidado. La Silla de Caballu Cimeru se gana cruzando una cresta sencilla, pero que puede resultar un tanto aérea en algún punto. La Morra por su parte está catalogada como PD inf, y supone superar un muro final de III, que resulta peor en descenso.
  • Track: la-morra-por-las-canales-de-lechugales-y-las-arredondas


Salemos de Brez con un día muy metido en nubes que esperábamos fuera levantando o al menos que nos dejara pasar por encima de ellas más pronto que tarde. Salimos por la parte alta del pueblo tomando la pista que nos conduce a Rojes.


Dejando atrás Rojes recorremos un tamo muy guapo y entretenido entre bosque, perfecto para ir calentando las piernas. Y falta que nos iba a hacer para lo que nos esperaba.



Las nubes permanecían muy bajas y nos daban la esperanza de que libráramos la niebla en poco tiempo.


En nuestro caso seguimos la pista hasta que cruza una riega, donde la dejamos. Junto a ella asciende una senda que nos lleva al nacimiento de un manantial de gran tamaño con una captación de agua. Junto a éste entroncamos con otra senda que podríamos haber cogido más atrás y por la que seguimos casi en llano hasta la siguiente vega.


Por delante empezamos a intuir la entrada a la Canal de Lechugales.


Seguimos la senda que se interna en el hayedo de Somanedi. Allí buscamos la senda superior que cruza el Senderu del Gatu, por el que yo había regresado una vez hace unos años, pero o no dimos con él o lo encontramos muy tomado, con la vegetación empapada por la niebla, por lo que decidimos seguir la senda inferior, mucho más evidente.


Al salir del hayedo damos con la parte baja de la Canal de Lechugales. La niebla nos ahorra el desánimo de verla en toda su extensión, con su salida unos 1.300 m más arriba.



Empezamos a subir por la Campa, el cono inferior de la canal, de pendiente hasta cierto punto tendida, entendiendo esto de forma muy relativa en comparación con las verticalidades que nos rodean por doquier y las que nos esperaban más arriba.


Ascendemos la parte cimera de La Campa que alcanza un primer murallón rocoso que hacía de límite inferior de la niebla. No vemos claro el arranque de la canal como tal. Tiramos de track y de algún jito que vemos.


Superar este primer escalón ya nos supuso algún apuro. Seguramente nos dejamos el trazado bueno a la derecha y subimos directos por una acanaladura que vimos factible.


Factible....llevando las uñas largas y tirando de hierba tracción. Sin comentarios.


De ahí para arriba conseguimos dar con una hilada buena de jitos. Tampoco había mucho donde elegir. Se trata de subir, siempre subir, por la línea de máxima pendiente. No hay mucha más opción. La niebla nos envuelve completamente y subimos a ciegas. Llega hasta mucho más arriba de lo que esperábamos y por momentos nos tememos que no llegue siquiera a abrir.


Y de repente, a unos 1600 m de altura, cuando llevábamos unos 500 m de canal, parece que aclara.


Así es. Los cielos se abren para ofrecernos una de esas estampas con las que Picos te deja ojaplático de tanto en tanto. Estamos en el centro de la Canal de Lechugales rodeados por altas paredes en ambas márgenes.


Hemos salido de la niebla y el cielo se muestra despejado, pero eso nos deja intuir lo que nos falta aún por subir. Casi 800 m de desnivel por superar hasta alcanzar la horcada de salida. Mejor no pensarlo mucho.


Toca agachar la cabeza y tirar para arriba. Poco a poco vamos ganando altura, superamos el Joyu Bajeru, el Joyu del Mediu y al alcanzar la entrada al Joyu Encimeru vemos la pared que cierra la salida de la canal como tal. Por cerca que parezca, aún hay tajo para llegar allí y es que una de las cosas que más engañan en esta canal es el tamaño de la misma.


Volviendo la vista atrás, vemos las agujas que cierran la canal por su margen izquierda, con la Tabla el Pinu (izda) y el Mermeju la Tabla (cha), con la Horcada del Pinu a la izquierda del todo, paso hacia la Canal de las Grajas.


Superamos el Joyu Encimeru cruzándolo hacia la izquierda para aproximarnos a la pared que lo cierra. Allí vemos las dos posibilidades de salir del joyu: una corta pero pendiente y muy descompuesta canal a la derecha, o una vira que nos alzaría por encima de la pared, a la izquierda de ésta. Será nuestra opción. Las paredes que vemos sobre nosotros son ya las del bloque cimero de la Morra de Lechugales 


Para acceder a la vira hay que pasar junto a una sima. La vira es sencilla y con ancho suficiente, pero hay que poner cuidado pues tiene mucha piedra suelta y se cruza sobre la sima antes indicada. Está marcada con puntos rojos.


Una vista atrás desde encima de la pared.


La horcada de salida ya está cerca y aún así queda un último tramo de mucha pendiente sobre un terreno muy roto y caótico donde puede que tengamos que echar la mano.


Y por fin, esto se acaba. La horcada de salida está ya al alcance de la mano. Hemos superado la muralla de la Canal de Lechugales. Los tres coincidiríamos en la dureza de esta canal, muy larga, con una pendiente extrema por momentos y sin un solo respiro.


Parte alta de la Canal de Lechugales.


Y ya que estábamos allí, con la Silla Caballu al lado mismo, no íbamos a dejar de hacerle una nueva visita.


Dejamos las mochilas y afrontamos la cresta. Tal y como la recordaba es sencilla, con tan solo algún punto donde poner cuidado o ayudarse de manos. Con todo puede resultar un tanto aérea por momentos para quien no esté habituado a este tipo de sitios. La Morra a nuestras espaldas.


Y cumbre de la Silla Caballu o Silla Caballu Cimeru como suele aparecer en los mapas, con la Morra de Lechugales al fondo.


Vistas sobre la Rasa, Junciana, San Carlos y Samelar emergiendo sobre el mar de nubes.


Al lado contrario la Morra con las cumbres del Cortés y el Prao Cortés a su izquierda.


Peña Vieja por detrás de la Morra.


Torrecerredo


Tras un rato de contemplación nos volvemos a la horcada a recuperar las mochilas.


Y retomamos nuestro camino hacia la base de la Morra.


En nuestro caso tomamos la senda que bordea esta peña por la derecha. Un poco más airosa que la vía inferior por su izquierda, pero más guapa y directa.


Las nubes cubrían también el valle del Duje.


Alcanzamos la base de la Morra de Lechugales, justo cuando estaba bajando una pareja, los únicos montañeros que veríamos en todo el día.


Soltamos las mochilas y para arriba. En nuestro caso (julio 2023) nos encontramos una cuerda fija montada. Procuramos subir y bajar sin tocarla. Esas cuerdas a mi me dan respeto, ya que no sabes el estado en que van a estar ni quién ni como la ha instalado. Personalmente las eliminaría. De hecho solo unos días después se colgó una foto en redes sociales de esta misma cuerda en un estado deplorable y evidentemente peligroso. Para quien no lo conozca el bloque cimero de la Morra exige superar una trepada catalogada de PD inf, con un paso que puede ser un III. Es una trepada corta, sencilla, pero expuesta y que es peor en descenso al tener una especie de barriga en la parte alta.


Cumbre de la Morra. Unos años hacia ya de mi última visita.


El Cortés y el Prao Cortés. Cumbres Avenas apenas sobresalían de entre la niebla.


Los Urrieles en toda su extensión.


Peña Castil a la izquierda de la collada Cambureru. Por ahí habíamos estado tan solo hacía unos días.


Fuentes Carrionas, del Curavacas a Peña Prieta y Espigüete.


Silla Caballu, en donde acabamos de estar.


Fotaca de cumbre, que no subimos todos los días al techo de Ándara.


La parte alta de la Canal de Lechugales con la Tabla el Pinu (izda) y el Mermeju la Tabla (dcha).


Mis compañeros en cumbre.


Una última foto al Torrecerredo y nos vamos.


Destrepamos con el debido cuidado. La idea era comer al pie mismo de la morra. De hecho lo hicimos allí al sol, aprovechando para secar un tanto las botas y los calcetines que venían totalmente empapados por la vegetación de la parte baja de la canal y el acceso a esta.


Y después de comer, pues iniciamos el descenso. La idea es regresar por la Canal de las Arredondas, por lo que nos dirigimos hacia el Jou del Evangelista. En un primer momento tomamos la senda que lo bordea pasando bajo la cumbre de la Pica el Jierru. 


Sin embargo apenas estamos sobre el jou dejamos la senda para empezar a perder metros directamente hacia el fondo del Jou del Evangelista, por donde mejor lo vemos.


La idea es cruzarlo de parte a parte.


Una vista atrás. Hemos bajado por el centro-derecha de la foto.


Vamos bajando mientras pasamos bajo las cumbres de los Grajales.


Buscando la entrada a la Canal de las Arredondas.


A punto de meternos en la niebla. Esperábamos que ésta hubiera subido y la libráramos en poco tiempo. En esta parte localizamos algún jito, pero más bien pocos. 


Nos internamos en la niebla. El descenso no ofrece muchas complicaciones incluso con niebla. Tan solo se trata de empezar a perder metros y enseguida damos con una poco marcada senda que a medida que bajemos se hará más y más evidente hasta que nos damos cuenta de que estamos caminando sobre un viejo camino carretero soportado en muchos tramos sobre largas armaduras. Y es que esta canal, como tantos lugares de Ándara y todo Picos, tuvo una intensísima actividad minera que dejó sus huellas en forma de casetones, bocaminas, tajos,....y caminos.



Por fin, a unos 1.600 m de altitud - más o menos la misma que de la que subíamos - salimos de la niebla y podemos ver lo que nos resta de canal.


Una pena no poder disfrutar de las vistas hacia arriba, aunque si que vemos los tornos que hace el camino en esta parte.


La parte media es seguramente la más dura de esta canal. La senda está muy desdibujada y presenta muchísima piedra suelta lo que obliga a ir con cuidado para no resbalar.



Una vista hacia arriba. Lo dicho, una pena la falta de vistas porque es una canal preciosa.


En la parte baja forma una especie de embudo previo a salir a las praderías de las Cabañas de Lon. Al fondo a la izquierda vemos la ubicación de los Puertos de Edes. Por ahí pasamos en otra jornada preciosa hace unos años, como os conté AQUÍ.


Praderías de las Cabañas de Lon. A la derecha vemos ascender la Canal de Untuje de Lon por donde subimos el mismo día de los Puertos de Edes. Seguimos tachando lugares de este macizo.


Parte baja de la Canal de las Arredondas.


Con todo la canal no se acaba. Tras unirse con la Canal de Untuje de Lon, aún sigue perdiendo metros.



Pero por fin la senda nos hace descender a las fincas de Los Navares.


Allí la senda gira a la derecha, cruza el río de piedras que forma la Canal de las Arredondas y pasa a la margen derecha de ésta.


Enseguida salimos a una pista. Tendremos dos opciones de regresar a Brez: por la pista de arriba o por la de abajo. En nuestro caso optamos por la pista de abajo que pasa junto al manantial de Fuente Peri, casi a la entrada de Brez. 


En Brez cerrábamos esta circular por el macizo de Ándara que seguimos conociendo poco a poco, pese a que nos pille un tanto lejos. Cambio de ropa y una cerveza de camino. Solo unos días después me iba de vacaciones. Aún no lo sabía, pero la siguiente ruta iba a tardar más de lo previsto. 


Un saludo
Cienfuegos

4 comentarios:

  1. Impresionante y bella excursion, con un magnífico relato, cómo sueles.

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  2. Sin duda una gran ruta, muy poco tengo andado por ahí ( Untuje, Las Peñas de Brez y poco más) y eso que lo tengo más cerca.
    Un saludo.

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    1. Pues yo no voy más a menudo por la paliza de coche, pero es una zona, toda la vertiente lebaniega de Picos, que me atrae mucho y además suele ser muy tranquila, porque quitando en lo que es el entorno de Fuente Dé, nunca ves a nadie.
      Un saludo

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